Victimario y víctimas

Diego-Rivera-La-Noche-de-los-Pobres Susana en su comentario a mi último post, en el que propongo orar y pedir el don de la Pobreza, matiza y enriquece al decir:

“Bienvenida mientras sea la luz que desvele las pobrezas de todo tipo.
Bienaventurado el que fluye en el desapego de bienes y reconocimiento.
La pobreza del yo es la que nos disuelve en el conjunto de los humanos, ¡qué gran don en nuestra mano!
¡Qué rico! quién puede desprenderse de todo pero, ¡qué pobre! a quién le han escatimado derechos y dignidad.

Me parece oportuno al hilo de este comentario profundo, compartir esta reflexión que  ha sido publicada en el Diario Regional “HOY” en su tribuna de opinión:

La abuela y el nieto, victimas.

OLIVANo me puedo dormir, aquí en el sillón siesteando, no puedo de dejar de darle vueltas a lo que ha ocurrido en Oliva de Frontera en estos días, y que seguro que todos conocemos, porque lo medios han hecho de ello una noticia estrella. Un nieto ha maltratado a su abuela, y ha muerto como consecuencia a los pocos días. Han comenzado a llegar detalles, todos para componer el serial informativo. La tentación es inmediata, juzgar duramente a este joven sin entrañas que ha  roto las entrañas de una pobre anciana enferma de alzheimer. De inmediato nos sale la identificación compasiva con la abuela destrozada, víctima, y nos daría ganas de firmar la sentencia dura contra ese joven de un modo irreversible porque es el asesino.

Detenido-Oliva-Frontera-Badajoz-relacion_TINIMA20130104_0593_5Recuerdo que cuando murió Marta del Castillo, enseguida toda la población gritó “todos somos Marta”, pero no hacíamos lo mismo con Miguel, el presunto asesino, y yo cuestionaba en un artículo  esos modos, y lanzaba preguntas que surgían dentro de mí al mirar y contemplar a esa persona joven. Hoy siento una identidad compasiva con el dolor y la muerte de la abuela -desde que oí la noticia-, sólo necesito mirar el rostro de mi madre, dependiente total que vive conmigo, y el deseo de amarla y cuidarla que hay dentro de mí, y rompo en dolor por la injusticia de que esa señora también mayor y herida  en su yo por el alzheimer no haya tenido lo mismo que tiene mi madre, y su final haya sido tan duro. A la vez me pregunto cómo habrá sido su vida, si este habrá sido el único maltrato  que ha recibido en la familia y en la sociedad, qué condiciones de vida habrán sido las suyas, en su matrimonio, con los hijos, en el pueblo, en el trabajo, en lo económico, en la fama… Me dolería mucho más que esta muerte fuera la culminación de un sufrimiento de pobreza, dureza, necesidad, incultura, rechazo, tanto de los cercanos como de toda la sociedad.

SONY DSCY en lo  que respecta al nieto joven, me duele ver que su vida ya esté truncada para siempre, y que entendamos que la solución es la cárcel sin más. Creo que hay un módulo  en la cárcel de Badajoz -el tercero-, que según algunos voluntarios, parece un instituto por los rostros de chavales que se ven allí, todos jóvenes; la mayoría han pasado antes por espacios como el Marcelo Nessi para menores; y muchos de  ellos están respondiendo a crónicas de violencias y tragedias anunciadas. Recuerdo como un compañero que trabajaba en la parroquia situada en la cuesta de orinaza – ya eliminada-  veía un chavalillo frente al templo y cuando hablaban de él, todos veían que en la vida le iba a ir mal, y acabó en la cárcel como todos presentían; otro compañero que visita el  Marcelo Nessi comparte lo mismo en la historia de los chavales. Y sé que en la universidad, no hay alumnos que provengan de ámbitos de pobreza grave y severa, ahí es donde el fracaso escolar campea más a sus anchas. No puedo menos que recordar como Erich Fromm afirmaba que el amor frustrado produce violencia y destrucción en el corazón del ser humano, o sea, la violencia signo de un amor frustrado, no realizado. Si esto es así de algún modo, el examen y el juicio sobre este joven, al menos en mí,  tiene que tener un proceso más lento y más amplio, para ser auténtico y justo.

oliva1Imaginemos que este chaval, ha sido abandonado por su padre, que este fuera alcohólico, que hubiera visto en su casa violencia, que no haya tenido referencia equilibrada en la figura materna, ni en la dimensión de cuidado y afectiva, sintiéndose solo y sin reconocimiento, que en la escuela le haya ido mal y sea un fracasado total, que nadie le ha enseñado a amar, respetar, cuidar, tener ternura, sentir, que la sociedad lo haya visto siempre como alguien perdido y peligroso, vago…

Está claro, la justicia oficial debe actuar, y por vía punitiva tendrá que decidir sobre este joven, y los que han podido descuidar o encubrir la situación final, y aplicar la sentencia que le corresponda; pero no se me pega la ropa al cuerpo, si imagino el juicio que posiblemente ese joven podría plantearnos a nuestra sociedad –incluido yo-, si se han dado estas circunstancias de las que estoy hablando.OLYMPUS DIGITAL CAMERA  Me da que todos nos identificamos enseguida con la anciana en este momento, no sé si en todos los momentos de su vida y sus necesidades y apuros, pero si me dejo llevar por la parábola  evangélica del buen samaritano, me da que este joven no deja de ser también un pobre apaleado al borde del camino, agredido por una violencia profunda en su vida que es fruto de un amor frustrado, al que tenía derecho cuando nació, pero que de un modo u otro le ha sido negado. Y ante este pensamiento me pregunto quién soy yo, si el sacerdote que va al templo y no se para, el escriba que se dedica a las leyes y tampoco puede detenerse a la compasión, o el compañero de camino, pobre también que se pone en su lugar, y se deja llevar por el sentimiento de la compasión y el amor.  ¿Quién le habrá dado compasión y amor gratuito a este joven durante su vida? Cada día estoy convencido que no se puede “juzgar” sin “ver”, sin entrar en lo profundo de la realidad, en las causas y sus consecuencias, y de hacerlo con la cabeza  y con el corazón, para después mover la manos y hacer el mundo, la escuela –incluida la universidad-, la calle, el pueblo, la familia, la parroquia, la política, la economía…que necesitamos para no haya razones para una violencia que pueda estar generada por el amor frustrado y negado a quién lo necesitaba en la debilidad y en el sufrimiento interno y externo.

José Moreno Losada.

4 Responses to “Victimario y víctimas”

  1. Ha sido una deferencia, gracias.
    .
    “La abuela y el nieto, victimas.”
    Con ‘entrañas de misericordia’ esta escrito este post.

  2. Buenas noches, Pepe. Esta mañana leí con sumo gusto tu artículo en Tribuna. Suscribo lo que dices, no porque sienta lástima por el nieto, sino porque yo también he llegado a pensar qué es lo que le ha podido mover a hacer tal acto de inhumanidad. Tus términos bíblicos me llevan a pensar en clave jurídica: la doctrina resocializadora del Derecho Penal que hoy, en muchos casos, hay sectores ultraconservadores que denostan y combaten. Entiendo que a nadie nos gustaría que ocurriera eso en el seno de una familia, pero siempre he dicho que todo el mundo merece una segunda oportunidad. Ese chaval, lamentablemente, va a tener difícil una segunda oportunidad en la vida si nadie le lleva por el buen camino (o no se deja ayudar) en el centro penitenciario. Ayer mismo a un joven compañero del Partido (Secretario General del PSOE-Torremegía) le dije que no pude evitar recordar a Pascual Duarte cuando me enteré de lo de la reyerta de Arroyo de San Serván donde murió el chaval de Torremegía. Tendremos que hacer más pedagogía para que el mensaje de paz que asumimos en nuestras vidas como algo normal empiece a calar más y más allí donde se ve a la violencia como único método de solucionar problemas. Un abrazo, padre.

  3. Ya me gustó el de Miguel y Marta del Castillo. Este no iba a ser menos

  4. Estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión. Porque el corazón se nos va rápidamente hacia esa abuela dependiente que muere a manos de la violencia de su propio nieto, y si todo tipo de violencia es absurda, la violencia ejercida sobre una persona indefensa y vulnerable y en el ámbito familiar, que debería ser el lugar donde poder ser y sentirse acogido, protegido, amado, y así poder crecer en humanidad, en libertad, en paz y en amor, nos parece aberrante. Y lo que primero sale de nuestras tripas es la repulsa ante la conducta de este muchacho, como ante la de tantos otros violentos. Aunque lo queramos disfrazar de justicia, nos sale espontáneamente el “ojo por ojo”, “el que hace, la paga”… Y es fácil juzgar y condenar desde la lejanía, desde el desconocimiento, lo difícil es acercarse, preocuparse y ocuparse de las circunstancias que concurren para llegar a estas situaciones que tan aberrantes nos parecen de lejos. Y a poco que indaguemos, nos encontramos historias tremendamente duras, trágicamente inhumanas, capaces de convertir a cualquiera de nosotros, a poco que nos vayamos deslizando, en otro verdugo de nuestros hermanos. Ciertamente, un crimen no debe quedar impune, pero también nos hace falta mucha reflexión sobre las bases ideológicas de este sistema que condena a las cunetas de la vida a tanta gente, sólo por la condición económica, la raza, el sexo (que no el género, que es un accidente gramatical), o simplemente el barrio o la familia en que te toca crecer y vivir. Y otra reflexión sobre la finalidad del sistema penitenciario: ¿es una herramienta de rehabilitación y reinserción social o sólo otro lugar donde esconder a aquellas personas que no “encajan” en el sistema? Enhorabuena, Pepe, por tu reflexión, por hacernos mirar con los ojos del Nazareno una situación tan simplificada, pero que en realidad hay que verla en su complejidad y con empatía (esa palabreja psicológica para la hermosa virtud de la compasión, de la sympatheia, que es más que la empatheia, pues no es padecer en la situación del otro, sino padecer con el otro, tener los mismos sentimientos que el otro) no sólo con la víctima muerta, sino también con el chaval que probablemente ha sido víctima ya de situaciones límite (lo cual tampoco le exime de responsabilidad, no acabemos admitiendo que estamos determinados por el ambiente y las circunstancias y olvidando que somos seres con voluntad, con capacidad de transformar el ambiente en el que vivimos: los animales se adaptan al ambiente, las personas transforman el ambiente, a veces para bien y otras para mal, si no propio, sí para los demás) y será, con toda seguridad, víctima de un sistema judicial y penitenciario que, por lo general, no parece cumplir su función rehabilitadora.