SÁBADOS LITERARIOS. La novela donde llovía todo el rato

 

436427_2.jpegLuis Sepúlveda, el novelista chileno que nos contó con primor y sencillez la historia del viejo perdido en un rinconcito del Amazonas, que leía novelas de amor para olvidar la destrucción de su mundo y como antídoto contra la barbarie, nos lleva ahora río arriba a un Santiago donde la amnesia es uno de los modos de combatir el dolor de una memoria herida por la brutal irrupción de la dictadura pinochetista. Tres hombres en la sesentena, que fueron militantes de izquierdas y que se vieron obligados a tomar el camino del exilio, conocen ya las tristes mentiras que se escondían detrás de los sombrajos del llamado socialismo real y no encuentran anclaje sentimental o personal en el que engancharse a la vuelta a Chile. La historia es un canto sin música al desencanto, sin nostalgia, pero con melancolía por el tiempo arrancado como un cuajo. Como dice el narrador: “Los cuatro hombres se miraron. Más gordos, más viejos, pelados y con la barba encanecida, proyectaban todavía la sombra de lo que fueron”. Como quien lleva el alma o la sombra a cuestas, más aturdidos que asombrados, los personajes rememoran un ayer al que es imposible idealizar, pero evocan aquel tiempo posible en que el cuerpo aún les atendía los llamados del corazón. En la novela llueve todo el rato, sin parar, en cada página. Y llueve muy bien, uno se encuentra a gusto entre ese chaparrón que sólo decrece un momento para tornarse aguacero. Hay novelas, como “Cien años de soledad” en que llueve de manera hiperbólica, con intemperancia barroca y un punto surrealista. Aquí la lluvia cae con compás realista, los protagonistas se mojan, pero nosotros contemplamos esa lluvia desde la barrera de lectores con paraguas. No es ésta una obra maestra, ni el mejor libro del mes, ni el mejor nada, pero es una novela, breve como un cuento largo, con la que Sepúlveda se llevó el premio Primavera de Espasa. Escrita con una prosa que cala, sin andamiajes faulknerianos ni arabescos de realismo mágico, “La sombra de lo que fuimos” es una narración sencilla y exacta como una suma equivocada. Como la vida misma.

 

 

One Response to “SÁBADOS LITERARIOS. La novela donde llovía todo el rato”

  1. en cuanto leí a nuestro querido bloguero lo de un viejo que leía novelas de amor , me acordé inmediatamente no de quien era el autor sino lo mucho que me gustó cuando allá por 1993 en su 6º edición la leí. Rebuscando entre los libros la he vuelto a encontrar y aunque quizás vuelva a leerla, sí recuerdo que es deliciosa. Descritas en un lenguaje cristalino, escueto y preciso, las
    aventuras y las emociones del viejo Bolivar Proaño dificilmente abandonaran nuestra memoria, citando al autor que dá pié a la foto de la ilustración de la cubierta del libro. , de la colección andanzas de TusQuest Editores . Vale la pena leerla. Al igual supongo que “la sombra de lo que fuimos” que comenta Juan Antonio.

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