Reflexiones, desde la medicina y la fe, sobre Cataluña

No suelo en este blog deslizar comentarios claramente políticos (aunque, por acción u omisión todo acaba siendo político), pero hoy, al hilo de las manifestaciones de ayer, publico estos párrafos, que en realidad escribí hace varios meses, porque estos problemas no son de ahora.

Nací en Zaragoza, de padre aragonés y madre catalana, de Barcelona, cerca de plaza Tetuán. He vivido al menos en siete ciudades de España (entre ellas, varios años en Barcelona y Gerona). Y varios meses en otros países del primer y del tercer mundo. Me enorgullezco de ser español, con virtudes y defectos, pero no me considero mejor que cualquier otra nacionalidad: he vivido lo suficiente para conocer que es el corazón del hombre lo que cuenta, no su origen ni la lengua que hable. Y no me avergüenza la historia de mi país: como la de todos, tiene luces y sombras, y de cualquier modo no puedo cambiarla, sólo intentar aprender de sus errores. Nací católico y así moriré. En la medicina encontré la vocación buscada, además de un medio de ganarme honestamente la vida, cohonestando interés científico y humano, trabajo y servicio. A grandes rasgos, esos son los fundamentos de mi persona: un médico cristiano.

Desde esas coordenadas, afirmo que la dinámica separatista establecida en Cataluña es maligna y no hace bien a nadie. No soy psicólogo ni psiquiatra, pero he estudiado mucho esas subespecialidades de mi profesión para pensar que, posiblemente, sólo desde la psicología profunda pueda explicarse lo que ocurre hoy en Cataluña (y en otros puntos de España). Parece existir una huida y una negación de la propia historia, una escisión esquizofrénica con ella. El intento es destruir lo que hemos sido y nuestras raíces, apartarse de ellas, ridiculizarlas y falsearlas. Nuestra historia -y la de Europa- hunde sus raíces en el cristianismo y en su más importante aportación antropológica, el hombre como imago Dei. Y nuestro país -desdichadamente a través de guerras, como casi todos-, está unido desde los Reyes Católicos. Todo lo que sea negar eso no será sano, porque no podemos alienarnos de una historia de siglos.

Todo el movimiento secesionista de Cataluña es patológico porque se basa en falsedades y mentiras, en la búsqueda adolescente de una identidad que no existe, negando la auténtica: ser y haber sido -y poder ser- parte significativa de un país que es España. Eso conduce a la esquizofrenia, a no saber en realidad quién uno es, la más grave patología psiquiátrica que conocemos. En último término, puede ser también un pecado de soberbia, similar al que se refleja en el mito de Adán y Eva: querer ser quien uno no es (apunta de nuevo a una esquizofrenia). Y todo ello posiblemente producido por un complejo de inferioridad, no puede entenderse de otra manera la necesidad de afirmación continua; cuando se dice “somos diferentes”, en realidad lo que se está diciendo es “somos mejores, somos superiores”. Hay además un fuerte componente paranoico (esquizofrenia paranoide): “España nos roba, nos tienen manía” … Hay mucho de narcisismo y búsqueda de protagonismo (algo también común en las personalidades patológicas, individuales o sociales), cuando, en realidad, la gente normal por lo general no se preocupa en absoluto de los catalanes, tiene cosas más concretas y reales en que pensar: la lucha diaria por la vida, por el trabajo, por la dignidad en la sociedad en la que vive.

Hace años que la urgencia de los políticos catalanistas no es construir una sociedad mejor, sino el intento de buscar un desgarro. Si para ello hay que falsear la historia, se falsea: no por qué ocurrieron los hechos, lo cual indudablemente está sujeto a interpretación, sino los hechos en sí. Este movimiento produce y producirá sufrimiento a todos. Desprecia el resultado de las urnas y llama a ignorar la voluntad del resto del país. Da voz y voto a quien quiere destruir todo lo conseguido desde la transición para imponer una sociedad monocolor. Y muy posiblemente, todo ello para no afrontar los problemas reales de esa comunidad autónoma: el paro, la corrupción, las listas de espera sanitarias, las carencias sociales … en suma, las de cualquier otra parte de España, nada diferente, nada especial ni excepcional, por más que quieran desde hace décadas (incluidos muchos eclesiásticos) calificarse como diferentes o con problemas originales. Qué va, en el fondo comunes y corrientes, como todo el mundo, como todo el resto del país. Eso, sí, se logra correr una niebla densa sobre décadas de nepotismo, mala gestión y enriquecimiento sectario y fraudulento.

Estos párrafos son reflexiones sobre la región de la que procede una parte de mi familia, y donde hoy viven algunos de los miembros más queridos de la misma. Agravada la situación porque el Estado ha hecho dejación de sus deberes desde hace demasiado tiempo: al no salir al paso de las mentiras y falsedades, al no defender los símbolos (la bandera, la tauromaquia), al permitir el atropello sistemático de los derechos lingüísticos y educativos … Ahora, en una posición de debilidad política, es difícil que enmiende esa dejación de funciones.

Mi diagnóstico es que el movimiento separatista catalán sufre de esquizofrenia paranoide y está afectando como un cáncer a la sociedad española (tal como lo fue el terrorismo vasco). Pues bien, salvo en el caso de algunos tumores hematológicos, la más efectiva solución al cáncer suele ser quirúrgica, por penosa que pueda resultar. En situaciones de “life or limb” hay que recurrir al bisturí. Aun siendo conscientes de que la cirugía supone siempre una agresión al organismo, pero sin olvidar que se ejecuta para prevenir un mal mayor. No me toca a mí fijar el procedimiento quirúrgico, pero ciertamente lo que llamamos criterio quirúrgico hace tiempo que existe. En esto estamos de acuerdo muchos españoles de buena voluntad, aunque ciertamente no todos: hay quien pone los propios privilegios –políticos o de otra índole- por encima del bien común, pero eso no es digno, ni es cristiano.

Recen por los enfermos y por quienes les cuidamos.

One Response to “Reflexiones, desde la medicina y la fe, sobre Cataluña”

  1. Buenas tardes Angel.
    Supongo que a la vista de mi apellido, sabes quien soy.
    He estado buscando una direccion de email donde dirigirme con una pregunta personal y solo encuentro tu blog y el de Mª Angeles. Prefiero dirigirme a ti.
    Antes de continuar ¿haces de moderador o los comentarios suben al blog sin mas? Según me digas, sigo.
    Un saludo
    Pedro ⚓️🇪🇸♿️

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