Y aquellas mujeres cantaron

Atardecía cuando llegamos a la leprosería de la gran misión de St. Francis. A esa hora la hermana (una joven congolesa) repartía comida entre la gente, que luego la cocinaba en sus casas. Al principio no nos atrevíamos a tomar fotografías. Entonces la hermana explicó quiénes éramos y que habíamos venido desde lejos a visitarles. […]