Un café con mi miedo
En los momentos más inesperados ataca de nuevo. A veces es sutil, molesta pero no aprieta. Otras veces se hace notar más. El miedo es muy físico, paraliza, e incluso te tumba si te despistas. Pero si aprendemos a ser junco, dejamos que pase como la corriente de agua que dobla pero no rompe. Ser flexibles y no frenarlo, dejar que entre, acogerlo y abrazarlo. Cuando creo haberlo superado, vuelve. Así fue hace poco. Llamó a la puerta un día cualquiera. Al mirar por la mirilla me quedé estupefacta. “¿Pero otra vez tú?”. Incluso pensé en no abrir. Pero entendí que sería mejor no ignorarlo. “Anda, pasa. ¿Te pongo un café?” (más…)