Adviento: recuperar la esperanza política

(Ante las elecciones en tiempo de Adviento)

La Fiesta de Cristo Rey nos ha abierto los ojos para un adviento que reclama recuperar la esperanza desde la política. Otra política es posible donde se co-impliquen las esperas de los últimos con las promesas de Dios que provocan la esperanza:

EN UN MUNDO POLÍTICO DESNORTADO

¿Otro mundo es posible?
– Izquierda: el fracaso del “socialismo real” desde la caída del muro de Berlín. ¿No hay alternativa al capitalismo? Da la sensación de que se ha perdido la esperanza de la izquierda con todas sus esperas: fin de la pobreza, igualdad entre los seres humanos, estructuras económicas que aúnen liberta y justicia, creación de un mundo solidario.

– Derecha: El capitalismo se ha puesto al servicio de la satisfacción de deseos individuales, que nunca podrán ser satisfechos.

– Un solo Dios: el mercado. Se defiende que el mercado dejado al albur de sus propias leyes genera más riqueza social que el capitalismo mixto regulado por el Estado. A la política se le ha despojado del carácter de acción que podría producir un cambio hacia algo mejor. Ha desaparecido la esperanza de un cambio de naturaleza política. La política sólo es lugar de estancamiento, tanto para los liberales que querrían reformar fuertes y rápidas para la eficacia del mercado, como para los de izquierda que no ven posibilidad de alternativa por ningún lado.
Y qué podemos hacer:

Desde la Palabra y la historia de la salvación:

– Ningún sistema político es el más acorde con el sueño divino. Sólo dos constantes para analizarlos todos: la Alianza de Dios con su Pueblo y el sufrimiento de los más débiles. La soberanía de Dios que relativiza toda forma de poder y la preocupación divina por la suerte de los más indefensos marcan la hoja de ruta de la “política bíblica”.

PROMESA, ESPERANZA Y POLÍTICA

En un mundo de tecnología y éxitos, se nos llama a deslindar sueños, utopías, de la verdad y de la mentira. Las promesas del mercado y de las promesas divinas. La preocupación por el sufrimiento ha de ser clave de discernimiento de los sueños y las promesas que son del evangelio para el mundo: “la suerte de los huérfanos y las viudas actuales”.

Una escatología situada denuncia una iglesia acomodada, que se afana con la postmodernidad para resolver sus angustias existenciales. La preocupación cristiana no ha de ser la finitud o el nihilismo filosófico, sino la injusticia y el sufrimiento del inocente. Nuestro reto es que los pobres estén en el centro de la política. No nos basta con recordar las bondades del bien común. Además fieles a Dios, queremos promesas que estén referidas a la liberación de sufrimientos concretos que están aconteciendo hoy. Estamos convencidos de que hay ricos porque hay pobres, no podemos consentir que los ricos sean más ricos porque consiguen que los pobres sean más pobres, como está ocurriendo en esta crisis.

No debemos aceptar que “ni un pobre sea vendido por un par de sandalias”. González Faus distingue entre una “izquierda económica” comprometida en la defensa de los derechos primarios del ser humano: alimentación, vivienda, salud y educación dignas, y una “izquierda cultural” preocupada por la satisfacción de deseos individuales propios. Los privilegios de las élites nos han hecho olvidar los derechos humanos de los pobres en nuestras sociedades y en el mundo. La sociedad se ha tenido hacer cargo de las reivindicaciones de los últimos y los pobres porque los políticos profesionales se han olvidado de los descalzos de nuestro mundo.

parroquiaEl reinado de Cristo y su mensaje evangélico es una manifestación acerca de que la historia es transformable, no está predeterminada. Avanzar por los caminos de los pequeños signos que hacen esperar contra toda esperanza. Ese es el programa del Reino que viene por los signos y señales que se dan con los ciegos, los cojos, los pobres… Crear condiciones de posibilidad de algo nuevo en personas concretas, en contextos sociales, familiares, educativos, políticos. Se trata de ir forzando, también políticamente, la realidad hacia donde marca el sueño de la esperanza cristiana, con las claves escatológicas del Reino. Un forzamiento que es transformador y conquistado desde una esperanza activa, protagonizada y liderada.