Guerras que fueron famosas de Esperanza y Gallardón
La izquierda ha perdido Madrid hace tiempo. Por sus torpezas, por su incompetencia, por su inmovilidad. Izquierda Unida ni existe y el PSOE es apenas un fantasma, cuarto y mitad de nada, de modo que la derecha reina en Madrid, capital y comunidad, con desparpajo. A falta de rivales externos, el PP vive una lucha cainita por el poder, una guerra intestina a sangre y fuego. Ocurre lo que ocurría en el franquismo, que las luchas se daban entre las distintas facciones del régimen: azules, tecnócratas, etc. El último episodio sangriento se ha desatado a raíz de las declaraciones del vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, en las que atacaba con una virulencia inusual a Esperanza Aguirre. Cobo, que habla por boca de Gallardón, dice sobre la presidenta del PP madrileño cosas tremendas, que en mi opinión son tremendamente ciertas. Pero Cobo, es decir, Gallardón, se ha vuelto a equivocar. Parece mentira que un hombre de la inteligencia política y el gancho electoral del alcalde de Madrid tropiece una y otra vez en la misma piedra. Gallardón es un pésimo estratega, justo lo contrario que su feroz rival, Esperanza Aguirre. Alberto Ruiz Gallardón es probablemente el político con un discurso más brillante, a derecha e izquierda, y cuenta con un cartel nacional, con una aureola de moderación y sentido común, capaz de ganar muchas voluntades de las que no son inquebrantables. El problema es que Gallardón seguramente nunca tendrá la oportunidad de encabezar una lista electoral porque en el partido no le quieren, mientras que Esperanza domina de arriba abajo el aparato del PP en Madrid, pero como candidata a presidenta del gobierno es más que dudoso que convenciera a otros electores que no fueran los de la pura derecha, de modo que rara vez podría alcanzar su objetivo, y eso que saldremos ganando, porque la Aguirre es una caricatura peligrosa de la Thatcher, ese modelo fracasado en Gran Bretaña hace más de 20 años. Sólo el destrozo que está haciendo con la sanidad en Madrid es motivo para desearla fuera de la jefatura del gobierno.
Con este desaguisado en el patio madrileño y con el PP valenciano como fuente continua de problemas, los dos graneros de votos populares no dejan de dar dolores de cabeza a un Rajoy que sigue con su vieja táctica inmovilista, a lo don Tancredo. En contra de lo que piensan y critican muchos, quizá Rajoy tenga razón. Tal vez ese callar y mirar para otra parte beneficie a su candidatura en estos tiempos de revuelos y corrupciones. Rajoy espera que el árbol de la crisis haga caer la fruta madura. Puede que su instinto le dé el triunfo. Esa sería buena noticia también para Gallardón, que podría obtener la recompensa de un ministerio. Esperanza no se contenta con tan poco. Ella, que juega a lo grande, sólo espera el batacazo de Mariano para quedarse con su silla.
La vocación de poder arrastra este tipo de lodos y peleas cainitas a la vista del público, para regodeo colectivo, con especial satisfacción de los adversarios políticos. Pero en la disputa del campeonato de pesos pesados madrileños (es mi percepción) hay una necesidad de control de la caja de Caja Madrid, para eludir la bancarrota de Comunidad y Ayuntamiento. Y un segundo afán ( no menor): cobrarse la cabeza de Rajoy y ocupar su puesto. Es lo que menos necesita este pais ante una crisis que el gobierno no controla: que el partido de recambio se enzarce en un enfretamiento interno que termine como el rosario de la aurora (a farolazos).
Pienso que finalmente Rodrigo Rato será el Presidente de CajaMadrid, que es indiscutible entre los populares, también es bien visto por el Banco de España y el Gobierno, los impos(i)tores, los sindicatos (tras las declaraciones de hoy, en que RR admite que el mundo económico actual ha dejado atrás viejos paradigmas, léase el paradigma del laissez faire).
Se irán despejando los interrogantes:
El aterrizaje de Ignacio González en CajaMadrid; conseguirá La Lideresa darle una silla en la Caja, léase, patada hacia arriba? En caso contratio, crisis de Gobierno?
ARG. Gallardón ha ganado tantas elecciones como ha perdido batallas políticas en su partido. La penúltima derrota fue la Olímpica, y no fue la cólera de Aguirre, no fue el PP, sino los dioses funestos del COI que auguraron el laurel al inexpugnable Río de las favelas.
Qué ambición le queda ya, in defenestrando su mano derecha, sino la derrota de Aguirre? Cual es su horizonte político? Tiene sitio en su partido?
La Sociedad empobrece en la misma medida en que lo hacen sus medios de comunicación y sus políticos, que son el escaparate público. Alcaldes esposados, tipos con bigote que podrían robarte la basura, caciques locales que van a los plenos con gafas de sol y perdonando vidas, batallas indignas por el poder sin el mínimo escrúpulo de esconder las vergüenzas…
Lo público agoniza y quiénes están para denunciarlo no se preocupan de disimular que no defienden otra cosa que sus intereses propios. En el fondo, tan simple y tan mediocre como que es lo propio de un país con un enorme déficit educativo…