Jubileo de los sacerdotes extremeños en Guadalupe.(Se despide el obispo Amadeo)

“ Un dia de Iglesia extremeña en  Guadalupe”

El presbiterio extremeño junto a sus pastores, Celso, Amadeo y Francisco, han vivido hoy una jornada eclesial de profundidad y sentido pastoral, a la vez que cargada de espiritualidad y emoción religiosa, junto a la patrona de Extremadura la Virgen de Guadalupe.

Doscientos  cincuenta sacerdotes con  los obispos de Extremadura

Desde muy temprano hoy los sacerdotes(Viaje a Guadalupe) se han encaminado a las Villuercas para adentrarse en la Puebla de Guadalupe, un día de nubes y lluvia generosa, que acompañaba la alegría y el deseo del encuentro entre los presbiterios de las tres diócesis extremeñas de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz. Tras la llegada y el preceptivo café, con algún dulce propio del lugar, nos congregábamos todos en el Salón de actos de la casa de la cultura de la Puebla. Doscientos cincuenta sacerdotes abarrotaban el lugar y, junto a los obispos, comenzábamos con un canto de gozo y el rezo de la liturgia de las horas.

El presbítero, ministerio de misericordia

Tras las palabras de Francisco Cerro animando a la conversión del corazón sacerdotal, se abría el acto formativo, siendo Amadeo Rodríguez, quien presentaba al arzobispo Octavio Ruíz, de Colombia, que tiene el encargo de la secretaria del Consejo Pontificio para la Evangelización.  A lo largo de una bella y profunda ponencia expuso el tema del “presbítero, como hombre de misericordia”. Desde un análisis del mundo, sus angustias y sus dolores, presentó la necesidad de una Iglesia que desde el Evangelio sea  luz, consuelo, compasión y misericordia para esta humanidad y sus sufrimientos.  Y esbozó la figura del sacerdote atendiendo a los elementos  básicos y estructurantes del ser misericordiosos: desde el encuentro personal con Jesucristo, la vivencia propia del perdón y la misericordia, el anuncio del evangelio y la celebración de los sacramentos, especialmente del sacramento del perdón.

El arzobispo Celso invita a la conversión

Tras la conferencia pasaron al monasterio de Guadalupe, corazón de Extremadura, donde presididos por la imagen de su patrona, celebraron la Eucaristía. Presidida por Don  Amadeo  y concelebrada por los demás obispos y todos los sacerdotes, fue una celebración de vida y perdón, en la que la homilía de Don Celso invitó directamente a la reflexión luminosa del momento que vivimos y de  la necesidad de nuestra conversión y cuidado para ser sacerdotes coherentes, que valorando el tesoro  de la redención que se pone en nuestras manos, sepamos estar a punto para que los que lo necesitan encuentren en nosotros la gracia que desea alcanzar del Padre Dios, en Jesucristo, por la acción del Espíritu. Poniendo de ejemplo referentes directos como san Juan de Ávila y el santo cura de Ars , como patronos del clero, instó a revisarnos en este año de gracia y de misericordia para vivir ilusionados, acordes con el ministerio que nos ha sido confiado gratuitamente y generosamente por parte de Dios a favor de nuestros hermanos. Invitó a que fueran nuestros predilectos lo más pobres y sufrientes, asó como los más alejados de la fe.

El obispo Amadeo se despide emocionado

Fue un momento de emoción intensa, cuando antes de dar la bendición de despedida, Amadeo Rodríguez Magro,  actualmente administrador apostólico de Plasencia y obispo electo de Jaén, se despedía del clero de la provincia eclesiástica y de Extremadura, dando cuenta de que su vida, su bautismo, vivencia de la fe, su sacerdocio y su quehacer episcopal siempre ha estado ligado a esta tierra suya y nuestra, y de un modo especial a la Virgen de Guadalupe, que es inseparable de nuestro ser y sentir extremeño. Y como detalle de cariño y devoción a la Virgen, y lo que ella significa, entregó como regalo  la cruz pectoral, que más estima y venera, la que le regaló San Juan Pablo II al nombrarle obispo de Plasencia. Con ello oraba y nos invitaba a pedir para que Dios le llene de ilusión, fuerza y gracia para esta nueva etapa en la realidad de Andalucía, en conexión con Santa María de la Cabeza, patrona de Jaén.

Guadalupe, clave de identidad eclesial en Extremadura.

La jornada, culminó, con una comida fraternal y sencilla en el monasterio, donde  todos los sacerdotes convivieron y compartieron momentos de familiaridad y ánimo  pastoral. Gozando de un acto tan eclesial, tan presbiteral y tan extremeño a la vez, en un lugar tan querido para todos.  Tras orar juntos ante la virgen morenita, reconociendo que la queremos desde que supimos amar, nos despedíamos con el deseo de volver a encontrarnos  para seguir identificándonos como Iglesia extremeña en el corazón de las Villuercas donde está esa patrona que nos quiere y nos identifica. Canto final a la virgen.

José Moreno Losada.