Adiós a Corín Tellado, la reina de la literatura de quiosco
Era asturiana, como Clarín, o más, porque a Leopoldo Alas lo nacieron en Zamora, según gustaba decir, y María del Socorro Tellado López nació en Viavélez, una localidad costera del municipio asturiano de El Franco. Le han faltado diez días para llegar a los 82 años, de modo que su vida, sin ser tan larga como su obra (¡ni la existencia de Matusalén resistiría comparación con las cuatro mil novelas de Corín!), ha sido aceptablemente longeva. Corín Tellado es una rara avis, pero rara de verdad, en la literatura española de la segunda mitad del siglo XX. Sólo encuentro un caso en cierto modo similar, el de Marcial Lafuente Estefanía, que también escribió como un poseso, alcanzando asimismo un enorme éxito popular. Donde Marcial repartía tiros, Corín daba besos e insinuaba ardientes pasiones. En las decenas de miles de páginas escritas por la asturiana no hay una escena de cama resuelta con el naturalismo con que se solventan estas cosas. Su prosa era recatada y severa, como las buenas costumbres, aunque llena de insinuaciones capaces de encender las mejillas de muchas jovencitas, y otras partes más al sur (ellos estaban hechos más bien para disfrutar con los tiros de Marcial Lafuente).
Entrevisté hace más de veinte años a Corín Tellado para la radio. Buscaba yo en ella el mito de la cultura popular, pero encontré una mujer contenida y prudente como su propia escritura, si bien para nada gazmoña o cursi. Me parece que no le daba mayor importancia, aunque le halagaran, a los elogios de Mario Vargas Llosa o Guillermo Cabrera Infante, sabedora como era de que sus novelas iban destinadas a un consumo primario, distante de cualquier embeleco intelectual. Era, en lo personal, completamente ajena a la retórica sentimental que recorre sus páginas como un río merengado en el que se ahogan los enamorados. Ella no creía en los pactos de amor a la luz de la luna, ni en los romances colmados de eterna felicidad. De hecho a finales de los setenta escribió con el seudónimo de Ada Miller una veintena de novelas eróticas. Hubiera podido escribir sobre cualquier cosa y con parecido éxito, porque era una trabajadora tenaz y metódica, que se levantaba cada día a las cinco de la madrugada para fabricar bestseller, como otros lo hacen para ir al andamio. Su muerte ha llegado con el recordatorio estadístico de que con 400 millones de libros vendidos es la autora más leída en español después de Cervantes. Confieso que en este hit parade sólo me sorprende la presencia de don Miguel.
Es evidente que Corín Tellado ha entrado en la historia de la Literatura por “cantidad”. Su calidad es algo de lo que ella no hacía gala. En cualquier caso, su irrefrenable producción la hacia con un planteamiento de mucha mayor seridad de la que despliegan no pocos famosos que, en base a las necesidades del guión, han entrado en una maloliente diarrea creativa
Coincido con Teofilo, de quien he empezado a leerme su libro sobre San Josemaria. Por cierto que yo lo he conprado sin problema en el corte inglés de Sol, en Madrid. De momento me va pareciendo muy interesante.
Yo también creo que Corín Tellado ha sido la escritora con más obras ensu haber de toda España. Y, por cierto, la segunda más vendida detrás de Vázquez Figueroa, de quien al menos sepuede discutir su calidad pero no su temática que siempre suele ser variada, histórica y de interés.
Por cierto, pregunto a quienes responden de esta web por qué no se la tituló desde el principio “El país de Alicia”. Sería más fácil de encontrar en el maremágnum de la red.
Querida meg: El blog se ha titulado siempre “El país de Alicia”. Quizá la confusión venga de que se alinea junto a otros blogs encuadrados todos bajo el paraguas de la revista 21rs. Si acudes a esta dirección http://www.21rs.es verás que junto a este país hay bitácoras muy interesantes como la de Lamet o la de Martínez Velasco. Sólo que yo voy a mi aire sin entrar ni salir por lo general en asuntos religiosos.
Corin Tellado, Marcial Lafuente Estefanía, para “la chacha en su descanso”, “para el soldado en la guardia”. Estos churreros de literatura, han hecho mas por la cultura, que muchos ministros de Educación; hay quien aprendió a leer saltando de silaba en silaba en unas novelas de las de pocas pesetas, que se cambiaba fácilmente por unos céntimos en cualquiera de los quioscos del barrio.
Una época en la que las bibliotecas eran para los eruditos y los investigadores, novelas que enseñaban sobre costumbrismo, sobre estilos, eran las vacaciones de algunos que nunca conocieron el mar, pero que a través de ellas residieron en mansiones, bailaron en fiestas de largo, se viajo al Oeste, se cazaron búfalos y se soñaba con esa pareja ideal, eran momentos de evasión en una época sin divorcio.
Gracias a vosotros forjadores de sueños. Churreros de literatura y buñoleros de ilusiones.
¡Qué no se entere la SGA que son capaces de cascarnos un impuesto por lo ya leído y cambiado ¡
¡¡400 millones de libros!! Adjudicar esa cifra de ventas a un ficticio escritor de ficción es inverosímil. A 25 céntimos de euro por libro, habría ganado 100 millones de euros… Creo que sus editoriales se forraron con su amor infinito.