Desde los Alpes II

Es mi penultimo dia de travesia ; disculpen los acentos, sigo sin encontrarlos en los teclados franceses. Manana recorreremos los ultimos 140 kms que nos faltan, desde la bella estacion de esqui de Valberg, a 1600mts, donde estoy, hasta Menton. Por delante cinco puertos, los cols de aqui, en nada parecidos a los nuestros: como dice Perico Delgado: “largos pero duros”.

Hoy hemos subido dos poco conocidos, La Cayolle y la Croix de Valberg. El primero era precioso pero muy largo, el ultimo de mas de 2000mts, con casi 30kms. He hecho casi la mitad solo, mi colega habitual iba hoy mas atras. He ido rezando y admirando las ultimas praderas alpinas, el territorio natural de las marmotas, propietarias de estos lugares muchos meses, en los que se hallan cerrados al hombre por la nieve: silencio, soledad y gloria al Hacedor simplemente siendo, por el hecho de existir. Eso me demuestra la naturaleza: a veces nos obcecamos en hacer, cuando tal vez lo importante es ser.

He aprendido mucho sobre mi y sobre el hombre en este viaje: al fin y al cabo todo viaje, aun los que nos llevan muy lejos, no hacen sino remitirnos a nuestro interior, son viajes al fondo de nosotros mismos: como en mi interior hay cierta tristeza, eso he hallado en algunos momentos.

Tambien he aprendido a reconocer las limitaciones inherentes a mi edad, aunque ya era consciente de ellas las he sentido agudamente en muchos momentos. Por ejemplo, hoy los mas fuertes y jovenes han subido temprano La Bonnette-Restefond, la mas alta carretera de Europa con sus mas de 2800mts. Yo comprendi que se hallaba fuera de mis posibilidades. Quien sabe, tal vez algun dia pueda venir a escalarlo, soy de la opinion que no hay que “quemar” los lugares, es mejor dejar cosas por ver para tener un motivo para regresar.

Tambien he sido muy consciente de la gran importancia de la paciencia, esa virtud tan profundamente cristiana y tan olvidada hoy: con paciencia se consiguen muchas cosas, por ejemplo escalar poco a poco, lentamente, puertos de mas de 30kms y fuertes rampas; los puertos, como los imperios, no son eternos: me lo he repetido continuamente estos dias, mientras intentaba conquistarlos no con fuerza, sino con paciencia. Es la ventaja que puede tener la Iglesia (entendida como la concibio mons. Romero: “la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecera jamas”: nada que ver con baculos, mitras e incluso altares) vs la sociedad actual. Tal vez por eso nos equivocamos al trabajar con herramientas humanas que supongan poder y eficacia, porque no son esas las “armas” de la Iglesia, sino la tarea callada, paciente, amorosa, acogedora. Al fin y a la postre, lo dijo el carpintero: “mi Reino no es de este mundo”.

Asimismo he aprendido cosas de las personas con quienes he hecho este viaje (casi todas mas jovenes que yo), y no todas buenas, pero ya las contare otro dia. Y creo haber llegado a algunas conclusiones sobre el dopaje en este deporte que amo que es el ciclismo, pero hare de ello el objeto de otro post. Simplemente como introduccion, valga decir que subir (y luego bajar a muerte) estos “puertacos” (nada que ver con los de nuestro pais) a 20kms/h uno tras otro y un dia tras otro me parece imposible, por mas jovenes, fuertes y profesionales que sean los ciclistas.

Espero escribir el siguiente post desde mi casa, ya en la piel de toro. Atras quedaran paisajes, personas, esfuerzo, sudor, velocidad, toneladas de paciencia, lagrimas, horas y horas de sillin -un antiguo modelo de cuero ingles de la marca brooks, clasico, de los que tambien requieren horas para domarlo y adaptarlo a la anatomia de cada quien-, algun nuevo amigo … Aventuras y desventuras, pues. Gozos y sombras. Aunque haya sido a lomos de una fiel y sencilla bicicleta de acero, muy diferente a las modernas de carbono, mas ligeras pero menos fiables y mucho mas caras.

Que Dios les cuide y les bendiga. Ojala lleguemos todos sanos y salvos primero al Mediterraneo, luego a nuestras casas. Recen por nosotros, por el mundo y por la madre Tierra, a veces tan agraciada como estos Alpes franceses, a veces tan castigada como los bosques talados o el desierto. Se lo ruego desde Valberg, Alpes del Sur, Francia.

One Response to “Desde los Alpes II”

  1. GRacias, mañana voy una semana de ejerciciios espirituales… me vale tu reflexión como punto de partida… en estos días que estoy en manos de médicos y que parece que tengo que hacer un viajecillo…Abrazos.

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