No nos cansemos de hacer el bien, por los caminos de la cuaresma y la pascua

Desde el miércoles de Ceniza hasta pentecostés se nos abren los caminos de una esperanza nueva, la que nos llama a vencer el mal a fuerza de bien, la muerte con la vida. El camino no es fácil, grita la tierra y llora y sufre la humanidad. Ahora nos toca vivir el momento y nuestra tarea es hacer el bien mientras podamos. Esa es nuestra arma, no tenemos más fuerza que a Cristo y  este crucificado, el que ha resucitado y vive para siempre.

“Hacia un nosotros cada vez más grande”

Seguimos “tejiendo redes para una casa común”, lo hacemos al paso del sueño y de la vida. La dimensión profética de nuestra fe y de nuestro sentir vital no puede caminar en otra dirección, porque en el horizonte de nuestra historia y de toda la creación vislumbramos un nosotros definitivo en el fundamento de Cristo. Sí, nos sentimos caminando siempre hacia un “Nosotros más grande”, soñado como universal y querido como amor absoluto. Por eso al volver al camino litúrgico de estos tiempos tan especiales como son la Cuaresma y la Pascua, traspasados por el triduo pascual, solo tenemos dos claves fundamentales: “Cristo y nosotros”.

Cristo y nosotros

Son tiempos en los que volvemos a adentrarnos en un misterio de amor y pasión, de muerte y de vida, de silencio y de gloria, que nos lleva al mayor conocimiento interno de Cristo. Un tiempo para la profundización en su persona, para querer ser más como El, para seguirle, para coger nuestra cruz, para permanecer en vela y orar con El, para sentir el calor  y la sed del desierto de la historia de lo humano, para subir al calvario y contemplar el dolor de la creación y de la historia, para entrar en el silencio del vacío y de la noche desesperanzada, para amanecer a la luz de lo nuevo, para gritar el aleluya de la esperanza que nunca acaba, para encontrarnos con el Resucitado y transformar el mundo con la fuerza de su resurrección. Ahí se fundamenta la sangre de la fraternidad, en la nueva alianza que nos lanza a la unidad de los hermanos, al nosotros de la gloria que ha de sentarse en la mesa del verdadero amor hecho pan partido.

Identidad y fraternidad

La cuaresma y la pascua vuelven a invitarnos a seguir profundizando en nuestra identidad que configura la posibilidad de la fraternidad, volver a nuestro bautismo, a renovarnos en Cristo. Estos tiempos nos abren al sueño de la promesa en el camino de la fraternidad que genera comunidades de vida, desde la sencillez de lo diario en el silencio de Nazaret, en el ayuno del desierto, en el caminar de los peregrinos. Renovarnos y convertirnos en aquello a lo que hemos sido llamados, a vivir unidos en Cristo, siendo uno como el Padre y El son uno. Y eso por el camino de la fraternidad que genera comunidades llenas de dignidad, derecho, equidad, armonía, paz… Nuestra tarea de alianza verdadera es la construcción de lo comunitario, de la fraternidad por los cuatro costados, hasta que se pueda observar fácilmente cómo nos amamos y lo tenemos todo en común.

Abrazados a la creación

Nada ha de quedar fuera del amor de Dios en Cristo, todo ha sido creado por amor, y en estos tiempos somos invitados a abrazarnos con el dolor de la creación, con los males de nuestra casa común, y curarnos en el deseo de algo nuevo que está brotando. El camino de la cuaresma para llegar a esa novedad de creación se presenta como invitación a la verdadera austeridad felicitante, a la que nos hace más libres, más profundos y  más hermanos, posibilitando la generosidad de hombres bautizados en la riqueza de la pobreza, en la capacidad de ser para los demás, de construir una sociedad que pone al hombre en el centro de la historia, a la persona en el sentido de la comunidad. Una alianza pascual con la naturaleza, al estilo de los sencillos en el mundo rural y en las comunidades primigenias.

Desde los caminos más sencillos

Tanto la cuaresma como la pascua nos van a invitar a hacer este tránsito desde lo pequeño y sencillo, desde lo diario y desde nuevos ritmos de vida. Aprender a vivir de otra manera, para llenar la existencia de vida, frente a prisas desorientadas, consumos exagerados, relaciones apagadas y olvidadas, celebraciones vacías y ruidosas, soledades masificadas… Nos invitará hasta a la vuelta y la mirada a lo natural, lo rural, a lo primigenio, no para volver sino para recuperar vida en la existencia, profundidad, cercanía, amor, escucha, gratuidad… otro modo de vivir es posible, si tejemos las redes de común y preparamos la casa del nosotros más grande.

Desde la cruz y la gloria

La cuaresma y la pascua no son separables, están fundidas como la cruz y la gloria, la muerte y la resurrección, es un paso vivido en proceso, así es la vida. Nuevamente nos encontramos con la realidad, la vida, tal como es, con sus luces y sus sombras. Llamados a convertirnos y cambiar de mentalidad, para nacer a lo nuevo, para seguir en la búsqueda de la verdad y de la vida. Ahora toca poner de nuevo nombre a las cruces, a los dolores, a las necesidades, a los hermanos perdidos, para saber que hay vida y resurrección para todos ellos y que nosotros somos testigos de esa verdad como los testigos de Emaús. Hemos de renovarnos en el calor y el fuego en el corazón de los discípulos que hacen memorial de Cristo muerto y resucitado.

En sinodalidad con los más pobres y sufrientes

La invitación del sínodo eclesial nos abre de bruces para que pueda producirse un encuentro trascendental con el resucitado. Nos invita a hacer camino universal con lo humano y lo natural, abiertos sin exclusión, descubriendo el ser y el vivir de lo eclesial desde la llamada urgente de salvación que tiene nuestro mundo. La verdad de nuestro anuncio pasa por el testimonio fehaciente de que en nuestra comunidad están en el centro los que más necesitan, recibiendo más amor y más fraternidad, porque en ellos recibimos el mayor don de Dios y también si estamos atentos el mayor don de lo humano. Una comunidad de iguales donde el espíritu se hace rico en todos para que, siendo pobres todos como criaturas, todos gocemos de la riqueza de la gratuidad de lo divino. Reflexionaremos sobre los caminos auténticos para el encuentro con el resucitado en el quehacer de una comunidad que ha perdido los miedos y ha encontrado la alegría de la Vida que ha vencido a la muerte.

Pasemos haciendo el bien…

Todo lo dicho no puede pasar por otro camino que el evangelio de Jesús, nuestro maestro y nuestro hermano, por su forma de pensar, sentir y actuar. No nos cansamos de contemplar la definición existencial de su vivir y su ser: “Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal…”, la iglesia de Jesús nació también con ese deseo sacramental de perpetuar ese vivir, así nos indica el Papa Francisco en su mensaje cuando nos refiere al deseo del apóstol ante la comunidad que acompaña:

“No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad, hagamos el bien a todos” (Ga 6,9-10a)

“Nada debes, sé generoso con lo que te han regalado”

La grandeza de la misericordia. Dios no Trabaja con nuestro pasado, ni guarda memoria de nuestro pecado, por eso nos llama a no condenarnos en nuestro interior, no hipotecar nuestro futuro ni el de nuestros hermanos. Sé misericordioso, como lo es Dios contigo.

VII Domingo del tiempo ordinario. (20 febrero)

La locura de la misericordia divina

Ser cristiano es una locura, lo escuchamos y lo aceptamos, pero nos cuesta creerlo. Se trata de aceptar existencialmente un amor que se entrega y perdona sin llevar cuenta alguna de haber y debe. Somos fruto del amor de Jesucristo que se ha entregado por mí cuando yo estaba en el pecado y en la ofensa, en el alejamiento, en el desprecio. Me ha hecho suyo, o más bien se ha hecho mío y ha roto todos mis cálculos.

No es fácil acogerlo y aceptarlo en su amor y su perdón, porque si lo hacemos entramos en una dinámica que salta sobre nosotros mismos, porque nos sentimos impulsados por la misma misericordia y compasión de Dios hacia los demás.

Parece un despropósito, pero es nuestra vocación verdadera, la invitación amorosa del padre es que nos hace capaces de ser compasivos como él es compasivo, sí, no hay mayor despropósito, pero tampoco hay mayor verdad y camino de amor ultimado.

Sí, podemos amar con la fuerza de Jesucristo, la del resucitado que ha vencido a la muerte. Entremos en el proceso de su libertad, de la que viene por un amor sin límites, colmado por la compasión sin medida.

HECHO DE VIDA: “No me lo devuelvas”

Llego a la residencia de los mayores y me recibe con alegría Juan José -muchos le llaman el “negro” o “Chele”-, hoy no me pide nada, al contrario, quiere invitarme, ayer cobró su pequeña pensión no contributiva, pagó la residencia y de lo poco que le queda quiere que yo me sienta invitado. Lleva unos meses y ya se va adaptando, aunque le cuesta. Ayer estábamos en la reunión de vida ascendente, pasó por la puerta y se paró a escuchar. Estábamos hablando de la figura de Moisés que salvó al pueblo, y pensábamos personas que habían sido Moisés en nuestras vidas, en los malos momentos. Le pregunté a él y dijo que ninguna, pero después se lo pensó y corrigió: “Bueno, la verdad que si no es por Antonio yo estaría muerto”. Antonio es el cura la barriada de Suerte de Saavedra, llegó hace años y conoció al “negro”, cuando él vivía tirado en la calle, sometido al alcohol, abandonado. Antonio se acercó a él y no lo juzgó, no le pidió cuentas de su pasado, lo miró con respeto y dignidad en el presente y creyó en él para el futuro. No pensó que lo que le ocurría se lo merecía por la mala vida que había llevado, sino que tocado por el evangelio pensó que podía cambiar y tener una vida mejor y apostó totalmente por él, como haría Jesús. Ahora está “resucitado”, es alguien nuevo, y ayuda a los demás en la residencia. Y lo bueno es que vive agradecido y no siente que le deba nada a nadie.

Reflexión

La lección de Jesús en su vida, acercándose a los perdidos para mostrarles el corazón de Dios es revolucionaria, nos muestra un Dios que no trabaja desde el pasado, con justicia y condenas, sino desde la posibilidad siempre abierta de un futuro liberador que se asienta sobre su promesa de vida. El Señor tiene un proyecto de amor, vida e ilusión para cada hombre y para toda la humanidad y nunca se da por vencido, siempre nos ve desde la esperanza y la posibilidad, nos ve en el amor y no en la condena. Nos pide a nosotros vivir en esa confianza radical, mirar hacia adelante a la hora de valorarnos a nosotros mismos y a los demás. San Pablo lo decía así de sí mismo: “Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, para ganar el premio, al que Dios desde arriba llama en Cristo Jesús”. El premio es sacar lo mejor de cada uno de nosotros y de los demás.

Conviértete

Pocas veces hacemos examen de conciencia para perdonarnos: pensemos lo que no nos perdonamos a nosotros mismos y pidamos a Dios saber perdonarnos. Pensemos en alguna persona que juzgamos continuamente y hagamos un gesto de cercanía o de servicio hacia ella.

Oración para esta semana

Señor, tú no me condenas, pero yo soy duro conmigo. Me dejo dominar por mis sombras y reflejo mi propio rechazo condenando a personas que me rodean. Necesito que tú me pacifiques interiormente, me enseñes a reconocerme en mi debilidad, aceptarme con esperanza, para no ser acusador de las debilidades de los demás. Dame la ternura de tu juicio liberador para mirar la vida con los ojos de tu salvación.

Hambre de su fe y su alegría -Manos Unidas-

Manos Unidas… con David y Madagascar

Cuando la realidad viva de un hermano sacerdote te sobrepasa y la acoges en silencio contemplativo, dejándote inundar por la fuerza del Espíritu que no abandona a los más pobres de la historia y sigue llevándoles el evangelio del amor de Dios y su riqueza desnuda en el crucificado que les ama y les acompaña en su dolor y su  miseria. Gracias David.

cartel

“El camino de la ciudadanía celestial transita por el compromiso de lo humano. Estamos en proceso de transformación personal y humana. Toda la humanidad ha sido creada y amada para la eternidad y ahí está el fundamento de la fraternidad universal, de las manos unidas. Hemos de convertirnos en lo profundo de nuestro corazón, pero hemos de hacerlo mirando al mundo y a la humanidad de la que formamos parte, soñando estructuras nuevas y viables. No hay otro modo de salvarse que comer con el hambriento, vestirnos con el desnudo, compartiendo patria con el extranjero. Las bienaventuranzas están contra las malaventuranzas y el camino de la salvación, el que nos lleva al sueño celestial, es el que pasa por la construcción de lo fraterno, desde las bases de la dignidad de lo humano y de la justicia. Hemos de vencer las malaventuranzas con las bienaventuranzas. Ardua tarea comunitaria y global.”

La experiencia de David 

niños

El Domingo anterior celebró con nosotros en la comunidad parroquial David Puyo Arrieta, sacerdote joven colombiano que, movido por la llamada del Señor, desde el camino Neocatecumenal, se puso en camino a sus veintitrés años, y llegó a Madagascar, donde lleva casi catorce años viviendo inmerso en dicha realidad.

Ha hecho allí su formación sacerdotal y ahora ya lleva varios años sirviendo en un distrito pobre, llenos de campesinos, junto a otro sacerdote y dos jóvenes seminaristas. Nos interpeló vivamente su experiencia y su reflexión como antesala de esta celebración de la campaña de Manos Unidas. Nos contaba cómo él llego y la realidad se le hacía bien dura y pedía al Señor que le diera el gusto para saber estar allí de verdad y de corazón. Ahora explica cómo la realidad, doliente y sufriente en la que vive, se vuelve para él lugar de la revelación del Dios pobre que ama y enriquece sin medida.  Nos relata cómo la pobreza en Colombia hay que ir a buscarla para verla, aquí es difícil encontrarla, pero allí se te muestra en todos los lugares, envuelta en miseria, enfermedad y muerte. También recuerda como el sacerdote que le acompañó en su formación pastoral en Costa de Marfil le repetía constantemente que nuestro horizonte ministerial ha de ser: construir una iglesia que sea realmente pobre, vivir como sacerdote pobre y  trabajar para que el evangelio le pueda llegar a lo más pobres.

Ahora vuelve tras estar este tiempo con la familia -ha pasado por Badajoz porque tiene un hermana que es religiosa de clausura , carmelita en Talavera- porque le seduce la misión con este pueblo y con su gente. Al hablarle de mi admiración por su entrega y su labor en medio de la dificultad de pobreza y miseria, me comentaba cómo él siente que se le haría duro batallar en la evangelización en esta Europa descreída, e incluso en su propia Colombia. Ha notado en este tiempo una pobreza fuerte de relación, humanismo, fe y alegría. El bienestar nos ha seducido en una dirección horizontalista e individual, nuestros niños y nuestros jóvenes no sueñan más allá de las pantallas, no miran, no sonríen, no juegan… están hartos pero insatisfechos y no son más que el reflejo de los mayores. Qué difícil es que los ricos entremos por las sendas vivas del Reino de Dios, por las claves de las bienaventuranzas evangélicas.

caritas

El siente el ardor de la fe y de la alegría de los que pasan hambre, su desnudez ante Dios y ante el otro humano, sus deseos de vida y fraternidad en medio de la miseria. David cantó el padre nuestro en la lengua propia de su pueblo y nosotros respondimos en castellano. Los niños se agolparon en torno a él al terminar la Eucaristía y catamos y tocamos las palmas como siempre hacen los pobres en sus caseríos y distrito. Vamos a apoyar proyectos de acogida, educación, sanidad en su lugar de misión, pero sobre todo estamos abiertos a dejarnos enriquecer con su fe y su alegría. Queremos comunicarnos y dejarnos evangelizar por ellos, por su pobreza, su desnudez ante Dios y lo humano. Nuestro lema parroquial este año es “Hacia un nosotros cada vez más grande”, copiado de la campaña de la pobreza de este curso, queremos que ese nosotros llegue hasta Madagascar, porque queremos enriquecernos con su pobreza, la que está llena de fe y de alegría.

Padre nuestro

Este Domingo, lo recordaremos en la Eucaristía, en la campaña de Manos Unidas y rezaremos con ese poema entrañable de Pedro Casaldáliga:

Manos unidas

Que seamos, Señor, manos unidas

en oración y en el don.

Unidas a tus Manos en las del Padre,

unidas a las alas fecundas del Espíritu,

unidas a las manos de los pobres.

Manos del Evangelio,

sembradoras de Vida,

lámparas de Esperanza,

vuelos de Paz.

Unidas a tus Manos solidarias,

partiendo el Pan de todos.

Unidas a tus Manos traspasadas

en las cruces del mundo.

Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.

Manos abiertas, sin fronteras,

hasta donde haya manos.

Capaces de estrechar el Mundo entero,

fieles al Tercer Mundo,

siendo fieles al Reino.

Tensas en la pasión por la Justicia,

tiernas en el Amor.

Manos que dan lo que reciben,

en la gratuidad multiplicada,

siempre más manos,

siempre más unidas.

Pedro Casaldáliga

El ecumenismo del Espíritu: la fraternidad universal

En el octavario reciente de  la oración por la unidad de los cristianos pudimos contar en nuestra diócesis de Badajoz con el testimonio vivo de Isabel Lara, hermanita de Foucauld que nos pudo hablar del ecumenismo en el proceso de su vida creyente tanto en su dimensión contemplativa de la Palabra, como litúrgica y , sobre todo, en el encuentro con los más pobres. El ecumenismo oculto de Nazaret. Nos puede iluminar en lo que es la esencia del verdadero ecumenismo en el quehacer del Espíritu.

HE VISTO LA ESTRELLA DE LA FRATERNIDAD CRISTIANA”

(Testimonio  ecuménico de Isabel Lara, Hermanita de Foucauld)

luz

Tuve la suerte de Joven, de que me hablaran de la estrella y me indicaaon su resplandor. Yo me puse en camino tras ese resplandor, sin saber bien a donde me llevaría, pero guiada por la certeza de que esta estrella se encontraba, aunque no exclusivamente,  entre los pobres y  en lo más profundo de mi, que solo la alcanzaría  a través de  la oración…..Entrando en las hermanitas de Carlos de Foucauld, me  señalaron que el esplendor de  la estrella también se encontraba entre aquellos que no conocen a Cristo, porque las “semillas del Verbo” están  en todo lugar .

En Mauritania

De esta forma me encontré en la república islámica de Mauritania. Allí, no está tolerado ningún otro  culto que el del Islam. La única Iglesia del país, estaba al interior de la Embajada del Vaticano de  Nouakchott,  capital del país. Pero  bajo el manto diplomático de la embajada también se reunían los protestantes en salas habilitadas para ello.  Era necesario de acoger al hermano que como nosotros confiesa “Jesús es el Señor”. Todos éramos extranjeros, un puñado de Europeos y Americanos en un país que nos toleraba, solo en la medida en  que  contribuíamos  al bien del país . Había también un grupo más numeroso de subsaharianos, mano de obra barata que tenían la vida dura, por ser inmigrantes, negros y sobre todo y cristianos.

Nosotras, las hermanitas, vivíamos en pleno desierto, pero íbamos siempre a celebrar Navidad y Pascua a Noucchot.  Tengo el recuerdo de que nos juntábamos al final de nuestras respectivas celebraciones para festejar juntos, compartiendo: refresco, comida y espectáculos. A mí eso me parecía ya increíble como paso de encuentro y de solidaridad entre cristianos ¿Se iba más lejos? No lo se. nosotros vivíamos lejos y allí no había otros cristianos.

En Mali

foucauld

En el Mali, la situación cambió. Los cristianos del país, son apenas el 2,5%, entre católicos y protestantes, con libertad de culto. Vivíamos en un pueblo y uno de nuestros vecinos más próximo era un joven matrimonio protestante, responsable de su comunidad. El contacto era de extrema simpatía, respeto mutuo, y las atenciones de buenos vecinos: servicios, celebraciones de los grandes o pequeño acontecimiento de la vida. Había también de una sana rivalidad en el testimonio de Jesús. En su pequeña comunidad estaba prohibido el alcohol, en la nuestra, también pequeña, había más de un borracho, y eso me humillaba porque estábamos en medio de musulmanes.  Solo recuerdo de rezar públicamente con ellos,  el Padre Nuestro,  en los momentos de los funerales, por el contrario,  hablamos  fácilmente de nuestra fe en Jesús, en el momento de nos visitas mutas.

En Francia

En medio de esos años de África, hice un paréntesis en Francia, donde entre otras cosas, viví una

formación al acompañamiento espiritual con los Jesuitas. Seis meses internos en un centro Espiritual con otras 10 personas, religiosos/as,  de diferentes espiritualidades y continentes. Mi sorpresa fue de descubrir una pastora de la Iglesia Calvinista, formándose con religiosos católicos.  De mi sorpresa inicial, (y yo no era la única sorprendida) a la normalidad, pues era una diversidad más, en un grupo tan diverso. Allí comprendí que si nosotros los católicos habíamos sufrido durante siglos  de una falta de acceso directo  a la Biblia,  ellos habían sufrido de haber cortado con las tradiciones espirituales anteriores a la reforma. Ella venía con la sed de quien busca la fuente.

En Suiza

comunidad

Seis años más tarde vuelvo a Francia, para vivir el servicio de responsable de mi congregación. En este momento dado, siento la necesidad de pararme y mirar a la luz de Dios, ciertos  aspectos  concretos de mi vida. Espontáneamente  pienso  en  la comunidad Ecuménica de las hermanas de Granchmps  en Suiza. Durante 14 años, iré regularmente diez días para vivir mis retiros espirituales allí, haciéndome acompañar por una de ellas: la bella y sobria liturgia que tienen, la discreción, su capacidad de escucha, de abordar la Palabra me son de una gran ayuda. Este monasterio Suizo está formado de religiosas venidas de diferentes Iglesias reformadas de Europas o de Africana  y una o dos católica. Su vocación: la Unidad entre las Iglesias, y a la reconciliación. Por esta razón trabajan mucho   la acogida de la diversidad, la no violencia, la ecología, y el equilibrio humano- espiritual a través de la “evangelización en profundidad” que consiste en dejar que el evangelio penetre en nuestras heridas humanas mas profundas.

 Esta  comunidad comienza en los años 1930. Un grupo de mujeres  protestantes que comienzan con  retiros espirituales, y que terminan formando una comunidad religiosa, emitiendo votos, es todo lo contrario a la cultura de sus diferentes Iglesias.   Se estaban volviendo católicas, les decían. Ellas tendrán que afrontar el desconcierto y la crítica en Iglesias Reformadas, y la mirada sospechosa de la católica. Cuando más tarde el hermano Roger, comienza en Taize, ellos van a tener muchos contactos estrechos, pues están en la misma línea. Juntos van a elaborar una regla de vida y una estructura litúrgica, especialmente en la Eucaristía, a partir de los elementos de antes de la rupturas de las Iglesias. Siguen colaborando juntos, pero mientras Taize acoge multitud de Jóvenes, ellas continúan en una acogida más discreta y personalizada.

En Argelia

 En los años  65/70 comenzaron en una pequeña comunidad cerca de la nuestra,  en Argelia. A falta  de culto protestante, iban a la Parroquia o a nuestra comunidad a celebrar. El obispo les había concedido la hospitalidad Eucarística,   pero solo comulgaban los días de fiesta. El resto de los días, no lo hacían para no acostumbrarse y olvidar que esa falta de unidad, estaba aún presente, Velar en la oración, y  trabajar en ello.

En la eucaristía los jueves y los domingos, he visto desfilar toda una serie de pastores de las diferentes iglesias reformadas, y de sacerdotes católicos. Pero todos celebran bajo  la liturgia. Que de hecho, de  no estar atentos, no se  ves la diferencia. La hospitalidad Eucarística esta ofrecida a todos los cristianos, pero te piden personalmente discernir. Siempre me impactó la fórmula que el celebrante recitaba antes de comenzar a repartir la Eucaristía, extraídas de la primera carta a los corintios 10, 16:

16El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo?

Y el pan que partimos, ¿no es comunión del cuerpo de Cristo?

17Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos formamos un solo cuerpo,

 pues todos comemos del mismo pan.”

Pude hacer relaciones con Pastores protestantes, cercanos a esa comunidad, e invitar en varias ocasiones a uno de ellos, Pierre Yves Brand, a dar los retiros espirituales de la congregación. Ninguna de mis hermanas de congregación se extrañaba de ello.  De hecho este pastor ayuda en la sesiones de formación para los maestros de novicios Cistercienses  (Los trapenses) y de varias órdenes de Benedictinos en Francia. Todo eso con una absoluta normalidad. En Francia, como responsable, participaba en un grupo de congregaciones, con una espiritualidad contemplativa – no monásticas. Las diaconisas de Paris, equivalente a las religiosas hospitalarias en los medios protestantes, se reunían con nosotros.

En España

españa

Volviendo a España, me doy cuenta de que esa riqueza de La pluralidad de Iglesias no la tenemos a causa de la historia. Yo lo noto mucho, en relación a la Palabra de Dios. Allí donde las iglesias reformadas tradicionales han vivido al lado de las iglesias católica, la lectura y el estudio de la Palabra de Dios es mucho mayor y de mas riquezas. Las instituciones van siempre muy lentamente, yo diría que es casi intrínseco a ellas. Por esta razón  es desde la base que debemos aprender a vivir este trabajo de reconciliación,   tejiendo relaciones de normalidad en nuestras vidas cotidianas y aprendiendo a  acoger  las riquezas de los otros.

Heridos, ¿dignos de fe?

«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador»

 En la parroquia de barrio la vida sigue en medio de estas tormentas informativas y estos modos de tratar los males del mundo y de la iglesia. Y ahí, en medio, hemos de seguir batallando en la contradicción de nosotros mismos, entre nuestro pecados, límites y el deseo de un evangelio que busca ser verdadero. Nos preocupa que nos desanimemos y perdamos la compasión, la única que puede hacernos dignos de fe. A la luz del evangelio de este domingo V del tiempo ordinario: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Parroquia

Ahora cuando se habla tanto de inmatriculaciones, comisiones de investigación, y el rostro de la iglesia se ve roto, ahora nosotros hemos de seguir en la brecha y en el día a día. Rotos y compasivos al mismo tiempo, arrepentidos y entregados, sin echarnos atrás, sintiendo y la contradicción de lo que somos y de lo que queremos ser.

La tensión es permanente, sentimos la herida de nuestro propio límite y pecado y a la vez deseamos ser compasivos como El. Nos preocupa si seremos dignos de fe. La Iglesia tiene que convertirse cada día a la coherencia de la verdad, ejercida en la compasión más limpia.

En la semana que acaba han sido muchos los acontecimientos personales que me han llegado en el ámbito de la comunidad parroquial en la que estamos implicadas bastantes personas: M. me dice que va a la eucaristía el domingo con G., ella acaba de llegar de Lima, él lleva aquí dos años, todavía sin legalizar, pero ya más integrado. Me quería presentar a su novia, a ver si son capaces de compartir la vida y apoyarse mutuamente, pero están viviendo en una habitación subalquilada a otro inmigrante, la casa está llena de malas cosas me dice ella, que no son de Dios sino del diablo y me relata su dolor, no sale de su pieza para no ver las cosas, desea cambiar de vivienda para estar en paz. Mijail me envía por watsap una noticia alegre, la foto de su carnet de identidad donde se refleja que ya es residente legalizado y puede trabajar en España, a los pocos días me dice que se va Elche porque allí ya le han ofrecido trabajo legalizado y tiene gente conocida, han sido tres años y medios de lucha, pero han merecido la pena, es de Georgia y se siente parte de nosotros, me abraza y se emociona. P. ha llegado de noche, como Nicodemo, a última hora, llora desconsolado, su mejor amigo ha muerto víctima de un accidente de montería, hacía poco habían estado juntos en una jornada de caza. Lleva una semana derrumbado, él es fuerte y auténtico, su propio oficio de conductor de helicópteros le ha da firmeza en el carácter, pero esto le ha derrumbado. Necesitaba hablar espiritualmente, desahogar, sus sentimientos, los buenos y los malos, sus preguntas radicales, su deseo de ser fiel a la amistad y proteger a la familia del fallecido… nos abrazamos en el dolor.

Nosotros

Hoy A. ha entrado a dar las gracias, me dice que somos los que realmente le ayudamos, enfermo de cáncer, transeúnte, ha encontrado una familia que le acogió y le cuida, hasta ahora gratuitamente, pero ya no pueden, necesita pagarle la habitación. Es un desordenado, no tiene ayudas porque no tiene ni domicilio, le hemos pagado este mes, pero los de cáritas se preocupan porque esta solución no puede ser permanente, hay que ver como se le ayuda a encarrilar su situación personal. Una familia me llama y me dice que saben que la mujer del fallecido en la construcción está mal económicamente, y quieren ayudarle en estos momentos, envían un donativo de un sueldo de un mes para ayudarle y lo hacen de forma anónima. Felisa me dice que tiene que volver a intervenirse de cáncer en el endometrio, es muy arriesgado pero su cirujano está dispuesto a intentarlo, me abraza y me pide que sigamos orando, su niña pequeña está al lado me sonríe y me besa, me dice que todo va a salir bien. Mari Carmen me trae el libro que ha escrito su padre Quico con noventa años, de su vida y su pueblo, ayudado por su nieto Álvaro, tiene más de noventa años… son sólo retazos del día a día, de los que se acercan y compartimos camino en el dolor, la esperanza, el ánimo, la vida.  Aquí está la llamada en una parroquia de barrio, en el vivir de cada día… y ahí hemos de estar sacerdotes y laicos, todos a una caminando en el amor compasivo.

Lo hacemos desde nuestra debilidad, desde la contradicción, con pobreza y pecado, pero deseando que la compasión no se pare por nuestra torpeza. Por eso sentimos el calor de este domingo y de su palabra, aquí estamos Señor, envíanos, y reflexionamos …

Encuentro

“La mirada compasiva al mundo nos rompe y nos llena de contradicción con nosotros mismos. Es tanto lo que hay que hacer y tan grande, y nosotros, somos tan pequeños y tan débiles. La misma Iglesia, nuestras comunidades cristianas, movimientos y grupos, nuestra misma persona nos sentimos lejos de las metas del evangelio, y de la coherencia del amor cristiano. Nos sentimos pecadores y limitados. Y sin embargo Dios nos busca a nosotros para ser portadores de su salvación, de su palabra, sentimos miedo. Pero nos dice que no temamos que estará con nosotros y que cuenta con nuestra debilidad para confundir a los fuertes, para ser señales de esperanza para los oprimidos. Nos envía frente a la dinámica del mal, para ser nudos y red de compasión y de misericordia, para ser señales de que otro modo de vivir es posible. Abramos el corazón, aunque esté herido y se sienta pecador, a la palabra y el espíritu de aquél que se ha fiado de nosotros.”   Habremos de seguir heridos pero esperanzados.

José Moreno Losada.

Existe el mundo obrero y tiene sus mártires

Hoy ha sido un peón de albañil anónimo ¿mañana?… detrás de él toda una historia y toda una vida de dificultad, dolor y sufrimiento. ¿Quién luchó con él y estuvo a su lado defendiendo sus derechos de dignidad, trabajo, salud, familia…? La iglesia y el mundo obrero en España, una cuestión pendiente para hoy.

(En el 75 aniversario de la HOAC)

Muerte  obrero

“Un albañil pierde la vida al desplomarse un talud de tierra en Badajoz. La víctima de 47 años, fue rescatada por sus compañeros, pero dadas las lesiones…murió antes de ser evacuado al hospital”. Noticia en nuestro diario, desde anoche lo tengo adentro, otro obrero más muerto en el campo de batalla del trabajo diario y anónimo. A veces se dice que esto ha cambiado mucho, que ya no hay mundo obrero, incluso lo oigo en la Iglesia frente a los movimientos que quieren situarse comprometidos en este ambiente específico, como es el de la HOAC, hermandad obrera de acción católica. Precisamente hace unos días se celebraba el 75 aniversario de este movimiento en la parroquia de Badajoz que tiene como título a Jesús Obrero. Mi oración en esta mañana va dirigida desde esta persona anónima –seguro que esa calle no llevará su nombre-, desde su familia que no sé cómo estará compuesta y ahora destrozada, y desde sus compañeros, los que quisieron luchar a brazo partido para rescatarlo de la muerte y no pudieron. Esta misma mañana cuando me dirigía a la facultad y veía a los obreros arreglando los acerados de mi avenida, me ponía en sus carnes, con el frío, la niebla… y pensaba en los millones de obreros del mundo. Me rebelo cuando desde nuestra comodidad hablamos de su desaparición, cuando son tan imprescindibles y necesarios. Ahora mismo he recibido watsap parroquial para ver si conocemos a alguien que pueda quedarse por las noches con una persona mayor de ocho o nueve de la noche hasta las nueve de la mañana, alguien que sea de confianza. Obreros de confianza, que estén dispuestos a perder la vida en su campo de batalla diario. Necesitamos volver la mirada al mundo obrero, no podemos seguir negándolo ni ninguneándolo, ni en la sociedad ni en la iglesia. El que más y el que menos venimos de ahí…

No acabo de escribir estas líneas y recibo información de este obrero muerto. Me escribe Loly, que junto a su esposo Juan Carlos, participan en nuestra parroquia y forman parte del equipo de Cáritas de la zona que está más allá de la estación de Renfe,  de las parroquias de Santa Engracia y la de la Asunción en el gurugú. Ha visto mi muro y el enlace a la noticia de este accidente laboral. Ella acaba de estar en el tanatorio y viene dolida y rota, allí ha estado con la esposa de Floren Gamero, María José. Para ellos no son anónimos sino un matrimonio conocido y estimado, de los que han recibido ayuda en los últimos años porque lo estaban pasando muy mal económicamente. Llegaron a tener su casa propia embargada y a vivir como okupas en ella, hasta que el banco viendo la pobreza de la vivienda y de ellos, acordaron un alquiler de su propia casa con derecho a compra. Han estado sin trabajo mucho tiempo, ella ha trabajado algo más, pero él no alcanzaba nada para trabajar. Colaboraban en la parroquia en las cosas de cáritas y agradecían de corazón todas las ayudas. La esposa no tiene padres, pero la familia de Floren les ayudaba todo lo que podían. En diciembre estaban felices porque por fin él había conseguido un contrato formal para trabajar en la construcción, y ahora quince días después muere en este accidente de trabajo. Lo que fue la mayor alegría en los diez últimos años de crisis y oscuridad, se ha convertido en la causa de su muerte, sigue cumpliéndose el dicho de lo poco que dura la alegría en la casa del pobre. Llevan años luchando como matrimonio, por su casa, sus vidas y por las de sus dos hijos de once y trece años. Hoy ella grita, porque la vida no les ha bendecido, siempre han sentido el mal, el dolor, la dificultad, el sufrimiento… y ahora cuando parecía que iban a estar mejor, se ven segados por este mal de muerte en ese accidente fatal. Sé que esto ocurre de muchas más formas, hace meses murió otro joven amigo mío, Joaquín ingeniero en la visita a obras que dirigía desde su empresa en el Congo, en un accidente de automóvil en su trabajo, en carreteras africanas. Pero no puedo dejar de considerar y dejarme afectar por este hecho que ya no es anónimo, que tiene historia, nombres, y mucho dolor y sufrimiento a sus espaldas. Y siento consuelo de que quien le saque del anonimato ante mí sea la Iglesia, estas personas que se mueven en esas parroquias de barrios obreros y pobres, que están atentos a la vida de los pobres y sufrientes, con sus nombres, historias y con sus sentimientos. Ojalá lleguemos a estar mucho más cerca y a luchar con ellos por sus vidas dignas, justas, sin que les falten los derechos fundamentales de casa, trabajo, familia, salud. Existe el mundo obrero, un mundo de dificultad y dolor, la iglesia tiene el reto de estar con ellos y llevarles el evangelio de lo humano, de la dignidad, de la justicia, del Reino de Dios.

José Moreno Losada. Sacerdote.

“El hermano inacabado. Carlos de Foucauld” (De Margarita Saldaña Mostajo)

“Mírame en ellos y vive cerca de ellos, perdido en Dios”

 Aún no está en las estanterías de las librerías y ya está seduciendo y provocando, yo he sentido necesidad de contarlo e invitar a que lo esperéis y lo demandéis. Un modo de contemplar y adentrarse en el hermano Foucauld que marca líneas y sugerencias de espiritualidad contemplativa y encarnada para el hombre de hoy. El dirección de la fraternidad universal y en la invitación a profundizar para poder creer como cada uno estamos llamados, desde nuestras imperfecciones y desde nuestras sombras, a ser hermanos universales. Muy apropiado con la celebración última de la Navidad, en el bautismo del Hijo que nos hace hermanos.
hermano

Libro tan propio como novedoso, búscalo

 Aún no está en las librerías y no puedo callarme más. He leído un libro nuevo sobre Carlos de Foucauld y certifico que viene con novedad auténtica. Hace unos meses tuve la oportunidad de compartir momentos agradables con Margarita Saldaña Mostajo, a cuentas de su libro, sobre san José, editado en Sal Terrae, que presentamos en la ciudad de Badajoz. Un libro que me atrajo por presentar de un modo tan fecundo y entrañable el silencio creativo de José, esa teología del silencio de lo cotidiano, del quehacer profundo de un vivir entregado que rompe límites en el mayor de los anonimatos colaborando con Dios en la historia de la salvación. Ahí me hizo entrega la autora de su trabajo de licenciatura publicado con el título “Rutina habitada” que voy recorriendo con parsimonia reflexiva acorde a su trabajo, laboriosidad y estructura teológica de una realidad bien oculta por desconocida como es la vida de Jesús en Nazaret. No deja de ser sorprendente la grandeza de la cotidianeidad creyente que se encierra en la vida oculta de Jesús.

En esa lectura andaba, cuando a través de Isabel Lara –amiga entrañable y regalo divino en este tiempo en nuestra parroquia- hermana de comunidad de la autora, me llega como regalo de adviento preñado, en cercanía a la Navidad, como luz adelantada de Epifanía, un ejemplar de un libro tesoro: “El hermano inacabado. Carlos de Foucauld”, de Margarita Saldaña prologado por Mariola López Villanueva.

Margarita

Hoy me he acercado a la librería para pedir ejemplares y poder hacerlos llegar a personas que lo van a recibir como agua de mayo, pero aún no están a la venta. Será lanzado en enero. Llego a casa y me pongo a contaros algo de mi impresión rápida de la lectura de esta obra, tan cercana la fiesta de la canonización de este santo, con ese perfil de hermano inacabado. Con el deseo de que os entre ganas de gustarlo y disfrutarlo como yo.

Me ha seducido con paz y apasionamiento

El libro ha sido de verdadera revelación para mí. Lo comencé a leer con cierta curiosidad por el momento que estamos viviendo y por su actualidad a manos del papa Francisco que nos lo puso como ejemplo de hermano universal en Fratelli Tutti. No hice nada más que comenzar y sentí atracción por su lectura, con cierto apasionamiento. No pude resistir la tentación de beberlo rápido cuando la intención era a pequeños sorbos para saborearlo poco a poco. Me busqué momentos de retiro de cierta duración y me lo tragué en cuatro o cinco momentos. Me llamó la atención porque normalmente me cuesta buscar esos momentos y aquí fui muy diligente por la seducción que provocó en mí. Según lo leía me decía que tenía que volver tranquilamente, pero que ahora convenía que fuera así. Y aquí estoy contando la experiencia de la rapidez, ya en otro momento igual voy compartiendo pequeñas píldoras más interiorizadas por mí.

Libros

¿Qué me sedujo? Así de pronto creo que estas cuantas razones:

  • – El modo de escribir de Margarita que ya conocía, pero que en esta ocasión me daba la sensación que bailaba con otros zapatos, o más bien a pie descalzo. Una persona que se situaba ante este hermano con una disponibilidad y desnudez apabullante, sin condiciones ni prejuicios, en la búsqueda de una identidad no marcada de antemano.
  • – La exploración que ofrece en las primeras cien páginas te va transportando con nitidez a dimensiones impresionantes y complementarias de una identidad de misterio, contemplación, silencio, pobreza y amor que te subyugan con una invitación de humanismo y cercanía que trasportan a tu propio vivir y caminar. Qué ganas de explorarme a mí mismo con esta mirada de lectura creyente.
  • – El descubrimiento de perfiles en la novedad documentada dejando hablar a la propia persona en el camino del descubrimiento de su propia identidad, que no se la da él mismo, sino que se la va aportando en Padre, según se va desnudando y perdiendo en lo imposible y en lo inacabado: la vida, los deseos, el claustro, los márgenes, la estabilidad, el horizonte… sólo Dios puede ir acabando con lo inacabado y lo imperfecto para que alguien pueda ser santo. Pero la autora nos lo pone a pie de obra y de cita, con los sentimientos y las palabras del hermano.
  • – Y de la semblanza biográfica a la semblanza espiritual, dejándonos irradiar por lo que va ocurriendo en su interior, lo que es el desarrollo de una espiritualidad que siendo de Nazaret se muestra nueva en su momento histórico y se hace referente para este siglo que estamos viviendo. Una buena noticia para hoy con claves de una minoridad y sencillez que fecunda la historia desde un amor entregado y callado, inacabado e imperfeto, pero lleno de compasión y misericordia, en el ejercicio de la verdadera proximidad encarnada, todo un reto para la Iglesia actual con el horizonte “fratelli tutti”.
  • – Los propios conceptos que va marcando la autora como síntesis de la irradiación de este santo, y de los que le siguen en la mirada contemplativa y pobre de Jesucristo, son clarividentes de la necesaria espiritualidad encarnada para los cristianos hoy: Relación con Dios, el ideal y su proceso, la hospitalidad, las sombras, la salida, la misión. Os invito a releer las sombras para cercioraros de que vosotros y yo estamos llamados a la santidad en nuestra pobreza personal y en nuestros propios límites, que la sombra no impida el deseo de ser misericordiosos.
dedicatoria

Y una palabra penúltima sobre el libro es confirmar lo que nos dice Nicolás Viel en el epílogo: “Carlos de Foucauld nos invita a descubrir que la experiencia del Dios de Jesús supone adentrarse en la verdad de la experiencia humana y que, en lo más hondo de lo humano, se oculta nazarenamente lo más hondo de Dios”, y digo yo con atrevimiento: “también en las sombras de lo humano, donde se experimenta propiamente la misericordia del que nos ama”.

No os perdáis esta novedad que nos regala Margarita Saldaña Mostajo con motivo de Carlos de Foucauld, lo hace con su mirada seducida por la identidad del hermano con la sola luz de su verdadera historia y proceso. Es una periodista, escritora, teóloga, pero sobre todo una hermana de Foucauld, tan universal como inacabada que está abriendo caminos y veredas en la investigación sobre este hermano suyo y nuestro. Seguimos esperando más frutos de su trabajo, de su contemplación y de su entrega ante el Cristo pobre, al que adora y ama con los más pobres.

José Moreno Losada.

Epifanía y la carta de un niño

Pablo sigue insistiendo, ante los reyes, con su petición inacabada. La última anécdota me la cuenta su madre hoy: “Te contaré cómo último detalle que mi hijo (Pablo) también ha pedido 50 € para dárselo a los Reyes Magos porque trabajan y nadie les paga”. Los sentimientos de un niño y los deseos de un creyente en la epifanía de Fratelli Tutti.

Epifanía y la carta del niño Pablo

la calle

Hoy, como muchos días, bajo a la calle y siento la luz que me envuelve y me abraza invitándome a vivir. Observo que mi calle está vacía y desocupada, y recuerdo que es víspera de la fiesta de reyes y todo comienza a prepararse para la cabalgata que se dispone y sale de este barrio mío porque sus majestades llegarán en tren –no en Ave- y estamos junto a la estación. Y recuerdo la fiesta que se celebra entre los cristianos y la anécdota de un niño limpio e inocente, Pablo.

Celebramos en la Iglesia que todos los pueblos le darán gloria a Cristo, porque la salvación alcanza a todos ellos. Creíamos que no había salvación fuera de la Iglesia y la Iglesia ha de confesar que la salvación es para todos los pueblos. Todos estamos llamados a la plenitud de lo humano. El camino de la salvación, el que lleva hasta Dios, es el del hombre. La gloria de Dios es el hombre viviente, hoy es el día de la luz de la vida que ilumina a la humanidad. Abrirse a la luz de Dios, es recibir su manifestación en los caminos de la historia. Los sencillos encuentran el rostro de Dios, los limpios de corazón, porque lo buscan sin condiciones previas. Dejemos que Dios nos sorprenda y nos muestre su rostro en los acontecimientos de cada día, fuera de los palacios, los poderes y los templos, en el corazón de lo humano, de lo oculto, en lo pequeño. La estrella busca signos humanizadores para ponerlos en el candelero y que alumbren a todos los hombres, ¿Se parará en lo alto de mi casa y de mi mesa? Miremos a Pablo y lo que él pide todos los años a los reyes insistentemente porque no acaban de concedérselo.

los reyes de Pablo
los reyes de Pablo José Moreno Losada

Pablo, un niño de diez años, en su infancia llena de fantasía del Reino, sigue pidiendo cada año con insistencia a los Reyes aquello que le parece fundamental para la humanidad: la paz para que no haya guerras, que todos los niños tengan una familia como él la tiene, que no haya pobreza en el mundo. Cuando escribe su carta, en el comienzo vuelve a repetir sus peticiones de cada año, y al final insiste y quiere ponerlo de nuevo para que lo puedan leer dos veces. La madre le pide que no sea pesado, que los reyes con una vez se enteran, pero el persiste: “Mamá, lo tengo que repetir porque casi todos los años me traen lo que le pido para mí, pero no acaban de traer lo que le pido para los demás…”. Para Pablo es muy importante que sus deseos, que son los de los que sufren se cumplan de verdad.

BELEN
BELEN

Pero para eso el camino, todavía es pronto para él –esperemos que no tarde para nosotros-  es que sepamos pedir la pobreza de Dios. Qué contradicción, nuestra pobreza amante se convertirá en su riqueza cumplida. Sus deseos llegarán en la entrega de nuestros caprichos y en la moderación de nuestros deseos propios. Por eso es un atrevimiento, pero no puede ser de otra manera, que nosotros aprendamos a pedir la pobreza que enriquece, si queremos que los deseos de Pablo, que son los de los que sufren, se cumplan y no tenga que repetirlos insistentemente en su carta a los reyes todos los años.

Adviento muy triste, necesitamos Navidad

Pablo, joven universitario en Badajoz, desaparecido que encontramos muerto. Era un jo­ven lleno de po­si­bi­li­da­des y de cre­ci­mien­to per­so­nal en el es­tu­dio, en el en­cuen­tro y en las re­la­cio­nes. Y aho­ra to­da una fa­mi­lia es­tá ro­ta y san­gran­do por la des­apa­ri­ción de uno de los su­yos. Nuestras esperas acabaron en muerte, pero ahora nos queda la esperanza. Seguimos buscando la Estrella que ilumine y consuele en este duelo.

Pablo

Hace unos días Raúl estaba triste en clase, es amigo de Pablo Sierra, el joven desaparecido hace bastantes días en Badajoz. Compartieron años en la residencia de estudiantes y pasaban mucho tiempo juntos. No se explicaba lo que había podido ocurrir, pero no quería estar más en esa espera desesperada que compartía con los hermanos de Pablo, uno de ellos mellizo, y su familia, que estaban hospedados en un hotel cercano a la residencia de estudiantes. Deseaba que se resolviese esa situación de quebranto y ambigüedad, deseando lo mejor y sintiendo miedo a lo peor. No es lo mismo esperar esperanzados que desesperanzados, y cada día que pasaba se sentía más lejos la vuelta en la mejor de las posibilidades. Raúl me hablaba de mala suerte, de estar en el momento peor en el sitio más inoportuno, que le podía haber pasado a cualquiera. Sentía que Pablo se hubiera ido solo, aunque si hubieran ido dos, igual les hubiera pasado a los dos.

Y el viernes nos enteramos que ha pasado lo peor, Pablo ha sido hallado muerto. Ha ocurrido en una ciudad como la de Badajoz, donde esos casos casi no se dan nunca, pero ahora toca reflexionar y sacar lecciones de vida y de muerte. Por una parte, de vulnerabilidad, un joven agraciado en su familia, en sus estudios, en sus amistades… y en una mala noche desaparece de todas las vidas en un silencio total, en un mutismo desesperante. Y esto le podía haber pasado a cualquiera, todos somos vulnerables y estamos expuestos al dolor. Por lo mismo, todos necesitamos de todos, todos nos debemos protección y cuidado, la comunidad es nuestro horizonte para la vivencia de la vulnerabilidad, venga por donde venga, sea enfermedad, pandemia, agresión. Pronto, los creyentes veremos al niño Dios vulnerable y expuesto desde la mayor debilidad en lo humano. Nuestra oración por Pablo en estos días ha sido rezar desde la vulnerabilidad, en la confusión, en la angustia, en el temor ante lo peor, con el deseo de lo mejor, en tensión total. Ahora ya nos toca hacer duelo verdadero, fecundo, transformador. El duelo lleva la reflexión sobre el mal y sobre el bien, la vida y la muerte, juventud y futuro, valores y capacidad de amar o de odiar.

Junto a la vulnerabilidad la reflexión se centra en el valor de lo diario, de lo común, de la libertad gozada anónimamente que nos posibilitar ser y crecer, abrirnos y crear. Un joven lleno de posibilidades y de crecimiento personal en el estudio, en el encuentro, en las relaciones. Valorar la juventud como lugar de siembra y crecimiento, de momento vital único. La tensión y el miedo no puede destruir el gozo de lo nuevo y lo joven entre nosotros, estamos llamados al cuidado y no al miedo. Pero es verdad que lo joven se hace alegre y único cuando se solidariza y se compromete. Cuánta juventud vivida y gastada inútilmente, cuanto dolor en los jóvenes que viven sin ilusión y sin esperanza, sin futuro, adictos y esclavos de lo que tienen o disfrutan, sin más mirada de horizonte abierto y comprometido. El hecho de este joven reclama reflexión profunda de lo que vivimos y lo que somos, nada más lejos de nosotros ha de estar la tentación de pensar desde esta desgracia que no merece la pena lo que sí es válido y auténtico. Precisamente nos da rabia que se trunque lo que podía ser vida amada y entregada, realización de lo humano y de lo comunitario. Esta muerte ha de servir para sanar y salvar a los jóvenes que están perdidos y desorientados.

Y otra llamada fundante, el valor de la familia, nuestro joven no lo es en la soledad, sino inserto en un tronco amoroso, el de su padre y su madre, en la vinculación con esas ramas tan idénticas las de sus hermanos, más en el caso del mellizo. Toda una familia rota y sangrando por la desaparición de uno de los suyos, valor absoluto de un vínculo que si alguno quisiera ponerle precio se haría despreciable para siempre. Cómo valorar y cuidar el seno familiar en el que somos nosotros de la forma más original y única. Tres palabras sagradas y propias para una lectura de adviento triste pero real: vulnerabilidad, juventud y familia. Razones para la esperanza de lo verdadero, razones para creer y esperar un sentido frente a esta muerte, razones también para sufrir juntos y aliviarnos en el consuelo de que la tristeza que tenemos es por los valores que amamos, por eso que va a hacer que este hecho de vida, aunque se haya resuelto en dolor de muerte y ausencia, no será en vano para todos nosotros. Pablo está desparecido y ahora ya para siempre por su muerte, Badajoz esta en tristeza sin renunciar a la esperanza y a la vida, de que esta muerte no sea inútil. Y todos reflexionando, muchos orando y buscando sacar vida de esta situación de oscuridad y muerte. Nos duele el mal porque hay mucho bien en todos nosotros, los que deseamos el reencuentro y la vida, la luz y la riqueza de la libertad cotidiana y joven. Pablo, tú hoy eres un signo para nuestra vida, oramos y queremos que tu cruz no sea inútil. Ojalá nuestra esperanza de adviento hubiera sido sin tristeza y las luces de la Navidad pudieran haber tenido todo el brillo que deseamos. Ahora solo podemos mirar al cielo y buscar tu estrella.

Píldora de Adviento (5): La proximidad

Señor, cercana la celebración de tu encarnación, sentimos tu proximidad, ¿Qué pueblo tiene un Dios tan cercano como nuestro Dios? Te has encarnado y te has aproximado de tal manera que ya no puedes ni quieres ser sin nosotros, todo lo quieres con nosotros.

Navidad es “proximidad”

proximidad

Mi compañero de facultad me comenta que está con los ejercicios finales de su materia, los hace en dos grupos. El otro día le escribía un alumno y le pedía pasar al grupo que realiza la prueba más tarde. La razón es que se encuentra mal. Hace días desapareció un joven universitario y lleva más de una semana sin aparecer, hay indicios que muestran la posibilidad de un presagio fatal. Este joven universitario fue el último compañero que estuvo con él, aquella noche, acompañándolo cuando dijo que iba a tomar un taxi para volver a su residencia estudiantil… su dolor es muy fuerte, imagino sus reflexiones  y preocupación. Fue el más próximo a él en esos últimos momentos antes de su desaparición… ante este dolor y situación me pregunto:

¿Alguien se apunta al evangelio de la proximidad y la vecindad? Ya está muy próximo a nosotros, viene a visitarnos, se hará vecino del mundo, de la humanidad, y lo hará desde la aldea, la casa, la pequeña familia, el trabajo, los amigos, los pobres… No puede haber mayor grandeza de misterio, ni preparación para recibirlo, que pasar por la renovación de lo próximo y la construcción de nuestra identidad de vecinos queridos.

El mundo necesita redescubrir el rostro de lo humano, organizarse situando a la persona en el centro de toda la historia, en una naturaleza cuidada como casa común de todos los hombres. La invitación en este final de adviento es a ser la casa de la acogida, a provocar la invitación y ejercer la hospitalidad.

creacion

Nuestro Dios está en la puerta de al lado, bastará que abramos la puerta para saludarlo y dejar que entre a compartir nuestro pan. Si lo hacemos, se curarán nuestras heridas, se perdonarán nuestras culpas y vacíos, nacerá nuestra carne más sana, la del pueblo en la mejor vecindad, en la relación divina de ese pequeño que ya está llegando. Viene con una señal que grita el deseo de sentirnos cerca y poder juguetear en nuestras casas personales.

Hoy necesitamos tu presencia en nuestros corazones para saber encarnarnos nosotros los unos en los otros, como tú ha hecho de una vez para siempre. Encarnarnos para ser unos de los otros, sentirnos nosotros, un nosotros cada vez más grande. Lo necesitamos vivamente, el mundo busca la luz, estamos a oscuras y sabemos que tú sales a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento si sabemos adentrarnos con tu espíritu de encuentro y de proximidad.