El bosque animado
Zapatero es un político que mira el desastre con ojos bañados en optimismo. Como bien dice el presidente, el pesimismo no crea puestos de trabajo. Bien es cierto que está por ver que los cree el optimismo, a juzgar por los parados del mes de enero, que son pocos para los que se supone que pueden caer en meses sucesivos, sin contar con que existe la sensación general de que lo peor todavía no ha llegado. Pero eso, no resta grandeza al presidente, más bien al contrario. La actitud del jefe del ejecutivo es muy plausible, toda vez que el optimismo que se basa en la evidencia de que las cosas van bien es pura redundancia. Lo destacable es el optimismo que no se fundamenta en nada: es lo más parecido a la fe. El gobernante tradicional, de estirpe maquiavélica y hobbesiana, tiende al pesimismo. Por el contrario, Zapatero, que es un político con fe y sin pecado original, contempla el paisaje de las vacas flacas con una mirada benévola no exenta de cierto arrobo. Está por ver que ese dulce licor optimista nos salve del naufragio, pero tal vez lo haga más llevadero. Eso contando, además, con que no parece haber conductor alternativo en este viaje confiado al abismo.
No estuvo del todo mal la sentencia que el otro día nos regaló Zapatero: “La economía es un estado de ánimo”. Claro que, en la vida, todo (o casi) es un estado de ánimo. Pero la línea metafísica (su oblicuidad) me gusta, al menos supone una renovación lingüítica, que tiene su mérito. Me atrevo a ofrecerle ciertas variantes: “Todo trabajo es una irrealidad… La verdadera realidad sucede en nuestro interior… Para realizar un sueño (un trabajo) es preciso olvidarlo… La vida más viva es la de nuestra alma… La acción del trabajo es no existir… Lo que somos de más doloroso es lo que no somos… Sintiendo la vida íntima nos acercamos a la realidad… La verdad está en el hombre de inacción… Pudor de trabajar…” Tengo más (las mejores), pero las reservo por si me contratan como asesor metafísico (echo de menos la realidad del dinero).
Pesimismos a un lado ,siempre me gustó la frase de Perich”La esperanza es lo último que se pierde ,si fuera lo primero a lo mejor se hacía algo por solucionar las cosas”.No vale para el PP porque si pierden la Esperanza no les queda nada que nos de juego a los medios.
Querido Tirado:
Observo cierta ironía en tu artículo (lo de post me parece una gilipollez). Se ve que eres un seguidor de Gabilondo y quieres darme caña, aunque reconozco que lo haces con más prudencuia que él. Gabilondo, como Pablo de Tarso, se ha debido caer del caballo. Pobrecillo!
Mira, tenemos que remar todos en la misma dirección, trabajando sin descanso, como hace el gobierno y como no podía ser de otra forma. No como hacen otros.
Deberías haberte enterado de que estamos en la Champions League, que hemos superado a Italia y estamos a punto de echarle el guante a Francia (como se cabrea Berlusconi, jajaja).
Las vacas están flacas, pero no tanto como te crees. Míralas bien. Yo te aseguro que engordarán en marzo o, si no, en 2010. Debes saber que siempre que llueve escampa. No ves como lo sé yo? (Espero que escampe antes de 2012, eso si).
Hay un factor que no has debido considerar. Es el factor Obama: su “socialdemocracia pura” nos sacará de este apuro, ya lo verás. Lo que pasa es que tu ignorancia no comprende que la economía es un estado de ánimo. Ya lo dijo Valdano del fútbol! Y como estás deprimido con lo del Atleti no te enteras. Si dedicaras dos tardes a enterarte sabrías lo que es la economía.
Y de política se ve que no tienes ni idea. Deberías leer las obras completas de Pepe Blanco y de Leire Pajín para elevar un poco tu nivel. Y para aclarar concetos.
Bueno, te voy a dejar, me voy a fumar un puro descojonándome de la risa que me da ver a tanto pardillo. Porque (te lo digo en secreto) no tengo cuerpo para leer a Gamoneda, ni a Suso, ni a Petit. Nunca lo he hecho, así que no los voy a leer ahora con la que está cayendo.
Un abrazo.
Me ha encantado ver esa fotografía en su blog. Es como un soplo de aire fresco, fresco y verde. Y sí, la esperanza nunca se pierde, es que algunos no la ven. También he reflexionado alguna vez sobre la definición “El pesimista es un optimista realista”. Aún así, sigo apostando por el sano optimismo, el que nos impulsa a seguir adelante, a tener proyectos, iniciativas, ilusiones, sueños.
Felicidades por su blog