Corpus Christi

Se celebra en la ciudad en que vivo esta fiesta y me pregunto qué significa para mí: es obvio que la traducción es “cuerpo de Cristo”. ¿Cuál es el cuerpo de Cristo para mí hoy y aquí? Recuerdo un libro de Jon Sobrino sobre monseñor Romero, donde contaba los sucesos de Aguilares (El Salvador) al poco tiempo de llegar monseñor al arzobispado de San Salvador.

Aguilares era la parroquia de Rutilio Grande, sacerdote jesuita, amigo personal de monseñor, asesinado en el término de El Paisnal junto a dos campesinos, cuando se dirigía a celebrar misa. En esa zona comenzaron a organizarse los campesinos, ayudados por Rutilio y otros compañeros. Tras su asesinato, la represión fue feroz: el 19 de mayo de 1977 el ejército ocupó militarmente el pueblo y lo selló, durante un mes nadie pudo entrar ni salir de él salvo los militares, que quemaron, torturaron y asesinaron. También profanaron la parroquia y el sagrario.

Cuando finalmente se retiró el ejército y pudo llegar el socorro, monseñor acudió a confortar a los campesinos y a celebrar una misa en la parroquia mancillada. Quiso ir cuanto antes para denunciar las atrocidades cometidas y acompañar a un pueblo aterrorizado. Su homilía fue de una gran belleza, consoló al pueblo sufriente y les vino a decir que ellos eran el siervo sufriente de Yavheh, el cuerpo de Cristo presente en la historia. Luego desfiló en procesión con quienes quisieron y se atrevieron a seguirle, con el Santísimo en sus manos, apuntado por las armas de los militares que habían quedado de retén. En un momento nadie se atrevió a avanzar delante de las armas automáticas, pero monseñor sí lo hizo y los soldados no pudieron sino dejar paso a aquel sacerdote revestido y con una custodia como toda arma. Fue una procesión de desagravio por la profanación que los soldados habían hecho del cuerpo de Cristo sacramentado y del cuerpo viviente de Cristo, los campesinos asesinados, como narra vívidamente Jon Sobrino, presente aquel día.

Monseñor acertó de pleno: todo aquel pueblo humillado y machacado era el cuerpo de Cristo en la historia, como siempre lo son los hijos sufrientes de Dios, tantos y en tantos lugares, ayer como hoy.

En este hospital donde trabajo por las mañanas los pacientes, en silla de ruedas y algunos con respiradores, por un breve rato están en el pasillo –donde las enfermeras pueden acudir si hay cualquier problema- mientras los celadores comienzan a bajarlos a sus actividades de rehabilitación. A veces los miro y me digo que ellos son el Corpus Christi para mí, hoy y aquí, como los campesinos de Aguilares lo fueron para monseñor.

De los sucesos que narro han pasado muchos años, más de 30. Yo pasé cerca de Aguilares en 1986, cuando visité El Salvador, recuerdo que tomé una foto del cartel, cuando nuestro auto dejó a la derecha el desvío al pueblo. En esta ciudad donde vivo ahora también celebran el Corpus Christi con una solemne procesión. Creo que mi fe se encuentra más reflejada en la procesión de Aguilares, aunque seguro que ésta es bella y vivida con devoción por muchos. También creo que el cuerpo de Cristo en la historia está más en los hombres que dentro de un sagrario.

Recen por los enfermos y por quienes los cuidamos.

4 Responses to “Corpus Christi”

  1. Estoy seguro que conoces un libro editado por González Faus que se titula “Vicarios de Cristo: los pobres”. Se trata de una recopilación de textos de la tradición eclesial desde el principio hasta ahora. Entre otros, está este texto, pero podría citar otros muchos más:

    «¿Quieres honrar el cuerpo del Salvador? Aquel que dijo: Este es mi cuerpo, es el mismo que dijo: Me habéis visto hambriento y me disteis de comer. Lo que no habéis hecho por los más humildes, es a mí a quien habéis rechazado. Honra, pues, a Cristo, compartiendo tus bienes con los pobres.» (Homilía 50 sobre Mateo)

    La Iglesia no ha olvidado que la Eucaristía es sacramento del altar y sacramento del hermano, sacramento del pobre, tan unidos como las dos caras de una misma moneda.

    El peligro de separarlos ya aparece en la comunidad de Corinto, y Pablo tiene que emplearse a fondo para corregir errores.

    Tienes toda la razón, una procesión, por muy solemne y piadosamente que se realice, no evoca al Jesús que dijo: «Haced esto en memoria mía», en el momento de entregar su vida toda en favor nuestro y de todos los seres humanos.

  2. ¡Qué bonita reflexión! Gracias por recordarnos cual es el meollo del mensaje de Cristo

  3. Sí, sensible y profundamente bonita.

  4. Esta mañana al terminar la Eucaristía, el presbítero ha dejado el copón sobre el altar para que durante unos minutos los asistentes adoráramos el Cuerpo del Señor. En esos momentos de silelencio, he pensado que, aunque allí está el Señor, está también en los hombres, en los enfermos, en los pobres, en los que amamos o incluso odiamos y me he preguntado ¿por qué no somos capaces de reconocerlo?
    El Señor está mucho más cerca de nosotros de lo que pensamos.

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