“Evangelii gaudium” en clave dialéctica

Me parece muy sugerente el escrito que me hace llegar mi gran amigo Antonio Sáenz, compañero del presbiterio diocesano que se bate los cueros en Celendín -diócesis de Cajamarca/Perú-  entre mineros y pobreza. Tras leer la exhortación papal sobre la “Alegría del Evangelio”, presenta en clave dialéctica todo lo que sugiere en una primera lectura gozosa e ilusionante:jara

En clave dialéctica, destaco algunos acentos que me parecen significativos y que indudablemente señalan una ruta y apuestan por un estilo.

  • Lenguaje accesible, sencillo, popular, antes que técnico.
  • Los demás por encima de los propios intereses.
  • La vida se acrecienta dándola, no encerrándose en el aislamiento y la comodidad.
  • Mejor sumar que restar.
  • Misericordia y amor  por encima del juicio.
  • Más reino que iglesia.
  • Más Jesús que Papa.
  • Más fuera que dentro.
  • Mejor una iglesia accidentada que enferma.
  • Más teología y menos moralismo.
  • Más evangelio que catecismo.
  • Más pascua que cuaresma.
  • La gracia es más fuerte que el pecado.
  • De una pastoral de mantenimiento a situarse en clave de misión.
  • Olor a oveja y no a perfume de despacho.
  • Optimismo mejor que pesimismo paralizante.
  • Arriesgarse desde la dimensión social del evangelio en lugar de privacidad cómoda.
  • Mayor atención a responder a la sed de Dios que al ateísmo.
  • Compromisos fraternos antes que experiencias subjetivas sin rostro.
  • Facilitar el acceso a la gracia por encima de controles.
  • Iglesia casa, no aduana.
  • Iglesia: Antes pueblo que institución orgánica y jerárquica.
  • Alegrarse con los frutos ajenos para combatir la envidia.
  • Sí a la unidad; no a celos, divisiones e imposición de las propias ideas.
  • Sí al diálogo; no a la imposición.
  • Antes la persona que el dinero.
  • Los pobres antes que los ricos.
  • No a un sistema económico que en lugar de dar vida, mata.
  • No al sistema globalizado del descarte y el derrame; sí a la inclusión y a la equidad.
  • Pasar de la dictadura de la economía consumista a una economía con orientación antropológica.
  • El dinero es para servir, no para gobernar.
  • Las periferias antes que el centro.
  • Más acento en la  justicia y la caridad  que en la templanza.
  • Más preocupación por  la situación de los pobres que por la de la bolsa.
  • La sinodalidad antes que lo individual.
  • Los pastores, que son minoría, al servicio de los laicos, la gran mayoría.
  • La promoción social y la formación de los fieles antes que cierto cristianismo de devociones.
  • Conectar e integrar antes que aislar y proteger.
  • Conversión pastoral y misionera para desterrar el “siempre se ha hecho así”.
  • Entusiasmo misionero y no realización de tareas forzadas.
  • Pocos preceptos, para que la religión sea un ejercicio de libertad y no una esclavitud.
  • Dar la vida por los demás es preferible a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria humana.
  • En la pastoral más atención a las personas que a la organización.
  • Fervor espiritual sí; fanatismo no.
  • Audacia por encima de dudas y temores.
  • Toda palabra en la Escritura es  don antes que exigencia.
  • Dejarse penetrar por la Palabra antes de transmitirla.
  • Que el anuncio del kerigma  exprese el amor salvífico de Dios previo a la obligación moral y religiosa.
  • Respetar la libertad antes que imponer la verdad.
  • Ser alegres mensajeros de propuestas superadoras, custodios del bien y la belleza antes que expertos en diagnósticos apocalípticos u oscuros jueces que se ufanan en detectar todo peligro o desviación.
  • Peregrinos sí, errantes no.
  • Dejarse evangelizar antes de evangelizar.
  • Renovación, no mantenimiento.
  • Aprender de los pobres antes que enseñarles.
  • Privilegiar los tiempos de los procesos a los espacios de poder.
  • Unidad por encima del conflicto.
  • La realidad es más importante que la idea.
  • El todo es superior a la parte.
  • La fe no debe temer a la razón, sino buscarla y confiar en ella.
  • Confianza en el compañero de camino en lugar de recelos.
  • No es lo mismo tratar de construir el mundo con el Evangelio que hacerlo sólo con la propia razón.
  • Dar razón de nuestra esperanza con dulzura y respeto, no señalando y condenando.
  • Ser hombres y mujeres de pueblo y no príncipes que miran despectivamente.
  • La fecundidad prevalece por encima de la cuenta de resultados.
  • El Espíritu escapa a cálculos y controles.

 

 

3 Responses to ““Evangelii gaudium” en clave dialéctica”

  1. No se si es tan bueno por el fondo o por la forma. Debe ser excelente porque es bueno en ambas dimensiones.

  2. ¡Hola Pepito!.Estoy leyendo la Evangelium Gaudium.Por lo que he oído de su contenido y lo que llevo leyendo, tengo la sensación de que esa exhortación apostólica ha sido un designio providencial de Dios, igual que lo fue en su momento la elección de su autor, el Papa Francisco, tras la abdicación de su predecesor.
    Lo que pone el papa en esa exhortación apostólica, me hace replantear ciertas cosas de mi vida cristiana y de mi manera de evangelizar.
    Creo que esa exhortación apostólica puede ayudar a renovar a la Iglesia y que todos vean la fe, la Iglesia, la evangelización y nuestro contexto actual de otra manera.
    Un abrazo.Alberto Gata

  3. Muy bueno, para que fuera verdad. Pepito, obras son amores, si te vas a Perú, me creeré lo q dices. Hasta entonces, parole, parole.