Morir y matar en la carretera
Las buenas noticias son una contradicción en los términos: si son buenas no son noticias, si son noticias no son buenas. Y en todo caso: si son inevitables, pese a su bondad, aparecen un momento en los papeles para pasar en seguida a los archivos del olvido. Así se escribe esta historia. Y el caso es que la constatación estadística nos ha confirmado estos días una noticia sencillamente extraordinaria, sin ninguna duda el mayor logro del gobierno Zapatero. En 2009, el número de muertos en la carretera ha bajado al nivel de 1964. Entonces circulaban en nuestro país 2 millones de coches frente a los 31 que lo hacen hoy. No ha sido un descenso milagroso, sino el fruto de una política continuada, mezcla de mano dura, acertadas medidas como el carné por puntos y unas campaña mediática constante que ha sabido llevar a los ciudadanos la tragedia de esa sangría de vidas humanas, sacrificadas en el altar del dios de la velocidad. Este año han muerto en accidentes 1.897 personas. Una cifra en sí misma escandalosa, pero si se compara con los 4.000 fallecidos de 2003, vemos que los muertos han bajado un cincuenta por ciento.
El gobierno, con Pere Navarro al frente de la Dirección General de Tráfico ha conseguido un logro, que hace apenas unos años era una quimera. Es verdad que no todo es responsabilidad del gobierno, que los actores fundamentales somos los conductores, pero no conviene cogérsela con papel de fumar a la hora de atribuir méritos a una política coherente y sostenida (¡esto sí que es sostenible!). Obviamente, no comparto la tesis de quienes culpan al ejecutivo de limitar la libertad con las diversas medidas puestas en marcha en la carretera. Podría llegar a aceptar, llegando al límite del absurdo, que uno tenga derecho a matarse en el coche si así lo quiere. El problema es que en la carretera morir y matar son acciones perfectamente intercambiables.
Gracias con retraso por tu felicitación. Y me adhiero a todo lo dicho en cuanto al tráfico. Feliz añoi nuevo para tí y para Alicia y Maria., todo un mundo especial y enigmático que vale la pena visitar. Un abrazo.
Quizá seamos menos estúpidos e ignorantes, quizá estemos superando el palurdo axioma: conduzco, luego existo.
Pues a mí me parece muy bien su argumentación y su siempre ponderable y medida prosa, sabe usted, titular bloguero, que la aprecio con entusiasmo, pero a este paso y con una selección de asuntos tan anodinos y consuetudinarios cualquier día nos sorprende usted con un post sobre las virtudes de la numismática o la controvertida caza del zorro, todo lo más…
Me temo que no ha habido tanto éxito con los ciclistas: caen como moscas en las carreteras y la DGT no hace absolutamente nada por nosotros, por más que personas cabales como el antiguo profesional Perico Delgado han intentado aconsejarles: no les han escuchado, antes bien limitan nuestro acceso a las carreteras, protegen a los conductores de coches en las sentencias y multas y creen que con vías verdes y vías segregadas en las ciudades es batante, cuando eso es un error craso. Si un dia en vez de médico del hospital de parapléjicos me convierto en usuario o paciente del mismo, es posible que sea por mi afición a la bici de carretera y mi renuncia a abadonarla.