Agosto todo el rato
Ya viene, miradlo, ya se acerca con sus pisadas de sol, con piercing en el ombligo, como un monarca absoluto empeñado en borrar la memoria de los días repetidos. Ya está aquí Agosto, el mes de Augusto, ese pasadizo de 31 cromos con derecho a tumbona, viaje por el sagrado Egipto de las cosas, mirador del tiempo, terraza con luna y vermú sin periódicos. Eso, para aquellos que agostean en Agosto, pues hay muchos para quienes el mes que viene no es un salto en el almanaque sino una raya continua en el país de los días laborables. Y todavía hay otros lectores de este blog para los que el caballo fatigado del trabajo ha quedado convertido en caballito de tiovivo que da vueltas sobre el reloj en sombra de los días feriados. Esos jubilados, o pre, como Copos, Teófilo, Seitaridis, Macaón para los que el año tiene ya siempre el mismo nombre, aunque sea diferente la intensidad, el color o la emoción. Jubilosos ellos en su provincia de tedio y música de ángeles, o cosa por un estilo.
Agosto, ¡salve, viejo Augusto!, que se devora a sí mismo, corazón mareado, baúl sin corbatas, demasiado ruidoso para ignorarlo, hecho de demasía y cháchara. Hubo una época en que Agosto era para mí un río que rara vez conseguía cruzar a nado, un torbellino de angustia en el que quedaba varado, como una ballena triste, a la espera de que de que me rescatara algún amigo, alguna mujer, algún espejismo, algo de alguien. De entonces me ha quedado un cierto recelo hacia Agosto, aunque le tengo también ley, por ser territorio sin mañanas obligatorias y dispensador de horas gratis. Me gusta, además, su empaque de tiempo encendido, esa furia de mes antiguo que no se deja domesticar, la presencia del que es diferente y hace gala de ello. Calculo que habrá quien discrepe y tenga todas estas cosas por poeterías, quien piense que no hay distancia entre agosto y enero, como no hay diferencia entre un domingo y un martes, más allá del trabajo o el descanso. Singular error, creo. Hace 20 años escribí un artículo sobre la tristeza del domingo que gustó bastante, hoy me contento con ponerle media docena de adjetivos a Agosto, ese mes profundo y tan cruel, o más, que abril.
P.D. Durante agosto este bar permanecerá abierto para todos, aunque el barman no volverá a servir copas hasta septiembre. Gracias a todos, divertidas vacaciones y nos leemos aquí.
Usted verá, pero dejar la barra abierta mientras el barman se retira a dormitar bajo una sombrilla invita a saqueos continuados… Más de uno acabará embriagado por su ausencia y puede que haya alguien a quien incluso le dé por aventurarse a suplantar su papel… No me hago responsable
En agosto es justamente cuando hay que mantener abiertos los garitos. Los barman valientes hacen su agosto en agosto. Salir corriendo, con la que cae, y dejar las puertas del antro de par en par invita, como dice LGM, al saqueo. Un poco de respeto, señor Tirado, que este blog va siendo ya un poco de todos. Rectifique como el sabio que quizá es y siga al frente del tinglado. De nada.
vaya, vaya parece Tirado ,que no ha gustado mucho tu decisión de descansar del blog en agosto. Y, es que seguro que se te echará de menos. Estoy con LGM Y Eolo, pero te entiendo, las vacaciones deben de ser para todo, al menos las de verano. Lo que no sé es si andará sin timón el blog. .
¿Te afecta la nueva legislación contra el spanish chiriguito? Porq
Se me ha cortado el mensaje.Repito.
¿Te afecta la legislación contra el spanish chiringuito? Sí es así me remango y corro la playa unos cuantos metros para que no te echen la trapa. Con mi habitual pragmatismo,a mí también me gusta agosto porque ,igual que el Presi ZP,celebro mi cumpleaños.Este cinco de agosto repito las mismas velas que el año pasado.BSS Y FELICES VACACIONES
Yo creo que el señor de detrás de la barra se lo merece… porque a alguno ya le ha puesto algunas copas de más y, entre trago y trago, él se ha tomado también unas cuantas.
Por lo tanto, los que no nos hemos pasado por la “parroquia” lo suficiente no tenemos derecho de enfadarnos sólo por que no llevamos los mismos horarios que un señor que se limita a poner copas y buena cara aunque esté deseando ir a casa a reunirse con su mujer y su hija.
¡¡¡FELICES VACACIONES!!!
Parece que el lobby periodístico está más tranquilo, pensé que iba a haber una rebelión bloguera por tu marcha. Yo tambien quiero desearte un feliz descanso junto a Alicia. Te espero a la vuelta y no te olvides de los sábados literarios. Un abrazo y hasta pronto!!!
Valiente, dejar el chiringuito abierto. Para tod@s unas copas. Para Tirado felices vacaciones. Para Alicia, un chupete…
Siempre he sospechado que el barman era el que más bebía de todos.. y siempre también quise creer que el barman sometía su descanso a la dictadura que el alcohol impone a sus clientes, ¡ay, ingénuo de mí!…
Ah, caramba, con los borrachos. Póngales usted medio litro de prosa sonajero a Agosto, y ni agua, pero, ¡amigo! haga una referencia al bar, diga que se va a tomar unas vacaciones y ahí está ya la jauría de borrachos sin frontera haciendo música de postdata. Menos mal que Beatriz ha reclamado sábados literarios y no ha aludido al garrafón; gracias doy a que la Bayón (¡felicidades por adelantado!) ha inquirido por el hecho de si me afectan los rumores bomba del gobierno sobre la supresión de chiringuitos. En fin, Copos ha sido amigable como suele, y DAA condescendiente y comprensivo. Pero, los demás, señores, no pueden ocultar su don de la ebriedad. Me permito dejar aquí una reflexión de mi amigo Enrique:
“Tener un blog es como tener la nevera llena: entran los amigos -y los desconocidos-, a picar: los hay que dan las gracias con comentarios, y los hay que se van sin decir palabra. En fin, reconozco que yo soy de esos gorrones tímidos -o desagradecidos-“.
Señor, qué tropa.
Ay padre de Alicia, te equivocas conmigo. En honor a la verdad, vengo de tomarme un gintoniquito. Siento decepcionarte. Ya sabes, dime con quien andas…
Maestro del daiquirí y las margaritas, tu bar agostado, al parecer como sandía entreabierto y por tanto(s) deseado, en su siesta, nos deja cierta sed que recuperar en septiembre, ese territorio oculto bajo las faldas coloridas de agosto. Y allí nos veremos.
You will never walk alone.
Me había bebido ya la entrada de un trago y picoteaba los comentarios dispuesto a darme el piro sin decir palabra, cuando me veo obligado a comentar “`por alusiones”.
Que tengas buen agosto, barman que toleras a los gorrones y dejas la barra abierta para que se acerquen los Torrance del Resplandor o los Rick de Casablanca.
Ya sabes que yo agosteé en julio, por lo que en agosto toca septiembrear.
Querido Juan Antonio: les cuentas a tus parroquianos que tener un blog es como tener un frigorífico lleno para que los amigos -o los desconocidos- lleguen y se sirvan. Pero ¡qué nevera la tuya!, mi querido amigo. Si es cierto que los que aspiran a trabajar en la tele deberían estudiar a Hermida, no es menos cierto que los que aspiren a hacer crónicas habladas o escritas deberían estudiar a Tirado. Mi admiración y mi enhorabuena por el texto y por esa foto que nos mete en el ordenador al luminoso Sorolla. Un abrazo.
Conclusivamente asco de verano. Mi infectada playa atestada de incubadores de algas el Moro de Huelva y moscas ebrias. ¡Pero la araña ya no puede tejer su red! El paladino sol de mar preña (cualquier bípedo) sin importar ni desear el gozo a saturninos seres con simiente de polvo de arena fermentado por el voluble y juguetón efluvio marino las sucias pepitas y las escamas-peces de tantas formas y colores cuando la luna que nace o la luna que muere se pirra con el corazón caliente. Insano y cansino sol ¡que mal calientas bocas y entrepechos! Afincado estío en los desarrollados días de calor y playa mi playa ya no es mi playa es la playa de bobos y boberías en mayor o menor circunstancia falsamente teñidos de idilios de luz impura y sudosa brisa. ¿Dónde se mete ese cabrón del lápiz de las altas tierras? Asco de guiñol y pantomimas pregonando con biliosas babas lo que no es sueño de luna griega tragacalores vivanderos de matojos y verduras secas mercadillo de garañones y demás gañanes mercachifles dormitando sin bolsillos y respirando lo que no tienen como falsos pescaderos disfrazados con calzones turcos aculatados culos perplejos maritales pechos sin nada que pechar y búdico abdomen irritante conjunto agrupado mancebos hidrocálidos con dolor de sexo en las orejas miradas de rumiante melancólico y carnes que pasean a la espera de los ganchos oxidados de pecholatas y bocajibias. Bandereteros del sexo. Bujarrones desayunando en desevillé ostras rebosadas. Turistas de buena fe: ¿qué dice la hija de la añagaza y la mentira? ¿y el ventrílocuo famoso? (grandes sajadores de pescado). La naturaleza se malquista confundiéndose a modo de coros de disonancias mutiladas. La bella muñeca larga de exquisita forma: a pesar de pulposos labios y ladinas lenguas jugosas como balas de plata ágiles cuellos fibrosos aullantes bizarrías altivas (mascarones de proa y popa) que lisonjean y caderas que angustiosamente crucifican de cloróticas niñas anguilas cantando y volando a pesar de ello lo grotesco lo mezcla lo impregna todo a pesar y por ello de los desvestimientos en la cama arena y los juntamientos connubiales estercolando mi playa de amnióticos fluidos. Tarabillas y chocarreros. Sensibles a tanta penuria innobles ademanes mayoritarias indignas presencias el mendigo y el milano (hijos de la Vergüenza) seguramente sobrecogidos de metafísico pudor les posee árido deseo de esconderse y vuelan lejano y no sé yo ir con ellos, seguramente donde la altiva e independiente gaviota se agarita y nadie sabe (sólo ellos) cual lugar. El ominoso hipócrita y abandidado mar océano suele ser benévolo con tales compañías y tales miembros los considera la cantera a vigilar las ulteriores presas del mañana pero como gran depredador (el más grande) no olvida que la siguiente ingesta es siempre incierta suele engullir a cualquier incauto inocente majadero (algún pelícano beodo o hembra sin fecundar). Ahuecando (no sé a donde otro hueco, la madriguera grande que ya nunca existe), aquí huele a cebolla y sudor de pis. Regresaré cuando desafinque tanta mitología. Voy de paso.