Los espías del Lago Ness
Tradicionalmente en agosto se hablaba en los periódicos del monstruo del Lago Ness, que es un mito recurrente y muy infantil, un poco tontorrón, pero simpático. Ese monstruo no hace daño a nadie y las noticias en torno a sus supuestas apariciones tampoco. Más malicia y peligro tienen, cuando surgen, las apariciones de la Virgen en el Escorial o en algún monte perdido, con el consiguiente negocio de una peña/panda de almas despiertas. El monstruo del Lago Ness no arrastra consigo fieles ni crédulos, y lo que es peor la historia no vende ya un periódico, de forma que no sorprende su desaparición, como no extraña que apenas se hable de los Rodríguez, una institución trasnochada. Agosto, por lo demás, es una travesía bajo el sol, donde la actualidad adquiere extrañas formas irreales y sólo se sigue con cierto gusto el mercado de fichajes y los discursos en bañador de los chulapos del corazón y demás majezas de la vida en rosa.
Yo, en el vasto agosto de siesta, sudor y salmorejo, he leído los periódicos de reojo y he seguido los telediarios distraídamente, con una canción de fondo, extraña, que empezó a cantar mi admirada Dolores de Cospedal y terminó interpretando toda la orquesta del Partido Popular. Una canción de espías, con un estribillo muy pegadizo, algo inane como el monstruo del Lago Ness, aunque en algún momento los dirigentes del PP pensaran que era un bombazo en el corazón dormido del veraneante. Extravagante forma de hacer oposición la de un partido que prefiere seguir en la inopia de la conspiración y otras teorías blandas en lugar de enfrentarse al gobierno en el día a día de la crisis, la bolsa y la vida. No diré yo que Rubalcaba no pueda liderar una banda de espías, pues da el tipo e inteligencia le sobra, pero, mujer, Cospedal, estas cosas se dicen con pruebas o se calla una, porque después de disparar por elevación, pierde fuelle y credibilidad la crítica concreta a los asuntos consuetudinarios. Confieso que me ha decepcionado, Cospedal. Hubiera preferido encontrarla en bikini en “Diez Minutos” o emergiendo del fondo del lago Ness como un monstruo delicado, una serpiente de verano o una sirena homérica. Todo menos verla convertida en marioneta bufa en el mercadillo político de agosto.
El mes de agosto es muy propicio para decir gilipolleces. Cospedal, Zapatero, Blanco, Corbacho, Salgado…joder!
España es la cuna de Cervantes. Suecia la de Stieg Larsson.
Hay quien aprovecha el resto de los meses para seguir diciéndolas.
Del monstruo del lago Ness se habló, pero en los periódicos serios. Lo encontró google earth y es un calamar que daría para 109.567 bocadillos de El Brillante.
http://www.publico.es/gente/246741/google/monstruo/lagoness
Un abrazo, Seitaridis y Tirado
En todo caso, el cuento del monstruo del lagoness acaba con ingesta de perdices y tiene un final monstruoso, ya saben, con boda y todo.
Pero no nos adelantemos, ya que a buen seguro que podremos seguir el transcurrir de la noche de bodas “siempre desde el mismo medio de comunicación”.
Y podremos decir: Cuando despertó, el monstruo estaba allí.
Especies en extinción, si, los Rodríguez, ese bicho de verano del que pocos se acuerdan, verdaderas vacaciones de cabeza de familia, eso si, sin plancha, tediosa tarea.
Los Rodríguez, esos que se escapaban de copas con los amigos, al salir del trabajo, una terracita, unas tapitas y algún dia hasta un bailonguito, esos que….
Esos han dado paso al “Putiérrez”, una nueva especie, fáciles de reconocer:
– en las cajas de los hipermercados, fuera la corbata que parece tatuada a fuego, con una compra de congelados y comidas preparadas.
– En la tintorería, con las camisas de la semana.
– Pagando todo lo justificable con tarjeta, (hasta el DIA) el dinero en efectivo es dinero negro que no deja huella en la economía familiar.
– La Agenda (no la de todos los días, la vieja agenda de nuestra juventud) con las direcciones de todas aquellas que conocimos antaño, que ya han cambiado de teléfono, pues ya no viven con sus padres, que ya se casaron, que no tenemos el móvil, a ver si va a contestar un “ Maromo “, y con MALA suerte, contactas con …. recién separada