“Los Santos Cristos”

“Religiosidad popular y Evangelización”

Cristo-Granja de T.

Hoy 14 de Septiembre, fiesta litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz”, la fiesta de todos  los “santos  Cristos”. Me despierto y no puedo menos  de sentir, con el sentimiento propio del catolicismo popular y las tradiciones de la religiosidad popular de los pueblos:  El Cristo del Humilladero de Granja –mi pueblo-,  el Cristo de la Paz de Cheles,  el Cristo de la Misericordia en Fuente del Maestre (hoy estaré allí y lo viviré con los fontaneses)… y tantos otros a los que me he acercado y conocido desde el oficio de predicar quinarios, novenas… elementos propios del catolicismo y la religiosidad popular de nuestros pueblos y ciudades, fruto de una piedad de siglos. Un valor que necesita ser reconsiderado y reflexionado en orden a un proceso de nueva evangelización. Hace unos días mi amigo César que coordina la publicación de Pistas para el diálogo  del movimiento rural cristiano me pedía que en 500 palabras hiciera una entrada para un número que iba a tratar sobre la religiosidad popular en la pastoral de misión que hoy necesitamos. Os sirvo aquí las 500 palabras que se me ocurrieron  a la mano de dos autores que han reflexionado, creo que muy bien sobre estos temas, como son Martín Velasco y Juan Antonio Estrada:

RELIGIOSIDAD POPULAR Y  EVANGELIZACIÓN

Cristo ChelesEstamos viendo un cambio de época, la historia está experimentando cambios de paradigma, los referentes vitales se están transformando. Desde la mitad del siglo XX estos cambios están afectando de manera rápida a los ciudadanos y a los cristianos, se trata de un proceso que ha durado varios siglos, la llamAda época moderna. Hemos vivido un cristianismo que, aunque con transformaciones importantes, ha estado vigente durante muchos siglos. Pero esta forma de cristianismo-cristiandad, que entra en crisis desde el comienzo de la edad moderna,  está hoy desmoronándose ante nuestros ojos. Indicios de tal desmoronamiento son la ruptura entre la cultura actual y el Evangelio;  la desaparición del cristianismo de la esfera pública y de la vida cotidiana de las personas; su pérdida de influencia sobre la mentalidad y el comportamiento de las personas y la sociedad; y el carácter poscristiano de la cultura, la mentalidad y las formas de vida de las sociedades europeas.

Cristo fuenteAnte estos hechos surgen preguntas radicales por el futuro del cristianismo, surgidas dentro y fuera de él: “el cristianismo ¿va a morir?”; “¿Somos los últimos cristianos?”. J. Delumeau (Paris,1977)afirmaba hace años que “una religión hecha de ceremonias, de poder, y de obligaciones se muere sin duda, y tal vez felizmente. Pero comienza a nacer un cristianismo minoritario y adulto que encontrará en la unidad el sentido profundo de la llamada evangélica. La reflexión del historiador y la esperanza del cristiano se conjugan para mostrar que Dios, menos vivo  en otros tiempos de lo  que se ha creído, está hoy menos muerto de lo que se dice“. En España, y más en el ámbito rural, todavía el grupo de los practicantes y su visibilidad es mayor que en otros países europeos, porque resisten con cierta firmeza dos formas de prácticas del catolicismo: la de la ritualización, los llamados ritos de paso: bautismo, primera comunión, matrimonio, exequias; y determinadas formas de religiosidad popular que están experimentando procesos de revitalización y en algunos casos de incorporación de los jóvenes, como sucede en determinadas cofradías ligadas a la celebración de la Semana Santa o de ciertas fiestas patronales.

velasTal situación nos  hace preguntarnos en pastoral por el papel actual de la religiosidad  popular en el nuevo proceso de evangelización al que estamos llamados eclesialmente. La cuestión fundamental  es si vale como instrumento  para la evangelización, transmisión de la fe, que hoy necesitamos. La reflexión en torno a la religiosidad popular necesita: discernimiento, purificación, asunción,  transformación y evangelización. Discernir para distinguir lo que pertenece realmente al Evangelio y lo que son adherencias deformadas; purificar motivaciones  y afectos no evangélicos; asumir todo lo que de bueno y positivo aportan a las  personas y a la sociedad; transformar elementos que  pueden ser actualizados para ser signos; se trata de ir a la fuente más profunda, para caminar desde esta religiosidad, incrustrada en el sentir de los pueblos, a la luz del Evangelio y salvación. Deseamos que estas pistas nos ayuden a profundizar en el tema.