Clave mariológica (3) Libertad

La libertad de Dios y el Dios de la libertad

Triduo a la Virgen de Guadalupe

“María, en Cristo, libre y original”

Introducción:

Imagen3– El Evangelio presenta como valor fundamental la libertad. Pablo en la carta a los Gálatas lo proclama abiertamente: “Para ser libres nos liberó Cristo” (5,1). Hoy vivimos en una tensión permanente de deseos: “ser libres o estar seguros”. Parece ser que el deseo de seguridad se impone sobre el valor de la libertad, lo preferimos. La crisis se convierte en un acicate más para valorar la seguridad por encima de todo. Pero al mismo tiempo, es esta situación la que está generando un pensamiento nuevo y revolucinario, que en economía le llaman la teoría del “decrecimiento”. De fondo un lema que parece apasionante: “tener menos para ser más”, decrecer para crecer. Se apuesta por una clave, que se nos antoja radicalmente evangélica y cristológica, hay una pobreza que enriquece, que nace de la libertad y conduce a ella.

– Así es el evangelio en su mayor radicalidad: “ el que no esté dispuesto a dejar…-a ser libre- no puede ser discípulo mío, el que lo haga recibirá el ciento por uno y tendrá un tesoro en el cielo, donde ni la polilla ni la carcoma corroen”. La cuestión siempre apasionante es si de verdad esto se confirma en la vida. Jesús, y junto a El María, aparecen como signos de una humanidad que ha entendido el misterio de la libertad divina.

LA PALABRA DE DIOS: “El Dios de la libertad y la libertad de Dios”.

IMG_5662La libertad del Creador: principio y fundamento de la vida. Por puro amor generoso, sin necesidad, ni por seguridad, nos creó el Señor. La creación fue un gesto libre, porque quiso, sin más razón, arriesgó y comprometió su libertad ejerciéndola en el quehacer de la creación. Su crear fue gasto de su libertad, haciéndose el Dios de la creación y de las criaturas. Se autodetermina por amor, libre y gratuito, y establece una relación de ternura y cuidado permanente con respecto a la creado.

El pueblo elegido: Como nos dice el Deuteronomio, Dios no elige a su pueblo por su grandeza o valor, más bien al contrario, elige al más pequeño e insignificante –al menos amable- libremente y se autodetermina afectivamente con él: “por puro amor os elegí” ,“Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios”, “Seréis para mí como un hijo y yo seré como un padre”. A partir de ahí cuidará a ese pueblo permanentemente con sus profetas, recordándoles su amor y su opción de entrega y compromiso con todos ellos, en una relación de amor no siempre correspondida, pero nunca olvidada por Dios.

Cristo ChelesCRISTO: la libertad de Dios hecha autodeterminación radical y absoluta en Jesús de Nazaret.

– Dios en Cristo nos ha revelado la clave fundamental de la historia de la salvación: “Ser libre es entregarse radicalmente en el amor al otro”. Desde esta clave entendemos el evangelio de Jesús:

Encarnarse: Se despoja de su divinidad – decrecer- y su señal es un “niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”. La cercanía es absoluta e identificadora. Lo humano se hace eterno en Dios, ya no hay divinidad sin lo humano, el se ha ligado para siempre, el creador se ha hecho criatura, Dios libremente se ha hecho humano.

La vida: “uno de tantos”. La divinidad se hace normalidad y en ella se revela lo absoluto, este es el misterio, el milagro de lo ordinario –comunicatio idiomatum- Dios y hombre verdadero; ahí Jesús nos muestra la grandeza de saber ir delante para arriesgar y abrir camino, en medio para acompañar a todos en todo, y atrás para que no se pierda nadie e ir con los últimos. El oficio de sanar, curar, alegrar, bendecir, animar… Dios hecho camino, trozo, pan, hermano, luz, consuelo, liberación, vida, esperanza, pan para que tengan vida abundante, buena noticia, Reino.

La muerte: Lo confesó el centurión: “verdaderamente este hombre era justo”. El gesto de libertad radical nos viene dado en la muerte en la cruz, el esclavo por amor se convierte en la radicalidad de la libertad, nadie es más libre que el que se da por entero a favor de los demás. Sólo el que se posee en totalidad puede darse totalmente, sólo el absolutamente libre puede perdonar a quien le da muerte, pero no le quita la vida porque la da libremente. Saber morir es el oficio más cuidado por los hombres auténticamente libres, porque hacer de la muerte entrega diaria y sello de la coherencia total, que hace al ser humano auténtico y original.

La resurrección: El crucificado es el resucitado, se ha cumplido: “ por lo cual Dios le exaltó y el concedió el nombre sobre todo nombre, para que ante él toda rodilla se doble y proclame que es el Señor, el verdaderamente libre para toda la eternidad”. Las señales son del esclavo – agujeros en las manos y en el costado- son ahora el signo de la libertad única y total. La muerte ha sido vencida, y a todos los que se insertan les da el don de la libertad y el poder de perdonar.

2013-01-17 23_01_11MARÍA: LIBRE Y ORIGINAL EN CRISTO

– Ella ha entendido el misterio de la libertad cristiana, en El se ha hecho verdaderamente libre. Asociada a su encarnación, su vida, la cruz, ahora tiene la fuerza de la resurrección. En ella se cumple que él no hace libres y originales, porque en El hemos descubierto la libertad y la originalidad de Dios: “El que derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, que despide vacíos a los ricos y colma de bienes a los pobres y a los hambrientos”. Ante este Dios, ella se dobla y se presenta como esclava que quiere hacer su voluntad sin ningún reparo, fiándose radicalmente y poniendo en sus manos la vida, para llegar a las promesas que siempre cumple como le prometió a nuestro padre Abraham, promesas que siempre están llenas de su misericordia y su riqueza compasiva. La mujer más libre y original de la historia, se ha fraguado en los sentimientos de Cristo, donde Dios siendo rico se hico pobre para enriquecernos.

EXHORTACIÓN PARENÉTICA:

– El evangelio nos ofrece la libertad divina, Dios quiere darnos su libertad. En Jesús, y en María, descubrimos que la libertad no es el puro elegir –condición que nos acompaña desde nuestra antropología- , ni siquiera desear o preferir – que además no siempre es posible- . Libertad, según Cristo, es optar y decidir en una dirección determinada – que me determina en un horizonte- para la verdadera realización personal , en autenticidad y originalidad, que me conduce a la felicidad verdadera.

parados-y-mas-parados– Hemos construido un mundo y una cultura de seguridades y deseos, que se han roto en mil pedazos, descabalgándonos de una felicidad ilusoria y externa, que ha caído ante el pequeño vendaval de la crisis. Ahora la teoría del decrecimiento, el mundo en general, no está pidiendo que seamos creativos, nos reinventemos y recreemos; pero la cuestión fundamental que nos hemos de plantear es la siguiente: ¿en qué dirección?

– Cristo nos ofrece el camino de la libertad, un camino que es interior, el que dirige al hombre “almado”, al anhelo de lo profundo de la verdad y de la vida, del camino que lleva a la fuente que mana el agua de la vida, al anhelo de lo totalmente Otro.

– Se nos invita a entrar en la vida desde nuestro interior elaborado y construido, desde un proyecto de vida en el que nos autodeterminemos , como Cristo, para el amor: “Ser para los demás”. Este es nuestro camino para la libertad, no hay otro: “esclavos por amor”. Crucificados desde el resucitado para da vira.

LA CRUZ: el signo de los hombres libres.

cruz parroquial12– Es nuestra señal, la señal de los cristianos. Jesús nos ha invitado a cogerla para seguirle en el camino de la libertad, de la vida y de la verdad. Es lo que nuestro mundo necesita y lo que la Iglesia ha de ofrecer a la humanidad, personas que cojan la cruz de Cristo. Hoy hace falta llevar la cruz de lo social en un contexto de sufrimiento brutal en la población marcada por la injusticia y la desigualdad; la cruz de la economía porque otra economía, otro concepto de trabajo, otro tipo de banca… es posible; la cruz de la política para rehabilitar la democracia y la participación ciudadana, para hacer creíble este oficio como el más digno y el más necesario en la polis, desde donde se puede ejercer la mayor caridad y la mejor justicia; la cruz de la Iglesia que necesita renovación, liberación, encarnación, comunión, purificación y autenticidad para ser realmente misionera; cruz de la educación para fecundar a todos los crucificados del fracaso escolar y de la mala calidad de la educación, que hace estragos entre los más sencillos y pobres de la sociedad y del mundo… Coger la cruz de lo humano para dar la vida por los demás, para ser pan partido en la mesa del mundo, para alimentar la vida de los que más sufre, y para ser “auténtico, originales y libres en Jesucristo”.

EL CAMINO: desde la entrega

Papa pies– La cruz no se lleva ni entra en el terreno de lo seguro, de lo asegurado, sino más bien en la entrega y en el riesgo. A la libertad se llega por el riesgo y la intemperie, atravesando el desierto y mirando al estandarte donde está clavada la muerte que nos esclaviza por el miedo. El Cristo, tenemos el referente y la fuerza, sólo nos queda mirarlo a El –como nos decía Teresa de Jesús- , y tocados por su libertad hacer el camino que nos abre: “Id por todo el mundo y anunciad el evangelio del perdón y de la libertad”. Y sólo una máxima en el camino de la libertad -más indicativa que imperativa-: “amaos unos a otros como yo os he amado… nadie tiene mayor amor que el que da la vida por los otros…Tanto amó Dios al mundo que le ha entregado a su Hijo para que se salve”.

N.B.- El papa Francisco en el ángelus de hoy Domingo vuelve a incidir en el Dios de la libertad que se ha manifestado en Cristo: “Dios juzga al hombre dando la vida por él”.