Yo confieso…

Acabo de robar…

“Lo que hemos palpado…”

Ha sido en la churrería esta mañana. Mi café, mis churritos –no me critiquéis por favor- , y el periódico. Llego a la tribuna y me encuentro con un titular “Futuros maestros”, ya me engancha; lo había enviado  para su publicación en nombre de Jesús Sánchez y lo tenía leído, pero me siento sorprendido y me alegro de que otros puedan disfrutar de este bien que algunos ya hemos disfrutado. Considero que merece la pena. Lo vuelvo  a leer pausadamente, relamiendo el espíritu positivo y narrativo de una realidad que deseamos que sea esperanzadora… y no resisto la tentación de arrancar la hoja, considerando que ya es el final de la mañana y van a cerrar la cafetería –también se lo digo al servicio que es  amable y agradable como siempre-.

Lo robo porque el espíritu del artículo rezuma proceso profundo de una vocación humana realizada en el seguimiento de Jesús y su evangelio. Me siento identificado con él cien por cien, aunque me veo pequeño ante la reflexión y el discernimiento que hace su autor. Conozco sus sentimientos  y sus deseos en su quehacer diario en la facultad de Educación y gozo sólo con verlo allí en su despacho, por los pasillos, en las aulas, en la cafetería, en las fiestas, en las conferencias, en el grupo de innovación docente. Lo descubro como compañero de camino ahora en esta lid de la facultad de educación. Y me siento Simeón avanzado con la oración  de que ya me puedo ir en paz porque he visto un proceso de vida y vocación admirable.

Hace unos doce años, más o menos, conocí a Jesús en un campamento de verano, en las jornadas de formación de la JEC en Navalperal de Tormes. Ese chico avispado, inteligente, inquieto, ya sabio-aventajado en los debates de ideas Ford-  pero sobre todo en búsqueda. Vi su paso a la universidad con la mirada en la ingeniería química, y fue contemplando su hacerse en el estudio desde el grupo de revisión de vida en el movimiento diocesano de la Juventud Estudiante Católica. Sentí con gozo su inflexión vocacional en el seguimiento de Cristo, al venir del Erasmus de Roma. A partir de ese momento se hizo cargo de su fe y su persona en la misma dirección, y desde ahí el Espíritu ha sido imparable y él no ha puesto muchas barreras. Por eso su proceso tiene complejidad y complicidad, ese pasar por facultades, campus, titulaciones… en una intemperie gratuita, le ha llevado a este quehacer en  magisterio. Soy testigo de que en todos los pasos, dentro de la debilidad, ha habido un deseo de cumplir la voluntad del Padre –aunque no siempre coincidiera con la suya- y que ahora tiene muy claro lo del bien interno –lo que puede hacer por los demás-  y externo –lo que recibe para sí de ese ejercicio a favor de otros-  de la profesión. Ni que decir tiene que el artículo pone sobre la mesa que lo que mueve su hacer profesional es el bien interno, los alumnos a los que se entrega efectiva y afectivamente. Profesores de este tipo sin duda irán construyendo y transformando  esta facultad, haciéndola auténtica y original desde la riqueza  incomparable de unos alumnos abiertos que están por hacer y necesitan acompañantes verdaderos que les ayuden a  “aprender a aprender”, y esto no solo en lo externo sino en lo interno. Profesores que sepan captar la inquietud, la viveza, la ilusión y les ayuden a encauzarla por el camino de una vocación de entrega, de ser para los demás.

En ti Jesús se cumple aquella anécdota que un día viví con un superior que me decía: “Pepe, tú solo haces lo que te gusta”, y  yo le contestaba: “Más bien, me gusta mucho  todo lo que hago”.  Sé que no has llegado a la facultad de educación porque te gustara específicamente, pero estoy totalmente seguro que al día de hoy  te gusta porque ya la amas; sí no hay duda de que amas lo que haces. Y lo haces en aquellos con los que cada día te encuentras en las aulas, en los despachos –tu compañera Guadalupe, Florentina, Emilio, Javier…de las últimas hornadas- , departamento, grupos, etc. Yo te considero como un regalo que el Señor me ha hecho en un tiempo oportuno y gracioso, cuando mejor me podía venir.

Y me encanta poder escribir esta reflexión, en el día de San Juan Evangelista  cuando la liturgia nos propone como lectura bíblica una que me viene como anillo al dedo al hablar de tu camino y de la riqueza de poder haber estado a tu lado:

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.” (Jn 1,1-4)

Pues sí hoy mi alegría se ve más completa con tu vida, tu persona y todo lo que te rodea, especialmente Angelines, tu esposa, y Pablete, tu hijo. Este artículo es para mí un signo más de tu lectura creyente de la vida y de tu estar habitado por el Espíritu de la Palabra hecha carne, por eso lo sirvo como regalo en este blog de titulé hace tiempo “En medio del mundo”. Está claro que tu mundo es la universidad y  que tú crees en ella y la creas al mismo tiempo, siendo en si interior creador y criatura,  como nos ha enseñado nuestro Dios en su Hijo Jesucristo, cuyo misterio celebramos en esta navidad. ¡Feliz navidad, maestro¡

 

Enlace al artículo publicado en el diario HOY: http://despiertosamedianoche.blogspot.com.es/2013/12/maestros-feliz-navidad.html

 

 

 

One Response to “Yo confieso…”

  1. ¿y qué puedo decir después de todo esto? Hoy en tu blog se hace verdad lo de “se os dará una medida abundante, remecida y generosa”. Porque lo que escribes supera la justicia, pero me llena el corazón. Gracias.