Píldora de Adviento (1)

“Señor, el mundo muestra su debilidad en tiempos de  pandemia, los pobres y débiles cargan con los dolores, la tecnología y el progreso no nos han traído la salvación, y estamos desorientados. Ahora necesitamos que tú nos despiertes y nos abras la ventana de tu esperanza. Hemos de aprender los caminos por los que nos llega tu salvación, ayúdanos a entender que ahora viene tu salvación, que ahora comienza la era del cuidado y la ternura. Sácanos de nuestra suficiencia ciega y ayúdanos a ser criaturas humanas y fraternas con la creación y toda la humanidad Que podamos, con tus sentimientos profundos, despertar del sueño del egoísmo, levantar la cabeza y sentir que se acerca nuestra liberación.

Nos aprietan, pero no nos aplastan… sentimos el peso cansado de una historia que a veces nos rompe en el camino, sentimos el dolor que dificulta la respiración de lo humano y de lo natural, pero nada puede acabar con nuestra esperanza. La esperanza ese valor fundamental para permanecer en la vida, la que viene con el Adviento de lo posible porque redescubrimos el amor y la fuerza de la justicia compasiva divina. Ahora es momento de sembrarnos en una historia que será nueva, venimos con la experiencia del dolor y de la dificultad, pero con la savia del amor descubierto que permanece más allá de lo que nos provoca la muerte. Hoy más que nunca tenemos razones para la esperanza y sentimos la responsabilidad de sembrarla y celebrarla con la humanidad entera. Hoy nos abrimos a este tiempo y a esta palabra que no deja rendijas a la desesperación y al desánimo. Ahora es el tiempo en el que no anunciamos éxito, ni siquiera progreso, pero sí fraternidad y compasión universal. Paz y armonía de lo común, somos una familia y toda la tierra es nuestra casa y lo será gloriosa. Ven Señor, Jesús.