Desde Kitovu (Uganda)
Anochecia en Kitovu cuando sali de mi casita. Los familiares de los pacientes, que viven aqui mientras los suyos estan hospitalizados, cocinaban la cena e iban a por el ultimo cantaro de agua al deposito principal del hospital, algunas mujeres con un hijo a la espalda. La gente duerme bajo las cubiertas que hay entre pabellon y pabellon o a los pies de los suyos. Por eso todas las manyanas me encuentro colchones doblados. En un lugar donde las carreteras son tan precarias y la gente por lo general es muy pobre, es impensable ir y volver a la aldea, quizas a muchas horas de aqui. De modo que aqui se quedan los dias que dura la estancia, hasta que el paciente mejora y vuelve a casa o hasta que muere. El hospital tiene zonas comunales para cocinar y lavar, asi como para lavarse. Tal vez por todo ello se tiene la impresion de estar en un lugar tan vital.
En el tropico la noche llega de golpe. No habiendo industrias y apenas trafico rodado, los cielos estrellados resultan espectaculares y los contemplo a diario. Tambien me llama la atencion la gente que vive a la entrada del hospital, cocinando y vendiendo en pequenyos puestos los mas imprescindible para la vida diaria: jabon, algo de ropa, fruta, agua. Al anochecer se frie pescado en hogueras y se prepara el “matoke”, parte fundamental de la dieta, basicamente banana cocida y machacada. Es casi una pequenya aldea y algunos de los trabajadores del hospital viven en ella.
Mi paseo cotidiano ha sido hoy de lo mas animado: paso delante de varios colegios y era la hora de salida, de modo que un grupo de ninyos y ninyas, entre cuatro y ocho anyos, se han puesto a caminar a mi lado, dos de ellos cogidos de mi mano, y la mayor intentando entenderse conmigo con el poco ingles que hablaba. Al llegar al hospital, sin embargo, me esperaba otra cara de la realidad: pacientes que han sido traidos muy tarde y muy graves, ignoro si pasaran de esta noche. Imagino que hay poderosas razones para no haber venido antes, pero no creo que llegue a conocerlas.
Concluye el dia en Kitovu. Es ya noche cerrada y leere un rato antes de dormir, en este recorrido cotidiano por las luces y las sombras de este pais, en la region africana de los grandes lagos.
Recen por los enfermos y por quienes los cuidamos.
Un relato lleno de poesía y de esperanza.