Cultura “líquida” y “fidelidad”

FIDELIDAD EN TIEMPO DE CRISIS

A la luz de los “Alfonsos”

marioHe estado en Madrid, en los Negrales, en el encuentro de formación organizado por la Acción Católica para sacerdotes y seminaristas. El tema  nos volvía a situar  en las cuestiones fundamentales que nos traemos entre manos en todo quehacer pastoral: la necesidad viva y creativa de una nueva evangelización, que enraizada en el Concilio Vaticano II,  se abra a este mundo y su cultura.

Ha sido muy iluminador contar, una vez más, con Imanol Zubero, a quien considero de las personas más lúcidas y profundas, con una formación extensa  e intensa, de España en lo que se refiere a análisis sociológico e interpretativo de la realidad en la que nos movemos. Él nos ha hablado de la “modernidad líquida” y de su configuración individualista y relativista. Nos decía que se institucionaliza el individualismo y el sujeto humano, en este contexto, vive una situación de extrañamiento en la realidad, de desconexión con ella, de deculturación y, consecuentemente, con un alejamiento de las instituciones, incluida  la institución religiosa. Lejanía de la vivencia comunitaria y organizada de la fe, en un cisma soterrado de desencuentro mutuo de la ciudadanía y de la Iglesia.

bazagaY yo pensaba esta mañana, andando  por mi barrio y sus tiendas, la dificultad de vivir en esta liquidez la virtud de la “fidelidad”. Me fijaba en una nueva peluquería que acaban de instalar donde antes estaba la relojería que me servía las pilas del reloj y las menudencias  que iba necesitando en este sentido. Se ofrecía el corte de pelo por un precio muy bajo, casi la mitad de lo que me costó hace veinticuatros horas en la  barbería de Paco Bazaga –ya regentada por sus hijos y otro ahijado que él  ha hecho un hombre trabajador-, y bastante menos de lo que suele ser el precio del corte, moldeado y  peinado que Carmen hace a mi madre cada cierto tiempo. Se entiende que si nos dejamos llevar por lo atractivo de lo barato y lo novedoso, la flexibilidad se inclinaría por el cambio de establecimiento sin más. Pero  la pregunta de fondo es ¿ganaría realmente por el simple ahorro de unos euros o perdería? Considero que perdería, de alguna manera, la fidelidad mutua. Sí con Paco y Carmen hay una fidelidad compartida; Paco Bazaga no sólo corta mi pelo, sino que es un lugar de referencia y de vida, desde ahí he conocido barrio, sentimientos, alegrías, tristezas, personas, y la relación supone saber de opciones y de planteamientos con respecto a las personas, incluidos sus dos hijos y ese joven educado e integrado en su familia como uno más. Con Carmen, es igual, pero desde mi madre, pues para ella la peluquería ha sido lugar de encuentro, conocimiento, cercanía, alegría…hasta el punto de que cuando ella ya ha tenido dificultad para ir hasta allí, es Carmen la que viene cuando la llamamos para hacerle el servicio en la propia casa; y cuando viene, no sólo viene ella sino que trae la vida, la información, el recuerdo de las demás personas, la alegría, la vida, la conexión con esa realidad que está fuera y que mi madre ya no alcanza. Desde ahí entiendo, cómo ella me dice que no podemos dejar de ir a comprar a la tienda pequeña  de Jose, aunque los productos puedan tener algo más de precio, porque ellos no se lo merecen, y no asciende a nada la diferencia comparado con lo que esa familia es y el trato que tenemos con ella. Y comprendo que  Jose, casi siempre que voy me entre en la bolsa de la compra  tabletas del chocolate que él sabe que compraba mi madre, y  quiere regalárselas.

alfonsoY el toque final para la pregunta de la fidelidad en estos tiempos de cultura líquida, lo he recibido esta mediodía. Mi hermano, el mayor,  ha llegado a casa temprano para cuidar de mi madre, y nos hemos ido a comer fuera para felicitarnos la Pascua de Resurrección. Estando en el restaurante he recibido un alegrón al ver a Alfonso y Alfonsa, dos amigos, que entraban en el mismo. Ellos son de Fuente del Maestre, los conocí hace  casi treinta años en Olivenza, uno de los primeros destinos de pastoral. Eran un matrimonio joven, cristiano y comprometido de veras en el seguimiento de Jesús. Me abrieron su casa y sus vidas, siendo de un acompañamiento maduro y afectivo muy importante para mí en esos  primeros años. Tenían tres hijas, que estaban despertando a la fe en un clima muy propicio – Pilar, Rosa, María José, más tarde llegó Fátima- fueron tres cursos juntos; después marché a Salamanca y ellos también dejaron Olivenza porque Alfonso consiguió trabajar en la enseñanza que era mucho mejor que andar con el dinero del banco, y estaba más acorde con su creer y sentir sobre la vida. Desde entonces el cariño ha permanecido y la cercanía, aunque a veces falten los signos externos.alfonso homenaje Hoy me ha dado alegría verlos – siempre me alegra  encontrarlos-  y sobre todo cuando me han comentado porqué estaban allí: han venido a la ciudad porque están pensando comprar un coche nuevo  pequeño y utilitario – son muy sencillos y austeros- para ver posibilidades, pero han aprovechado hoy porque querían celebrar su aniversario de comienzo de noviazgo, después de varios decenios – ya serán oro- . Ahí estaba la respuesta a si se gana o se pierde con la fidelidad: sus caras alegres, sencillas, sonrientes, la mirada rebosante y remecida, satisfecha y sobre todo cómplice y enamorada; de una fidelidad creativa y novedosa en una tradición de amor que sabe a vida compartida, permanente, a eternidad, divina y sagrada. En ellos veía hoy el signo de la resurrección –  signo del resucitado para alimentar este día de octava pascual- , un sacramento de la fidelidad en el amor que se entrega y que rompe los moldes de un individualismo que se pretende líquido, pero que siempre es rígido en su seguridad, frente a la vivencia de la comunión amorosa, que siendo para siempre, es capaz de crear y flexibilizar cada día para que el otro en el amor se sienta seducido y querido de un modo nuevo; jaray esto sin precio alguno, desde la gratuidad y la generosidad que se convierte en un lazo seductor que enriquece más al que la ejerce que al que la recibe sin darse cuenta, en el anonimato, como son siempre las cosas del verdadero Dios. Por eso yo,  acabo orando en la noche mirando al Dios fiel de la historia, que sabiendo afectarse por cada momento, siempre mostró su amor de modos y formas muy distintas pero siempre con el mismo fondo de entregarse para dar la vida; y le pido  para que en  esta sociedad de cultura líquida, nos ayude a inyectar la propuesta de una cultura abierta, flexible, pero sobre todo fiel, construida sobre el amor y la generosidad, pasando de la seguridad de un individualismo  estéril, al riesgo de un amor auténtico y original  como el de los “Alfonsos”. Y musito en mi interior, ante el sacramento de su amor, hoy celebrado en el recuerdo de cuando comenzaron con formalidad de noviazgo, el grito de “VIVAN LOS NOVIOS” “VIVA SU FIDELIDAD CREATIVA, DIVINA”.

2 Responses to “Cultura “líquida” y “fidelidad””

  1. Es la fidelidad uno de los valores que más valoro y más en estos tiempos que nos ha tocado vivir,donde impera la cultura del yo y no queremos tender la mano a nadie.Nos olvidamos de personas que han estado a nuestro lado en momentos difíciles y como dicen nuestros mayores por nada”cambiamos la puerta al chozo”.Un saludo

  2. Pepe , es una autentica gozada el leerte ,transmite toda tu vida ,