Sudáfrica 2014: luces y sombras

La muerte de Nelson Mandela provoca un súbito interés por Sudáfrica. Lo cierto es que el país más al sur del continente africano no lo tiene nada fácil, con o sin Mandela, quizás porque es complicado sobreponerse a un régimen perverso que duró décadas y a una epidemia, el SIDA, que ha tenido su máxima incidencia y prevalencia en ese país y que además se gestionó mal desde el principio. Pero también por los propios errores y horrores de su clase política dirigente. Ignoro cuánto de todo esto conocen, les explicaré someramente lo que yo sé, del mismo modo que les contaré que en los tres países del continente africano que he visitado en los últimos años (Sierra Leona, Zambia, Uganda en dos ocasiones), la influencia de Sudáfrica hoy es prácticamente nula, cuando en su momento se pensó que sería el motor del continente.

Es indudable que la lucha y el fin del apartheid fueron uno de los motivos de alegría de la última década del siglo pasado. Y que Mandela jugó en eso un papel capital, aunque no fue el único: fueron cientos y miles los sudafricanos –negros y algunos blancos- los que posibilitaron el fin de un régimen que hizo sufrir a sus ciudadanos negros –de segunda clase- como pocos en la historia contemporánea. Hay un libro excepcional del dominico Albert Nolan, “God in South Africa” (creo que se halla traducido al español y publicado por Sal Terrae), que les recomiendo encarecidamente. Refleja vívidamente el dolor de los años previos al fin del apartheid pero también la enorme esperanza que vino con su caída. Cuenta la cruel organización social del régimen segregacionista, los tristemente famosos bantustanes y todo el sufrimiento que provocaron. Pero asimismo nos permite comprender el ubuntu, ese concepto tan difícil de traducir que impregnó a grandes sectores de una sociedad que quería liberarse y que implica humanidad, solidaridad, fraternidad … “yo soy porque nosotros somos” es la traducción que más me gusta y convence. No recuerdo de memoria si Nolan cita a Mandela en ese libro, posiblemente, pero no recuerdo que le dedique mucho espacio, la liberación fue obra de un pueblo, no de una persona, aunque sí ha sido la más famosa. Y es indudable que su mensaje de reconciliación permitió que la sociedad sudafricana tuviese una transición pacífica.

Cuesta por eso entender lo que ha ocurrido después, del mismo modo que me cuesta comprender que Mandela se retirarse prematuramente y por completo de la gestión de un país que en pocos años dilapidó un enorme acervo político y de esperanza. Primero con el siguiente presidente, Thabo Mbeki, que se empeñó en negar la realidad de la infección por HIV/SIDA mientras ésta diezmaba los sectores más jóvenes y productivos de la población, adjudicándola a una invención colonialista en vez de a un virus. Eso determinó que se perdiesen unos años preciosos en la lucha contra el HIV y en el uso de medicamentos, las consecuencias todavía se están pagando a día de hoy.

Y después con el actual presidente, Jacob Zuma, un hombre atrabiliario y que representa lo peor de la lucha por el poder dentro del Congreso Nacional Africano, el partido en el gobierno desde la transición y al que pertenecía Mandela. Parece claro que en la Sudáfrica democrática se ha consagrado una segregación de facto entre una minoría rica (tanto blanca como negra) y la mayoría del resto,  y que aunque los sudafricanos gozan de libertad formal poco pueden ejercerla en medio de una gran pobreza. La corrupción es rampante y el nivel de violencia inaceptable. La situación de Sudáfrica, cuajada de guetos, miseria y enfermedad, es sumamente incierta. No creo que hoy sea el país para el que vivió Mandela y murieron tantos otros, pero eso mismo podríamos decir de España: no era esto lo que imaginamos. Temo que pasa en muchas partes. 

Recen por los enfermos, por quienes los cuidamos, por Sudáfrica y por nuestra España.

3 Responses to “Sudáfrica 2014: luces y sombras”

  1. Lo siento quería comentar en la siguiente entrada.

    Gracias

  2. Ángel, no conozco tan profundamente la realidad de algunos países africanos como tu, conozco un poco Ethiopia.
    Sobre lo que hablas de Sudáfrica, coincido contigo. Se ha conseguido que se puedan convivir distintas etnias sin crear problemas de índole racial, pero el apartheid persiste, ahora es el negro rico quien hace al negro pobre lo que los ingleses hicieron con ellos- eso fue una de las cosas que mas me impresionaron en Addis Abeba, el desprecio del negro rico por sus hermanos pobres-.

    Lejos, muy lejos está el sentido de ubuntu, y en relación a los mas desprotegidos y enfermos o portadores de VIH, África y Asia se han convertido en el máximo exponente de la desidia de los gobernantes para atajar la pandemia, solo se preocupan de los pingües beneficios que deja el turismo sexual, incluso se ha conocido la vinculación que existe- en algunos países – entre las mafias y los ministerios de salud.

    Solo nos queda eso: Amar con Compasión a todo y a todos.

  3. Ángel, no conozco tan profundamente la realidad de algunos países africanos como tu, conozco un poco Ethiopia.
    Sobre lo que hablas de Sudáfrica, coincido contigo. Se ha conseguido que se puedan convivir distintas etnias sin crear problemas de índole racial, pero el apartheid persiste, ahora es el negro rico quien hace al negro pobre lo que los ingleses hicieron con ellos- eso fue una de las cosas que mas me impresionaron en Addis Abeba, el desprecio del negro rico por sus hermanos pobres-.

    Lejos, muy lejos está el sentido de ubuntu, y en relación a los mas desprotegidos y enfermos o portadores de VIH, África y Asia se han convertido en el máximo exponente de la desidia de los gobernantes para atajar la pandemia, solo se preocupan de los pingües beneficios que deja el turismo sexual, incluso se ha conocido la vinculación que existe- en algunos países – entre las mafias y los ministerios de salud.

    Solo nos queda eso: Amar con Compasión a todo y a todos.

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