Profesión y Espiritualidad
PROFESIONALES CRISTIANOS
No sé por dónde empezar… ha sido tanto lo que hemos vivido este fin de semana en Pozuelo, Madrid, que el miedo a ser cansado y prolijo hace que me contenga y trate de ser sintético y directo para hablar del misterio de la espiritualidad militante en la reflexión realizada y en los gestos vividos. El movimiento de Profesionales Cristianos de Acción Católica, al que pertenezco como consiliario de Badajoz, ha celebrado su sesión de estudios y espacio asambleario en la casa de Emaús en Pozuelo. El tema nos dirigía, una vez más, al fundamento del ser y del hacer del profesional cristiano, enraizados en el Padre y en la humanidad del Hijo encarnado, que por el Espíritu nos hace prolongación de sus sentimientos en medio de la historia de hoy.
El marco de la celebración del misterio de la Trinidad, como raíz del ser sacramental y de comunión de la Iglesia, nos ha servido de referencia para adentrarnos en la luz que, valga la redundancia, LLum Delás – consiliaria de Profesionales Cristianos en Barcelona- nos ha ayudado a discernir con dos ponencias que centraban los dos elementos esenciales de una espiritualidad cristiana como son la Palabra y la Eucaristía.
De fondo la “Dei Verbum” y la “Sacrosanctum Concilium”, y directamente el encuentro personal y comunitario con el Evangelio y con la Eucaristía, como elementos configuradores de una espiritualidad que se abre al corazón del Padre con la lectura creyente que lleva a la verdadera obediencia a su voluntad en medio del mundo y del quehacer profesional; y con la clave eucarística que siempre nos conduce al dimensión sacerdotal del bautismo ejercido en nuestra profesión y ciudadanía para ofrecernos, con el mundo, en la persona de Jesucristo.
La mesa del mundo, la comunidad de lo humano, la ternura del Padre, el compromiso del Hijo, y la fuerza del Espíritu, en el pan y el vino del quehacer de la historia del que nos encargamos, nos ayudan a descubrir la creación como el gran espacio que se va adentrando en Cristo resucitado – cristificando- para llegar a la plenitud de una nueva creación, y en medio nosotros, criaturas insignificantes, como un misterio que nos sobrepasa a la vez que nos seduce y nos lanza a la acción y al compromiso. Nuestros diálogos han sido ricos y vivos, propios de un movimiento que se mueve en la frontera con el deseo de evangelizar, desde la autenticidad y la capacidad de hacer de los límites alternativa y posibilidad.
Al hilo de esta reflexión sobre nuestra espiritualidad, ha estado la vivencia de la misma, que es si cabe más sorprendente, y que se hace en la sencillez de lo naturalizado y normalizado –rutina- aunque realmente es un milagro siempre novedoso. 
La Palabra y la Eucaristía han sido marco y centro de estos días y de todas las acciones, tanto porque desde ellas hemos orado y celebrado en momentos explícitos, así como porque se han hecho verdad en todo lo que estábamos viviendo. Nos hemos reunido en comunidad, personas que estamos muy lejos unos de otros geográficamente, pero que nos sostiene un mismo Espíritu y una misma misión con el deseo de evangelizar en nuestro mundo desde nuestro ser profesional. Sí, estábamos miembros de Badajoz, Palencia, Zamora, Barcelona, Zaragoza, Canarias, Mallorca, Bilbao y Madrid; nos han acompañado hermanos de Frater, Hoac, A.C. general. 
Con fidelidad de camino y proceso nos encontramos con cariño y con ilusión, siendo signo y señal de la Trinidad en la que creemos. Hemos visto la gestión rica, de red y profundidad, realizada por el equipo permanente ad intra y ad extra del movimiento, coordinados por el presidente Javi, que ya ha terminado y por el que hemos dado gracias a Dios por su servicio, a la vez que empujamos con el deseo, en nuestras manos a Rosa – De Mallorca – que se ha incorporado a esa coordinación y ,junto a ellos, la comisión de responsables diocesanos que cada año marcan, programan y revisan, aunando voluntades de todos, que no es fácil hoy día, y menos entre gente tan ocupada, plural y comprometida.
En el mismo tono, ha sido la presentación de la nueva candidata a realizar este servicio de presidencia y coordinación, María José – de Badajoz- ; Trini se emocionaba y nos emocionaba hablando de su recorrido de amor a la Iglesia, de encarnación en el mundo y en la profesión, a la vez que en su familia, pueblo y en la sociedad, siempre con un hilo transversal de alimento trascendente en grupos de vida de distintos movimientos de la Acción Católica, que siguen confirmando la validez de la pedagogía de la acción para el camino de la fe. Ahora toca que sea confirmada y nombrada por la conferencia episcopal. Ella nos dio su testimonio de disponibilidad desde la pantalla proyectada , a través de Internet, porque el Espíritu se salta todas las fronteras y dificultades para que el bien se realice cada día, y también con estos instrumentos que ayudan a la presencia real y sacramental a la vez.
En este contexto, que se enraíza en lo cotidiano y en lo rutinario de una vida de fe en la secularidad y en la profesión, se han descubierto anhelos de novedad y alternativa para ser fieles a este momento histórico y ser capaces de ir a los ambientes con la propuesta de Jesús y de su Evangelio en un lenguaje que quiere ser cercano y audible. Ahí están los retos y los deseos para las líneas de orientación que nos han de regir en el próximo trienio. Una vez más intentaremos ser fieles a Dios y a la humanidad, para ser realmente aquello que la Iglesia quiere ser y vivir: “Sacramento de la unidad de los hombres con Dios y de los hombres entre sí”, como se autodefinía en el mismo Concilio Vat. II.
