Ven, Espíritu Divino
Aguardando al Espíritu
“Profeticé como el Señor me había mandado, y el espíritu penetró en ellos, revivieron y se pusieron en pie. Era una inmensa muchedumbre.” (Ez 37)
Sabemos que para que llegue el espíritu al valle de nuestra historia y restablezca nuestra Iglesia en su autenticidad y originalidad hace falta:
– Espíritu de justicia y solidaridad.
– Espíritu tolerante, constructor de la paz.
– Espíritu de liberación.
– Espíritu de profundidad humana y de talante personalizador.
– Espíritu contemplativo, religioso.
– Espíritu lúcido y consciente.
– Espíritu profético.
– Espíritu integrador.
– Espíritu imaginativo y simbólico.
Este espíritu quiere encarnarse en nosotros para que tengamos vida verdadera y la llevemos a nuestros ambientes y desde ahí a nuestro mundo:
En nuestra boca: cuando es alcanzada por el espíritu, puede ser vehículo de una palabra que clama y denuncia, con valentía y libertad, todo lo que deshumaniza en nuestro mundo; palabra que desenmascara nuestras hipocresías, mentiras y falsas justificaciones, que habla para decir verdad aunque pague
cara esa palabra , para construir y levantar al caído, para consolar o enmudecer ante el dolor de los hermanos y hermanas. Boca que anuncia buenas noticias, que canta y proclama los caminos de liberación del pueblo. Boca que saborea el paso del Espíritu en el gran “cuerpo de Dios que es el mundo”, descubre sabores desconocidos y busca lugares y experiencias donde puede encontrar palabras
y encuentros místicos que liberen de la trivialidad y del sinsentido.
En el oído: Cuando el Espíritu llega a él se convierte en oído de discípulo de la vida; capaz de escuchar sus palabras y sus silencios, sus gritos y sus susurros; capaz de reconocer en la realidad a la gran maestra de la vida. Se hace tolerante para escuchar la polifonía de las lenguas del mundo como riqueza, sin que se diluya su propia voz, sin imponerla.
aprendea escuchar al Dios de la vida en los hermanos y las hermanas, sobre todo en aquellos que han sufrido más y que saben más de escucha. Jesús escuchaba el Espíritu en el rumor de la cotidianidad.
En el corazón: cuando es alcanzado por el Espíritu se transforma en el hogar de la misericordia entrañable y de la acogida incondicional, donde la palabra se hace carne y se fecunda la vida. Lugar de la amistad y el encuentro; casa abierta especialmente para los sin lugar en la historia; espacio donde se unifica la memoria y la esperanza, donde cada persona recobra su dignidad y autoestima al saberse querida y aceptada por sí misma. También se hace corazón contemplativo, capaz de palpitar al ver y sentir a Dios en la historia golpeada por el vacío, por la indiferencia religiosa, por la intranscendencia.
En los ojos: alcanzados por el espíritu se convierten en lugar de lucidez. Con El la mirada se transforma y se aprende a mirar más allá de las apariencias. La mirada se hace honrada con la realidad y desenmascara la mentira, descubre el valor de lo pequeño y oculto; descubre a las personas, grupos y pueblos como sujetos de derechos y los abre a la esperanza. Es una mirada que no posee, que no mata, sino que devuelve y engendra vida personal y social.
En las manos: cuando son alcanzadas por el espíritu saben pedir mostrando la indigencia y la necesidad del otro; acogen lo que la vida trae sin querer controlar y dominar; eligen empeñando la propia libertad del consumo, del acaparamiento y del poder. Se ofrecen sin imponerse , sin sentirse fuerte ni rico. Nos hacen artesanos de una cultura de la sobriedad y se unen a otras manos para tejer el manto de la solidaridad y la paz. Transforman lo monótono, caduco y trivial en lugar de la creatividad y el amor.
En los pies: movidos por el espíritu andan caminos de solidaridad, no pierden la dirección adecuada y no dan rodeos, sino que se hacen próximos a todo hombre caído en el camino. Estará de pie con todos los crucificados de la historia e irán a donde esté a punto de dar a luz la vida, proyectos, esperanza. Sabrán ir despacio, al paso de compañero, y siempre serán pies buscadores, capaces de avanzar, peregrinos…que se descalzarán ante el misterio de la vida, de toda vida por muy insignificante que sea…abrirán caminos nuevos para la justicia
En las entrañas: cuando el espíritu llega hasta ellas se hacen sensibles a la realidad de una forma profunda y se duelen en toda circunstancia humana de dolor y sufrimiento, de hombre caídos en el margen del camino asaltados por los ladrones de turno. Cuando los ven desorientados desean como Jesús que tengan pastores que den la vida por ellos y desean acogerlos como la “gallina acoge a los polluelos bajo sus alas. Las entrañas se hacen misericordia y experimentan el gozo de esperar, contra toda esperanza, que vuelvan los hijos pródigos para poder celebrar con el ellos el banquete del amor incondicional.
el domingo celebre la eucaristía en las clarisas que visitaste en Portugalete, las que viven el noveno piso y tienen la huerta en el tejado y les pase tu artículo…. encantadas.
Un abrazo