¿Qué es la salud?: Adaptarse y Afrontar
La definición de salud ha ido cambiando con los años: primeramente la ausencia de enfermedad, luego la muy ambiciosa de bienestar físico, psicológico y social … A día de hoy debemos tener en cuenta que poca gente estaría “sana” de aplicarse esta definición: obviamente no en el tercer mundo, pero tampoco en el primero y segundo, dada la elevada prevalencia de enfermedades crónicas. Es por ello que se busca un concepto de salud más acorde con este momento de la historia, confuso y cambiante. Y dos términos sobresalen entre los demás: “salud” sería la capacidad de adaptarse (to adapt) a circunstancias nuevas y afrontarlas (to cope).
La primera adaptación es a las pérdidas: podemos tener una respuesta saludable a las diversas pérdidas que acontecen a lo largo de nuestra vida, en el terreno físico, en el anímico, en el social. Y podemos afrontar esas pérdidas y las circunstancias nuevas de nuestra vida de forma “sana”, constructiva, aprendiendo del pasado e intentando disfrutar en lo posible del presente y construyendo para el futuro. La “salud”, pues, es posible en una situación adversa y que consideraríamos de enfermedad de ceñirnos a definiciones previas.
He querido compartir estos pensamientos con ustedes en lo que posiblemente es mi última entrada en este blog antes del viaje a Zambia. Lo he considerado pertinente porque nuestro país atraviesa una situación difícil, eso se percibe y vivencia intensamente en este hospital, ubicado en una de las comunidades autónomas más sacudidas por la crisis y la mala gestión de sus políticos y centro de recuperación de lesionados medulares y otras afecciones del sistema nervioso, generalmente tan devastadoras. Aquí aprendo día a día de mis pacientes, algunos de los cuales recuperan la “salud” tras un evento traumático y los veo “sanos” en unas circunstancias vitales diferentes y aparentemente adversas: en una silla de ruedas y algunas veces incapaces de respirar por sí mismos, pero manteniendo una actitud positiva con ellos mismos, con los demás pacientes y con sus familiares, rehaciendo su vida en esas circunstancias diferentes.
Algo parecido ocurre con nuestro país: no puede quedarse en lo que tenía hace unos años ni en lo mal que todo se ha hecho (aunque sea cierto); necesitamos mirar hacia delante y reconstruir lo destruido. Y aprender de los errores para no repetirlos. Lo dijo muy bellamente Haim Herzog, presidente del parlamento israelí (La Knesset) en la primera visita de un político de esa envergadura a nuestro país, ya en democracia: “No podemos cambiar el pasado, pero podemos aprender sus lecciones”. Me gustó mucho esa frase de su discurso (circa 1980) y la he recordado desde entonces. La veo aplicable a nuestra vida y a nuestro momento histórico, tanto como país como personal.
Con ese ánimo viajo a Zambia, dispuesto a aprender de todos aquellos con quienes conviva y a ayudar en lo que pueda.
Recen por los enfermos y por quienes los cuidamos.
Son palabras muy motivadoras las que has expresado. Lamentablemente vivimos en un mundo donde el pesimismo se ha ido inmiscuyendo en nuestras vidas. Por otra parte, me gustaría decir que la salud está relacionada con nuestra mente, porque en ella es donde se gana o se pierde una batalla. Si un paciente piensa positivo puede curarse con más rapidez.