Las curvas de Elsa Pataky

DIIANADIAZ2

(A LGM, amante de las curvas, la velocidad y la carretera)

Entre todas las princesas de satén de los quioscos confieso mi predilección por Interviú, aunque sólo sea como un guiño adulto a mi memoria cálida de adolescente. La recuerdo desde sus primeros números, hace más de treinta años. Mentiría si no dijera que en sus páginas encontré estímulo para mi vocación de articulista, estando la revista como estaba copada por las mejores firmas del periodismo español, de Manolo Vázquez Montalbán a Paco Umbral. La segunda pata sobre la que se sostenía la publicación eran los reportajes de denuncia sobre todo tipo de asuntos escandalosos. Y la tercera pata que mantenía, y mantiene, vivo el negocio, más que pata es pierna. Interviú lleva tres décadas desnudando y llevándonos a la portada, ya que no a la cama, a las mujeres más deseadas, las niñas más revoltosas, las señoras más estupendas y también las más extravagantes. Ante sus fotógrafos se han abierto de piernas Bárbara Rey y Marta Sánchez, Nadiuska y Sabrina. El desnudo pionero, también el más célebre, fue el de Marisol, inmortalizada por César Lucas. Ha habido muchos posados de salón, pero también fotos robadas con morbo y alevosía, recuérdese el fantástico cruce de piernas de Marta Chávarri, cogida sin bragas en una de las muchas noches de la orgía financiera de finales de los ochenta, cuando esto era una Jauja del dinero fácil. Los desnudos, claro, ya no impactan a menos que lleven alguna polémica añadida. Así, el caso de Elsa Pataky, fotografiada en un topless sugerente, pero nada más. Elsa demandó a Interviú, porque supuestamente las imágenes fueron “robadas” mientras la actriz posaba en una playa para otra revista. La Audiencia Provincial de Madrid acaba de dar la razón a Interviú y ha desestimado la demanda, por considerar que Elsa Pataky estaba en un espacio público. Yo me alegro por la revista y por sus lectores/ojeadores, que tienen tanto derecho como los de cualquier otra publicación a deleitarse con la rotundidad del cuerpo, con las curvas en forma de montaña rusa de Elsa Pataky, ese envoltorio tan menudo, tan bien acabado, la Ninette que hubiera vuelto loco a aquel solterón cascarrabias que era Mihura. Por lo demás, el desnudo de la Pataky, ya digo, era de poca intensidad, apenas una aproximación caliente a un cuerpo con más encanto que misterio.

 

 

6 Responses to “Las curvas de Elsa Pataky”

  1. Gracias por tu comentario, Juan Antonio. Aunque lo que quiero estudiar sea periodismo, siempre me ha llamado mucho la atención la psicología, sobretodo el lenguaje corporal. Al principio pensé limitarme a los típicos gestos que has nombrados que son los más accesibles y llamativos: el cruce de brazos, el fruncimiento de los labios… Pero al seguir indagando me di cuenta de que es un mundo mucho más extenso y complicado de lo que creía. Gracias por recomendarme ese libro, ojalá tenga la oportunidad de leerlo.
    Por cierto, muy buen artículo. Me ha sacado una sonrisa. Un saludo!

  2. Muchas gracias, mi querido bloguero, porque esto es otra cosa… Tengo un amigo que siempre desprecia las autopistas fáciles y los caminos tendidos. Donde esté una buena carretera secundaria, llena de curvas que siempre parecen cerrarse un poco más y precipicios que invitan al abismo, que se quiten todas las rectas del mundo.

    Pero es que sospecho que a usted también, que le inspiran más los caminos sinuosos y que su prosa gana todavía más en sutilidad y en sugerencia… Porque cuánto encanto tiene el misterio, pero cuanto misterio puede llegar a tener el encanto…

  3. Para mi Interviu no será nunca una publicación seria hasta que deje de llenar páginas con desnudos para satisfacer los deseos primarios (y adolescentes) de los hombres.

    Me parece retrógrado y machista hacer eso junto a pretendidos reportajes de información. No lo concibo.

    Lo siento, pero hay cosas con las que no puedo.

    Un saludo.

  4. De acuerdo con Arantxa en que Interviú no es una publicación seria y en que es una revista para satisfacer los deseos primarios (y adolescentes) de los hombres, pero en la misma medida en que las llamadas revistas femeninas tampoco son serias y sirven para satisfacer los deseos primarios (y adolescentes) de las mujeres. Además, tampoco hay que pasarse de serios.

  5. La Pataki (¿a qué olerán sus sábanas?)… La Pataki de ojos oblicuos de serpiente sabia (¿qué ojos son la noche?)… de pulida piel sobre la piel que son todos los deseos (esos arcanos que calientan)… sus pechos que parecen producir eco (pintado corazón que son sus pechos). Pero no me pervierten, ni enamoran, ni estremecen los cuerpos de papel (o de fantasía). Prefiero a la cajera de mi supermercado cuando me mira con sus ojos de niña-gato. Ella sí me acerca a la desesperación del amor. “… y todo es vanidad y atrapar vientos…”, concluyó Salomón.

  6. Juan Antonio: Es una delicia leer tus post.
    Muchos besos para todos,especialmente para Alicia.
    Jorge Suárez

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