“El País” contra Zapatero
Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa
Manuel Vicent se lamentaba hace unos días del peligroso momento que vive la relación entre el periódico “El País” y el gobierno socialista. El diario lleva unas semanas criticando contundentemente la política del ejecutivo de ZP, después de que éste aprobara la Ley de la TDT de pago, que perjudica los intereses de Prisa (editora de “El País”, la “Cadena SER”, “Cuatro” y “Canal Plus”), en beneficio de Mediapro (editora de “Publico” y “La Sexta”). Vicent escribía: “Lo que no consiguió la derecha reaccionaria está a punto de conseguirlo el puto fútbol. Estremece pensar que el burdo enredo de la televisión de pago, la falta de cintura de este Gobierno para asimilar la crítica a su política errática y cuatro pícaros que sólo piensan en forrarse acabe con aquel sueño en una batalla con fuego amigo, en la que “El País” puede perder la identidad y los socialistas las elecciones, como un regalo a su común adversario”.
Donde Vicent dice “puto fútbol” tendría que decir “puto dinero”. Y de ese puto fútbol y puto dinero lleva aprovechándose mucho tiempo Prisa, sin que el escritor valenciano haya sentido antes ningún asco. Vicent, que es un columnista modélico de la casa, tiene un discurso antiguo, en el fondo reaccionario, en el que el lobo es la derecha cavernícola, la Arcadia, la ejemplar República, y el amigo incondicional, el PSOE. La del escritor no es una voz aislada, sino que viene a sumarse a un núcleo duro de lectores de “El País” que amenazan con dejar de leer el diario en disconformidad con su viraje editorial. Como lector del periódico y observador imparcial constato sin sorpresa, pero con cierta irritación, que nadie se pregunta si lo que escribe “El País” sobre Zapatero y su equipo se atiene o no a la realidad. A mí me parece que la errática manera de gobernar de ZP se hace acreedora a las críticas del periódico, hasta el punto de que lo deberían haber hecho los lectores es quejarse por los silencios o los aplausos anteriores, frecuentemente tan inmerecidos, y no por las razonadas y razonables críticas de ahora. Sé que esto es pedir peras al pobre olmo, y que los lectores de cualquier diario lo compran no para enterarse de lo que pasa y empaparse con reflexiones críticas e inteligentes, sino para que el periódico les cuente exactamente lo que quieren leer, pero aun así.
Mi admirado Vicent es muy libre de llorar por el amor roto (si es que lo está) entre su periódico y su partido, pero déjenos que otros lectores nos alegremos de que el desencuentro por el “puto fútbol” nos permita leer en “El País” editoriales que suscribiría cualquier persona no demasiado cegada por Cupido.
Comparto por entero tu comentario, Juan Antonio. El País y Prisa han creado hace años un dogma, una religión, y el que no fuera fiel a ellos quedaba excluido. Su dios imprescindible es el dinero y sus mandamientos los de una izquierda pija y de buen tono. Lo viví de dentro, pues trabajé en “El globo”, el semanario frustrado de Cebrián. Cuando me llama la Ser y no digo lo que quieren se enfadan. En el grupo nunca ha habido verdadera libertad de expresión y ahora la TDT de pago ha sido el revulsivo. Lo peor es que en este río revuelto el pescador furtivo Pedro J. quiere sacar tajada en un sorprendente coqueteo con el Gobierno. ¡Ay aquel querido D16 que no era de ningún partido y en el que nos divertíamos contando noticias!
Durante mucho tiempo se habló despectivamente de que los sindicatos eran correa de transmisión de los partidos políticos (¡ahora son una prolongación de ZP!), bien, pues mucho más escandaloso es que los periódicos sean prolongaciones de los partidos. Lo de El País, con su leyenda blanca de medio intachable, es particularmente pintoresco. En este caso, el divorcio será una gran noticia. Que el diario se dedique a lo suyo y el gobierno a lo que le corresponde. Y los lectores insatisfechos de El País que emigren a Público, ese extraordinario embajador de la nada.
Zapatero se ha ganado a pulso todo lo que le pase. Es difícil encontrar un jefe de gobierno tan vacío, tan prepotente y tan falso. Y todo a la vez, claro. No voy a gastar una línea más en este sujeto.
Vayamos a los medios:
Lamentable lo de Cebrián, al que le viene al pelo aquello de “a buenas horas mangas verdes”.
Asqueroso el movimiento de Pedro J. que, muy bien visto por Lamet, no pasa desapercibido para los que estamos interesados en lo que pasa. Da náuseas.
Y, para no alargarme, vergonzosa (hasta dar lástima a veces) la actitud de algunos periodistas que retuercen los argumentos para defender o justificar cada disparate, o cada desatino, o cada desvergüenza o cada engaño del personaje que tenemos de presidente.
Hay otros que le atizan sin piedad. Y sería también vergonzoso si el sujeto mereciera, al menos, piedad.
¡Vaya imbécil!. Pero tranquilos los forofos (que los hay a espuertas) Rajoy le ayudará a ganar de nuevo.
Suelo comprar El País los domingos, como una liturgia dominical, y leo con interés sus artículos en sepia. Encuentro con que me he convertido los más de los días en un lector digital, ya sabeis, a golpe de clic, infiel y caprichoso de uno a otro medio, como el curioso ante un accidente.
Dicen estos días que Cebrián está cabreado con Zapatero, y/o viceversa, dicen que es público y parece ser que está en boca de todo el mundo.
No me había enterado, la verdad, pero de seguro que les asiste la razón. En cualquier caso, El País estaremos de acuerdo, no va a perder sus señas de identidad, las que le han llevado a ser el periódico de referencia en toda España y el exterior.
Todo terminará a mucho tardar como ocurre en los países democráticos de economía liberal, tras la B/Votación: que a Cebrián le Boten o que a Zapatero no le Voten.
¡Qué razón tienes!. ¿Volveremos a ver EL PAIS donde solía y a leer sin sin encender las alarmas. La verdad es que empiezo a pensar que ya ha salido a flote el Cebrián de antes, no el demócrata de la transición. Y volviendo a sus fueros, con sus genialidades, se ha cargado el imperio…
Pero, ¿el Pais es algo mas que los cupones de la cartilla?
Pues como no van a tener tirada, si pa no tirarlos los dan gratis en las empresas, Vamos como el Metro