Más sobre la vejez

Mi madre sigue su andadura tras la fractura de cadera de hace unas semanas. Ha quedado muy frágil. Cuando regreso en el tren de verla suelo reflexionar sobre lo vivido durante mi visita, en los ratos que he pasado contemplándola. Me doy cuenta, por ejemplo, de que el metabolismo se enlentece en el anciano, por eso casi siempre siente frío. Tal vez es un preludio del momento en que el motor se detenga definitivamente. Va entrando en una fase de reposo, quiescente. La vida se hace más calma, sin la intensidad de la juventud. Posiblemente la vejez sea el tiempo de la paciencia, tal vez también de la ternura. De aceptar las limitaciones y dejarse cuidar y ayudar. Algo muy difícil cuando siempre se ha tenido otro rol, el de cuidadora. Idealmente tiempo de agradecimiento: por lo sembrado y recogido, por lo vivido.

Con toda sinceridad, tras muchos años de vivir fuera, echo de menos a mi familia: el trato cotidiano, participar de la vida de los otros. La mía es una familia extensa, y salvo excepciones (que las hay, como en casi todas las familias), nos queremos mucho y nos llevamos bien, más en tiempos de dificultad. Pero por motivos laborales vivo algo lejos, de modo que tengo que limitarme a visitas cuando las guardias lo permiten, lo cual no es mucho más de un fin de semana al mes.

 La fractura de mi madre me ha enseñado, por ahora, algunas cosas, no la menos importante de qué forma tan diferente puede mirarse a un paciente: un médico puede ver otra anciana más con una fractura de cadera, un caso poco prometedor y cuyo tratamiento puede parecer poco agradecido o infructuoso. Sin embargo, para mí es mi madre, de modo que cualquier pequeña cosa que pueda hacerse para que esté mejor se hace muy importante. Reflexiono sobre ello a menudo en mi práctica médica diaria. Ya intentaba hacerlo antes, ver y atender a los pacientes como haría con mis familiares, pero más ahora si cabe tras lo vivido con mi madre. Un colega de un hospital de Madrid reflexionaba certeramente sobre ello en un comentario a mi entrada anterior.

Por lo demás la vida en el hospital sigue sin grandes sobresaltos pero con la molesta y frustrante sensación de incertidumbre que atenaza hoy al sistema sanitario. Aunque ello no debiera desviarnos de nuestro objetivo fundamental, que es atender lo mejor posible a nuestros pacientes.

Recen por los enfermos y por quienes los cuidamos.

One Response to “Más sobre la vejez”

  1. Bellas, dulces palabras. Muy bien escritas, muy desde el corazón. Saludos

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