Noticias del Edén
Murió y entró en el Edén. Ocurrió de modo simultáneo. Se encontró con alguien que podía estar muerto o dormido. Al aproximarse, constató que sólo sesteaba. Entonces lo reconoció. No había duda: era Dios. Siguió su camino por entre árboles floridos, a su izquierda descubrió un lago de leche y miel. Y pensó, ¿desde cuándo estará durmiendo? ¿Cuándo se despertará? Sísifo sin piedra, Tántalo sin ataduras, de puro libre no se sintió acometido por ninguna tentación. En ese momento evocó sus viejos terrores sobre la muerte y se le dibujó una sonrisa en la cara, que pudo contemplar nítida en el tronco de un cerezo hecho espejo. Una lluvia delicada le refrescó en el segundo preciso en que notó una pizca de calor. Miró hacia atrás y vio que Dios seguía durmiendo, sólo que los ronquidos semejaban truenos. En ese instante fatal comenzó el diluvio.
¡Qué pasa, amigo!. Hecho en falta algún comentario a tu aleti querido.
En realidad, pensaba haber escrito hoy sobre el Atlético y el Real Madrid, una vez que ambos hubieran superado sus complejos europeos. Pero visto que los míos se la pegaron en Londres y los tuyos volvieron a caer una vez más con las escuadras italianas, pues he pensado que lo dejo para un momento más feliz y me quedo un ratito en los predios místicos.
Tras lectura sosegada, vedlo claro, esta vez sí, estais en lo cierto. Es claro que el fragmento gira en torno al fútbol, fuera conjeturas, ya la verdad asoma.
Con qué delicadas palabras, grácil, el autor nos evoca la culta fábula y se nos despeja aquí el blando sentir del sueño de Butragueño.
Qué hilbanada figura, su acabado tratamiento, el esculpido mito del emergente Florentino Pérez.