Las gafas ideológicas

imagesEl ensañamiento mediático con el joven detenido por supuestos abusos a una niña que resultaron ser falsos, ha levantado una tormenta en un vaso de agua. Nada nuevo: lágrimas de cocodrilo, golpes hipócritas en los pechos de hojalata y altavoz y hasta la próxima. Sobre las desmesuras periodísticas y sus periódicos arrepentimientos públicos, poco que decir, poco que esperar. Pero en la historia del hombre acusado de haber dado alevosa muerte a la hija de su compañera sentimental y el consiguiente resbalón médico, yo veo primero un final feliz: ha querido la buena fortuna que se haya deshecho pronto el criminal entuerto, de modo que el joven ha visto en seguida recompuesto su honor. Lo que a mí me da escalofríos es pensar en cuantos como él estarán pagando injustamente por algo que no han hecho, sin que nadie los saque del pozo de sus desdichas. En todo esto algo hay que decir de las leyes y de los ministerios, de las ideas bienintencionadas que pueden estar abocándonos a peligrosos abismos.

Tuve la oportunidad hace algunos años de hacer un reportaje para “Informe Semanal” sobre los llamados Juzgados de violencia sobre la mujer, y lo que vi allí, bajo una apariencia impoluta, no me acabó de gustar. A cualquier observador u observadora sin legañas ideológicas no le costaría ver que los hombres que entran allí van de antemano condenados. Las excepciones, después. Llueve, además, sobre el asfalto mojado de una ley sobre violencia de género en la que, con un giro dudosamente constitucional, se recoge que el mismo delito tiene diferente pena si es cometido por un hombre o por una mujer. Llego hasta este punto, pensando en que habrá lectores, si es que no me huyen, que me echen en cara mi silencio ominoso sobre los repetidos asesinatos de mujeres a manos de sus compañeros, dentro del caldo de cultivo de un soterrado clima de violencia machista. Que no lo hagan, porque yo deploro esa humillante realidad, terrible, anclada en un sentido patrimonial del hombre sobre la mujer. Y no es sólo la minoría que mata, la vida general está impregnada de una misoginia que viene de la noche de los tiempos. Por eso, tomar conciencia del problema y buscar salidas es plausible. Pero lo mismo que en la lucha contra el terrorismo no podemos cargarnos los fundamentos del estado de derecho, en la defensa de los derechos de las mujeres no vale todo. La ley por encima de todo. Y en ese territorio, a igual falta el mismo castigo, la cometa un hombre, una mujer, un negro o un señor de Alicante.

Hay que tener cuidado con los estados generalizados de opinión como el que está ocurriendo en lo relativo a las mujeres. Bajo el genérico título de género hemos topado con la iglesia, que diría Sancho. Con la iglesia ideológica, que es la peor de todas. La presión social hace que muchos hombres y mujeres con criterio estén guareciéndose en sus cuarteles del pensamiento por miedo a ser tachados de machistas. Hay que tener algún valor para decir ciertas cosas ante ciertos estados de opinión dominante. De este modo, unos y unas prefieren mirar para otro lado y otros, valiosos e inteligentes, como Miguel Lorente, número 2 del Ministerio de Igualdad, se convierten en guardianes ideológicos, que aportan los argumentos correctos y estandarizados a la vida pública. Parece mentira que sigamos prefiriendo mirar con las gafas ideológicas antes que con nuestros ojos; que fascismos, comunismos, nacionalismos de antaño no nos hayan servido de lección sobre los sueños totalitarios que duermen en las ideas más hermosas.

 

12 Responses to “Las gafas ideológicas”

  1. ¡Excelente!
    Hay que tener valor. Hoy lo has tenido. Pero ciudado, si sigues así serás tachado de fascista. Y ya sabes, siempre hay moros en la costa. Y eso tiene su peligro.

  2. Texto con recovecos y resbaladizas conjeturas que ni apruebo ni repruebo. Creo que llegó la hora Juan de postrarse de rodillas delante de la mujer y pedir perdón. Sólo lo eterno femenino nos permitirá avanzar.

  3. Mea culpa.
    Generalmente, me las doy de liberal, de comprensivo para con los demás (con excepción de la SGAE, los abusos y lo que en nuestro país se llama Justicia). Pero ahora no cabe mas que entonar el mea culpa, por que yo también condene sin la debida presunción de inocencia.
    En mi descargo “soy padre”.
    Lo siento.

  4. La legislación que emana de la urgencia, la alarma, el clamor social, y en paralelo las campañas de tolerancia cero, el aquí y ahora, la lucha frontal contra abusos seculares hoy ampliamente rechazados, pero reales y persistentes, tb se llevan por delante la presunción de inocencia.
    Ya fuese por causa de un formulario médico con datos erróneos/falsos (como parece en el origen del caso que comentas), por causa de protocolo médico, policial, judicial, un resquicio del legislador, etc, pueden invalidar por completo el objetivo de la norma. Una cadena es tan resistente como el más frágil de sus eslabones.
    Sobraban los titulares de brocha gorda, el dedo señalador y el insulto en la plaza pública.
    No había caso, y lo ocurrido en algún punto del engranaje también me produce estupor.

  5. El caso del joven masacrado mediáticamente por un delito que no cometió es dramático. Aún así no deja de ser un soporte, una percha, en el post de Tirado.
    El meollo de la cuestión está en la segunda parte de su escrito.
    Atentos a la impostura institucional. Hay que mirar la vida sin gafas.

  6. Lo que pasa, talavante, es que la segunda parte del escrito no quieren verla. El problema es de ceguera colectiva, y no es hándicap exclusivo de este tiempo. Cuesta mirar lo que nos dicen que no hay que ver, cuesta afrontar los problemas y hacerse cargo de la realidad, sin que los señores y señoras que dispensan las gafas nos fijen la mirada. No es este tiempo más sombrío que otros, pero es sombrío, vaya que si lo es, y lo digo yo, que tengo una edad. La cosa en el día va más bien por lo que dice Macaón, que no es siquiera salida de tono: postrémonos de rodillas y pidamos perdón. A todos y a todas, a los moriscos, a las moriscas, a las judías, a los judíos. Perdónanos tú también, Macaón, pues no sabemos lo que hacemos. Perdona a tu pueblo y dispénsale millones de gafas.

  7. Lamentablemente, seguimos con los prejuicios de antaño y nos permitimos, todavía, juzgar a las personas sin pruebas fehacientes. De ahí lo del presunto del que os hemos cachondeado tantas veces. Pero la presunción de inocencia no cabe en el pueblo saturado de morbo y seguidor del dedo en marcha…

    Todo esto ha sido lamentable y una persona sufrirá de por vida esta injusticia. ¿Hay arreglo?. No lo sé.

    ^Por cierto, padre de Alicia, pásate por salopimienta que tengo una sorpresita para tí.

  8. Completamente de acuerdo con tu argumentación. Debe protegerse TOTALMENTE a las victimas de la vilencia doméstica, de los malos tratos. Yo jamás los he sufrido y personas que conozco que han pasado por situaciones extremas de volencia física, éstas ocurrieron en la época en que la mujer necesitaba a su marido o padre para tener una cuenta en un banco. Con esto quiero decir que no existia la independencia de la mujer, estaban vendidas. Es fundamental que la mujer sea independiente y para ello tener un trabajo es indispensable. Te permite decir hasta aqui. Las políticas de igualdad deberian incidir en ello.
    Hay que reconocer la dificultad para juzgar muchos casos. Lo que es inadmisisble es que con una denuncia tras otra, a un padre se le niege el régimen de visitas o que el síndrome de alienación parental, lo separe de sus hijos. No creo que deba existir la discriminación positiva que lleve a errores como el del padre que después de 5 años marcado por la acusacion de abusos contra su hija, se le reconozca inocente. Quizá sea tarde.

  9. Los errores derivados de la violencia de género son totalmente lamentables seguro que esos dos hombres en este caso y a poco sensibles que sean les quedará un trauna de por vida. De cualquier forma no deja de ser una excepcion en el tema de los malos tratos por lo que queda mucho al Ministerio de Igualdad por hacer en materia de violencia de género . Yo me quedo con una filosofía de calle, porque así lo lei en una pared que decia. No puedo ser la mujer de tu vida porque soy la mujer de la mía, pedagogía urbana para quien quiera entenderla. Bueno, y este es el cuarto intento haber si el CAPTCHA lo recoge.

  10. Hola, Juan. Lo primero GRACIAS por tu comentario. Beatriz te puede decir las fuerzas que me dio que alguien como tú pensara eso de mí.
    Sobre tu artículo, me ha encantado el punto de vista que has aportado tan diferente al mío, y sin embargo con ideas tan parecidas que yo no he sabido expresar como me hubiera gustado. El feminismo discriminatorio que yo comenté es, en su estado más grave, los casos que se han comentado de un padre que por una acusación falsa de abusos esté seis años de su vida sin ver a su hija, o los casos de denuncias falsas por una mujer despechada. Eso no se puede permitir. Pero, afortunadamente, estos sucesos son una minoría que hace mucho ruido. En silencio, el maltrato real.

    Te vuelvo a decir GRACIAS. Te seguiré a partir de ahora e intentaré aprender de tu forma de escribir y tu retórica. Un saludo!

  11. Gracias a ti, Rocío, y me vas a permitir una breve presentación. Estoy encantado de tener una lectora tan joven como tú, 16 años, y estudiante de segundo de Bachillerato. Tan joven y tan preparada. Cuántos tópicos manejamos los adultos con eso de que las nuevas generaciones son completamente ignorantes y majaderías por el estilo. En todas las promociones hay de todo y yo invito a los lectores de “El País de Alicia” a que coloquen en favoritos el blog de Rocío, “Opinión adolescente”. Basta con pinchar en el nombre en rojo de Rocío. Ahí la tienen, dispuesta a iniciarse en la carrera de Periodismo.

  12. El concepto de violencia de género se aplica siempre en el caso de las mujeres, pero nos guste o no tambien hay una violencia “de otro género” que parte de las mujeres a los hombres. Son pocos los casos que se denuncian, pero más de los que se piensa. Yo en 15 años de experiencia laboral, con una mayoria masculina de clientela, en torno al 80%, me he encontrado 7 casos de varones maltratados fisica y psicologicamente por sus esposas, que tuvieron el valor de denunciar y aguantar las chuflas de todo el personal “guerrero”, esto es familiares, compañeros de trabajo y personal de la policia y justicia. Y digo yo, no tienen derecho tambien a una ley que los ampare. En definitiva, todos “en teoría” somo iguales ante la ley, pero ya se ve que no es politicamente correcto ir contra corriente y recordar que tambien los hombres pueden ser debiles y por tanto maltratados, aunque esto no venda tanto.

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