“Menos concertinas y más cooperación”

IDEAS PARA UN MINISTRO… El otro día, nuestro ministro presionado por el clamor unánime frente a las “concertinas” nos pedía  a todos sugerencias que fueran mejores que las concertinas para evitar la inmigración ilegal. En ese contexto mi querido amigo Paco Zamora -Profesor de Ingeniería en la universidad de Extremadura, militante de profesionales cristianos-, que estaba en una estancia en la UCA en Managua, nos hacía esta reflexión que se publicó en el diario regional de Extremadura, y que sirvo para la reflexión de todos:

Menos concertinas y más cooperación

Se habla mucho en estos días de las famosas concertinas situadas en la frontera de Ceuta y Melilla. Según el Gobierno, las cuchillas pretenden ser un elemento disuasorio para evitar que las mafias de la inmigración continúen desarrollando su actividad de extorsión a los inmigrantes que sueñan con vivir un mundo mejor.

Debo reconocer que escribo desde una situación bastante particular, tecleo estas líneas en Managua, donde he tenido la oportunidad de realizar una estancia con el fin de conocer la realidad universitaria Centroamericana, así como la situación social de este hermoso país que es Nicaragua. Sin duda ha sido una oportunidad apasionante para acercarme a una tierra de contrastes sociales, los mismos que vivimos de forma global. Una minoría muy rica convive con una gran mayoría de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza.

Sin duda esta situación injusta provoca no pocos problemas. El primero de ellos relacionado con la calidad de vida de aquellos que no pueden acceder a servicios básicos necesarios para el desarrollo de una vida humana: la alimentación, una educación de calidad, al agua, el acceso a la vivienda, etc. Por otro lado la minoría privilegiada dedica gran parte de sus recursos para evitar la inseguridad provocada por las desigualdades sociales.

La tendencia generalizada consiste en aumentar las barreras existentes entre ambas poblaciones, la idea del gobierno del Estado precisamente va en esta línea. Sin duda se trata de una solución paliativa, que intenta enfrentarse a las consecuencias sin abordar de forma adecuada las causas de los problemas.

A su vez en los últimos años, hemos contemplado una reducción muy considerable de los fondos destinados a cooperación al desarrollo en nuestro país, a juicio de muchos se trata de una inversión muy poco rentable. Este viaje me ha permito poner rostros  a aquellos que observan cómo año tras año las ayudas se reducen, a pesar de que su situación personal poco o nada ha cambiado, la frustración de aquellos que ven que el trabajo realizado hasta el momento, no puede continuar debido a la falta de fondos. Desde los países donantes se habla de crisis económica, de control del déficit. Me preguntan cómo está la situación económica de nuestro país, muchos de ellos la están experimentando en carne propia; porque sus familiares, que antes trabajaban en España, ahora han tenido que regresar a Nicaragua debido al desempleo existente en nuestro país.

Ante la presión de múltiples colectivos sociales ante la colocación de las concertinas, entre los que se encuentran organizaciones sociales, políticas e incluso de la Iglesia Católica; el Ministro del Interior ha afirmado que está dispuesto a cambiar los nuevos instrumentos  agresivos por otros igual de eficaces.

La solución que buscaba el Ministro quizás pudiera estar relacionada con la disminución de las diferencias existentes entre los ciudadanos de nuestro planeta, con el aumento del esfuerzo en actividades de cooperación para el desarrollo, de sensibilización a nuestros ciudadanos. Quizás deberíamos plantearnos como sociedad cuál es nuestro papel en este drama que está sufriendo gran parte de la humanidad, quizás sería bueno experimentar la vida cotidiana de aquellos que no tienen lo más necesario para vivir; y quizás entonces, cuestionarnos nuestro afán por consumir a toda costa y crecer de forma continuada. Muy probablemente tendremos que ser creativos y descubrir otras propuestas de vida plena alternativas, que sean nos lleven a ser felices, sin que el bienestar de unos sea a costa del sufrimiento de otros.

Considero que esta responsabilidad no sólo afecta a nuestros políticos, debe ocupar e interesar a toda la sociedad y de forma particular a la Universidad. Citando  al filósofo I. Ellacuría, la Universidad debiera ocuparse del estudio de las estructuras que para bien o para mal condicionan la vida de las personas, denunciando aquellas que oprimen a la población y proponiendo modelos alternativos para su implementación por parte de la sociedad. En el ejercicio de la docencia, de la investigación, de la proyección social, la Universidad debiera poner, a esa mayoría de la población mundial que aun en el siglo XXI sigue sin tener los recursos para desarrollar una vida digna, en el centro de su actividad.

La lucha contra la pobreza es el reto fundamental frente al que nos encontramos en esta momento histórico y de cómo afrontemos este reto ético dependerá el juicio histórico que las generaciones venideras harán sobre nosotros.

Francisco Zamora Polo Doctor por la Universidad de Extremadura Profesor Contratado Doctor Responsable de Cooperación en la Escuela de Ingenierías Industriales de Badajoz