Masacre y respuesta…

Desde la Escuela…

Acabo de formar parte de un tribunal de fin de grado en magisterio, Jana ha presentado un trabajo acerca del diálogo interreligioso en las aulas, un proyecto de intervención para el diálogo y el encuentro entre religiones y cultura, para niños de primaria que son musulmanes, evangélicos y católicos, en una barriada pobre, de inmigrantes, etnia gitana… y esto el día después de otra masacre. Esta debe ser nuestra respuesta, también con los niños y desde los niños, , somos vecinos y hermanos, hay mostruos pero estamos juntos frente a ellos, no nos van a separar, nos queremos conocer y querer.

Me encanta la reflexión de este hermano y amigo sociólogo que es Imanol Zubero. A ella me sumo desde el trabajo de Ana y desde mi quehacer en esta facultad de educación en Badajoz:

Releyendo a Bauman el día después de la matanza de Niza (y escuchando a Zaz)

Un muñeco junto a una de las víctimas.

¡Qué seguro, confortable, cálido y amigable sería el mundo si fueran los monstruos y sólo los monstruos quienes perpetraran actos monstruosos!

Daños colaterales, Fondo de Cultura Económica, 2011, p. 182.

Europa fue capaz de vivir y aprendió el arte de vivir con los demás. En Europa, como en ningún otro lugar, “el Otro” es el vecino de la puerta de al lado o al otro lado del pasillo, y los europeos, tanto si les gusta como si no, deben negociar los términos de su vecindad a pesar de las diferencias y la alteridad que los separa.

Ceguera moral (con L. Donskis), Paidós, 2015, p. 238.

Y en esta tensión debemos seguir viviendo. Entre la posibilidad de que el monstruo sea la persona que vive en la puerta de al lado y la necesidad ineludible de reconocer y construir la vecindad a pesar de la alteridad. No dejándonos ganar por el miedo que tantas veces nos lleva a convertirnos en el mismo monstruo al que queremos combatir. No renunciando a mejorar en el arte, tan trabajosamente aprendido, de vivir con los demás, y no sólo con los nuestros. (Imanol Zubero)

Creo firmemente que la solución viene por aprender a ser vecino y no por atacar para defenderno. La mejor defenesa no es buen ataque, sino un buen camino de justicia y dignidad, de fraternidad compartida, de verdadera vecindad. Y es posible en la escuela y en la calle.. es posible.