Haced vosotros lo mismo

“Dar de comer y beber…al hambriento y al sediento, vestir al desnudo”

LA BUENA NOTICIA

comidaEl Papa Francisco está siendo querido y valorado por todos, y nuestra alegría es el reflejo de su mirada. Ayer estuvo con los que tienen hambre en un comedor social. Pero lo más importante es si estamos captando el mensaje central que está queriendo transmitirnos constantemente, tanto en sus gestos como en sus palabras: la buena noticia del Evangelio de Jesús, que nos ha presentado la misericordia del Padre en su propio ser y hacer. Nos está invitando a “hacer lío” en medio del mundo, el de la misericordia divina, que pasa por la verdadera justicia y la compasión comprometida a favor de toda la humanidad -especialmente la más dolida y herida-. El horizonte lo está poniendo sin duda en Cristo, en las parábolas del buen samaritano y del padre del hijo pródigo, compasión y reconciliación para que todos tengan vida. Esta invitación del Papa nos recuerda la necesidad de recobrar las clásicas “obras de misericordia” a la luz de la actualidad.

HAMBRIENTOS, SEDIENTOS, DESNUDOS…

Desde el año 2010, se habla de 44 millones de personas más que han caído en la pobreza extrema a causa de un incremento de los precios de los alimentos. Los inmigrantes en España sufren más las consecuencias de las crisis. Y, ahora, se suma la pobreza de todos los refugiados y huidos. La pérdida del empleo y la vivienda, la enfermedad, la ruptura de pareja, el verse obligado a cambiar de lugar de residencia o país, son cambios drásticos que crean situaciones personales y familiares de sufrimiento, desesperanza, preocupación e incertidumbre.

Y tú: ¿puedes reconocer estos problemas con personas y vivencias de tu alrededor y en la actualidad?, ¿eres capaz de atisbar causas y consecuencias personales, sociales, ambientales y estructurales de esta situación?

AL CALOR DE TU PALABRA

Desde el Evangelio

agua_560x280¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe si no tiene obras?, ¿es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos de alimento diario, y que uno de vosotros les dice: “Dios os ampare: abrigaos y llenaos el estómago”, y no le dais lo necesario para el cuerpo: ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro. Alguno dirá: “Tu tienes fe y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras y yo, por las obras, te probaré mi fe”.

Lectura de la Carta del Apóstol Santiago 2, 14-18

Desde la vida

Señor, regálanos un corazón compasivo, atento a las necesidades de nuestros hermanos, animoso para cumplir tu voluntad en el amor y la justicia.

Danos un corazón semejante al de Jesús, humilde y misericordioso, siempre abierto a tu voluntad de salvación y de bondad.

Danos la gracia de ver y atender a Jesús en quienes tienen hambre, en quiénes no tienen casa ni tienen qué ropa ponerse, en los que viven a la intemperie sin cubrir las necesidades más básicas y fundamentales de la vida. Que esa sea nuestra forma de adorarte, de reconocerte en nuestros prójimos, de buscar tu rostro escondido en cada uno de ellos.

Ayúdanos a descubrir que todos estamos necesitados de todos, que nosotros sin los demás no seríamos nada y que todos necesitamos de ti. Danos la luz de la fe para poder entender que en los hambrientos, sedientos y desnudos, Tú vienes para salvarnos, que te encuentras con nosotros para enriquecernos y para darnos tu vida y tu amor desde ellos.

Danos la alegría que sólo puede sentirse en la generosidad de los hermanos que se abrazan y no permiten que ninguno sufra ni pase necesidad.

Ayúdanos a ser misericordiosos como Tú, Padre, eres misericordioso.

EL LÍO DE LA MISERICORDIA

Obras son amores y no buenas razones

francisco-comio-con-indigentes– Hemos de acercarnos a las personas que están en situación de dolor y sufrimiento para establecer lazos de cercanía. ¿Conocemos los espacios donde se acogen a los hambrientos, sedientos, desnudos en nuestra ciudad?

Sería necesario que toda la familia llegásemos a conocerlos y reflexionáramos sobre ellos para, después, preguntarnos por nuestros modos de consumir: comer, beber, vestir y poder establecer puentes de generosidad y participación con los espacios conocidos

– La hucha del compartir: cada familia podría tener una hucha pensada desde los últimos para que en todos los eventos familiares y personales no olvidemos a los más necesitados: fiestas, cumpleaños, reyes, comuniones, bautismos, vacaciones, regalos…

Así, todos aportaríamos a Cáritas parroquial para ayudar a los más necesitados

¿Estamos dispuestos?