Crimen y castigo
Confieso que no soy un optimista antropológico; más bien me escoro hacia un cierto pesimismo, no sé si hobbesiano, o tal vez ilustrado. Del despotismo ilustrado, quizá. El coro de la gente, eso que llamamos masa, me ha dado casi siempre más miedo que gozo. Es verdad que, a veces, el grito unánime de la calle responde a una pulsión justa y uno nota el latido correspondido de los otros y se siente feliz en compañía de muchos, pero no es lo más frecuente. Hablemos, por ejemplo, de las peticiones de cadena perpetua, que es melodía que suena mucho estos días en las foros periodísticos. A mi entender responde a la irresponsabilidad de los políticos, que lejos de dedicarse a resolver problemas y hacer pedagogía, se empeñan en estimular los instintos más bajos de la bestia social, que es también animal cansado, aburrido y atropellado por la desidia en que parecemos condenados a vivir. Una política como Rosa Díez, a quien yo apoyé abiertamente, amén de votarla, en la última campaña electoral ha salido en el reciente congreso de su partido, UPyD, con la cadena perpetua (“revisable”; a este adjetivo se agarran ella y otros para no posar directamente de cavernícolas, para tratar de mantener cierto caché progresista) como conejo debajo de la chistera. Lo hace, porque como los demás se ha acostumbrado a hacer política con la atención fija en el retrovisor de las encuestas, y calcula que esa promesa va a concederle un buen puñado de votos. Allá ella, que se sitúa, por cierto, bastante lejos de las posiciones de Fernando Savater, que es quien me empujó a mí y a muchos a las siglas de UPyD. Pero no es que lo diga o deje de decir Savater, es que la cadena perpetua, aun la revisable, es una medida, amén de reaccionaria, inútil, que supondría un importante retroceso social. Creo que si se sometiera a referéndum ganaría, pero también lo haría la pena de muerte, y no me parece que con las cosas serias haya que estar jugando todo el día y situándolas en el vaivén caprichoso de los estados de ánimo. A esto me refería al principio con lo del despotismo ilustrado.
Ahora bien, el run run de la calle, el cansancio ante lo que se considera trato de excesiva deferencia hacia el verdugo, en tanto la víctima queda preterida, ¿responde a la realidad o es un espejismo? En mi opinión tiene mucho de cierta esta percepción, porque por una suerte de permuta histórica o ley del péndulo, en nuestra democracia la atención prioritaria a los aspectos de reinserción ha dejado en un segundo lugar el castigo a los criminales y la atención que merecen las víctimas. No se requieren más leyes ni es necesario aumentar la cuantía de las condenas. 30 años de cárcel es castigo suficiente para cualquier asesino, y, además, la ley contempla para los casos más graves hasta 40 años de reclusión. Por tanto, no se trata de nombres redondos (y a mi entender espantosos) como cadena perpetua, sino de aplicar la ley con rigor, y no como ahora en que la redención de penas por buena conducta o por las cuestiones más pintorescas posibilita que un tipo como de Juana Chaos esté en la calle a los 18 años de haber asesinado a 25 personas. Reinserción, sí, pero para quien la merezca y no como una suerte de premio o aprobado general. Hay un sentir ya lejano y hasta tópico en la calle que se resume en aquella triste certidumbre de “por una puerta entran y por otra salen”. No es cierto, pero tampoco debe parecerlo.
La pena persigue: a) castigar al delincuente; b) servir de escarmiento para futuros delincuentes; c) procurar la reinserción del reo. Por alguna razón, da la impresión de que nuestro ordenamiento legal, o bien, la actitud de los jueces, o de las autoridades penitenciarias hubieran puesto el acento en la reinserción. Me parece que hay un error de percepción, la reinserción no debe ser el objetivo principal de la condena. Lo fundamental es el castigo que de algún modo repare a la víctima. Por otro lado, está más que contrastado que la condena no sirve de escarmiento para nuevos criminales, por lo que sobra toda esa retórica que reclama la cadena perpetua o la pena de muerte apoyándose en ese estribillo. Si estas se implantan debe ser porque consideremos que son un correctivo justo, y no bajo el pretexto de desanimar a nuevos criminales.
Reclamemos, pues, que los políticos de la derecha, o sobrevenidos, dejen de jugar con conceptos como el de cadena perpetua mirando al granero de votos, pero también que los de la izquierda buenista sitúen a la víctima en el núcleo duro de su preocupación, lo que no siempre sucede.
Querido Tirado: he leído, varias veces, tu escrito y no sé cual es tu opinión al respecto. Normal. Costumbre de la casa. Podría estar de acuerdo con el último párrafo si tu reclamación a los políticos, de toda laya, se centrara en que fueran políticos, no pilotos que compiten por los circuitos de las encuestas.
En todo caso, tienes toda la razón del mundo en no tener clara tu opinión al respecto. Yo tampoco la tengo. Y menos ahora, en caliente. Lo cierto es que (en caliente) si piensas en la cara de De Juana, en sus 25 asesinados y en su sonrisa cuando brindaba en la prisión por la muerte del matrimonio Jiménez Becerril, no hay años suficientes para pagar tanta abyección. Pero si piensas (ahora un poquito de demagogia) en el pobre Rafita, arrepentido, doliente ante las cámaras de Telecinco…concluyes que la reinserción es lo mejor.
Y lás instituciones que actúen. En frío o en caliente. Con sondeos o sin ellos. Con honradez siempre.
Decirte que no es Rosa la que sale con lo de la cadena perpetua revisable. Eso se votó en el Congreso por los delegados, delegados a los que habíamos votado los afiliados.
O sea, que aquí nadie ha calculado nada por ningún elecoralismo, a no ser que los delegados que estaban en la comisión fueran todos unos electoralistas (que puede ser, no digo que no).
Vaya, que Rosa tiene que defenderlo porque salió del Congreso, pero no estaba en sus planes en ningún momento sino ya lo hubiera defendido mucho antes por su cuenta.
Y lo de revisable es porque eso precisamente es lo que se defiende, no por añadir ningún adjetivo. Esa pena ya se aplica en otros países. Es una condena larga que se revisa pasado X número de años. De hecho, se dice y se comenta, que con la cadena perpetua revisable, en Francia y por esos lares, la gente está menos tiempo en la cárcel que con las penas españolas para terrorismo y eso.
Así que puede que de medida reaccionaria no tenga nada, aunque eso puede que no lo sepa el PP que ahora sale defendiendo lo mismo.
Te lo aclaro, Talavante:
1. Estoy en contra de los político irresponsables que utilizan un asunto de honda preocupación social para hacer demagogia y promover los más bajos instintos de la masa, tan excitable, por otro lado.
2. Estoy en contra de la cadena perpetua, incluida la revisable. Creo que con las penas vigentes, 30 años y 40 en los casos más graves, son suficientes. Completamente. Por otra parte no hacen falta más leyes, este país está anegado de leyes, posiblemente no tengamos a nadie comparable en esa materia. La última revisión importante del Código Penal es de 2003.
3. Estoy en contra expresiones del estilo “que se pudran en la cárcel”. Creo que la prisión debe tener una función rehabilitadora. Hasta los criminales más grandes se pueden reinsertar. Ahí está el caso de Soares Gamboa, contraejemplo del odioso de Juana.
4. Ahora bien, creo que la función reinsertadora no puede ser el principal objetivo de la pena. Lo fundamental es castigar a quien ha atentado contra cualquier ciudadano. Pasado un tiempo se puede revisar la pena en caso de que estemos ante una reinserción real, pero no vale eso de dar puntos a todo el mundo por buen comportamiento, por haber estudiado un curso o por hacer bien las tareas de limpieza en la celda. Por ahí se cuela todo y eso es un sinsentido y desmoraliza a la sociedad.
5. Por cierto, Talavante, ¿cuál es tu posición al respecto? ¿Defiendes la cadena perpetua revisable?
6.Carlos, acepto lo de Rosa Díez, aunque creo que es un partido en exceso personalista. Pero si eso es así y la cadena perpetua se revisa cada cierto tiempo, ¿en qué se diferencia de una pena de 40 años?
No soy jurista, así que no se la diferencia.
Pero básicamente a mí me suena bien eso de “no sales hasta que estés rehabilitado”. Creo que las penas normales tienen reducciones automáticas y otras cosas que son un poco tristes.
La verdad, a mí no me preguntes de estos temas xD.
Querido T.
Ya te he dicho que no tengo mi opinión clara. Ni siquiera la tengo tan claramente indefinida como tu.
Punto 1. De los políticos ni hablamos.
Punto 2. Coincido en que todo iría mejor si se cumplieran las leyes. Todas. Aunque esto puede parecer un tanto fascista.
Punto 3. Estoy en contra, como tu, de las expresiones como “que se pudran en la carcel” aunque preferiría que estuvieran mucho tiempo (sin pudrirse) antes que verlos pasear por las calles de Dublín o en la tele dando penita en un intento de lavado de cara infumable (Rafita).
Punto 4. Sostengo (como Pereira) que lo de la reinserción es un camelo en la inmensísima mayoría de los casos. Y siempre debería ir precedida del arrepentimiento. Esta reflexión también podría adjetivarse de fascista en los tiempos que corren.
En fin, todas las sensaciones, emociones e ideas (a veces contradictorias) que sobre asuntos como este se pasan por la cabeza de cada uno no caben en todos los blogs. Y caben menos para los que no somos blogueros y nos cuesta explicarnos.
Por lo tanto:
Punto 5. No tengo posición. Como tu.
Yo sí la tengo y no te la voy a volver a explicar. ¿Indefinida? ¿Ambigua? Ante un asunto complejo desconfío de las ideas muy claras, como la que acabo de leerle a Berlusconi: “Si hay menos inmigrantes, habrá menos criminales”. En fin, que para ideas claras y contundentes ya están los foros como Periodista Digital. Aquí, incluyéndote a ti, ninguno tenemos las cosas tan meridianas. Por suerte. (Y lo de fascista es ya un espantajo que ni conmueve ni asusta a nadie, al menos cuando se dice con la boca pequeña y sin echar mano a la cartuchera).
De acuerdo, Tirado. Lo único claro es que es difícil tenerlo claro.
Platón, Tomás de Aquino, Nietzsche, Berlusconi…¡grandes pensadores!.
Y no te enfades.
¡Como no podía ser de otra manera!
Estimado Tirado
No es del lobo cepillarse de vez en cuando un buen cordero, como lo es del político mirar por el espejo retrovisor a la hora de hacer declaración de intenciones.
El grito unánime de la calle responde a una simpatía con determinadas causas , mas o menos justa en una sociedad en general manipulable, o no lo es la pobre madre, que no tiene a su hija, asesinada, violada y torturada, mientras que el asesino, esta de paseo por la calle.
El bailarín que atropella a alguien y ya ha cumplido.
No tirado yo no creo en los políticos, en las asociaciones de amas de casa, ni en la Ley del Talion, simplemente no creo
Estas en contra de los político irresponsables (ha es que los hay responsables).
Estas en contra de la cadena perpetua, incluida la revisable. (Cual es la pena Justa)
Estas en contra expresiones del estilo “que se pudran en la cárcel”.
¿Crees en los reyes magos?
¿Crees en las Leyes?
A mí me pasa como a Tirado que no tengo mucha fe en las luces de ese revuelto social llamado masa. Nos das alas -y me incluyo- y colgamos a los asesinos en una farola de la plaza mayor. Tantos pasos en el camino de la civilización para terminar engolfados en el lodo del primitivismo. Sin reflejo: yo no sé Tirado, pero yo sí creo en los reyes magos y en las leyes, cada cosa en su sitio: en la fantasía y en la racionalidad. Algo menos creo en una larga marcha hacia atrás que nos llevé a abrazar los postulados del avanzado Irán.
Cargantes y malquistadores profesionales de la derecha y extrema. Muchos aún piensan que están en plena civilona guerra. Demasiada sangre cainita corre por sus venas. Todo vale con tal de reconquistar la mercancía que dios y las armas le otorgaron (la razón huamna y divina les pertenece). Capaces de reinstaurar el garrote vil o la servidumbre del negro y el indio. Beatificarían a Torquemada o al “carnicerito de Málaga”, con sus estatuas y jardines (este desorientado Madrid). Por vergüenza no lo hacen pero lo sienten. Poco leídos, ingenuamente me atrevo a recomendarles la lectura del sensual y pacifista poeta Anacreonte (s. VI a.C.): “Dadme la lira de Homero, pero sin sus cuerdas teñidas de sangre”. Qué lento avanzamos. (Sobra toda esa aburrida jerga burocrática que manejáis).
¡Qué antiguo!
Hola Tirado:
Yo estoy de acuerdo con la cadena perpetua, y punto. Hay que meter un poco de miedo al personal guerrero, pues las gentes de las masas estan indefensas ante unas personas sin escrúpulos. ¿no? Se rien de la justicia, la culpa todos, unos por legislar mal y otros, lo más, por consentirlo.
Siempre nos quedará la justicia divina y esa es con fuego y eterna, perpetuérrima.
Bueno, Eva Patricia, si la cosa va en plan meter un poco de miedo al personal guerrero, o sea, “dale a tu cuerpo alegría y cosas buenas”, estoy contigo. Claro que como se nos vaya la mano los matamos del susto. Y ahí, como diría Luna de Valencia, acaba lo perpetuo revisable para entrar en lo eterno y sin revisión. ¡Diablos!
Sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo contigo.
Un abrazo
Miterrand derogó la pena de muerte en Francia en contra del criterio de la ‘mayoría social’, es decir, de lo que opinaban los franceses en las encuestas. Aún así lo hizo. Hoy a nadie se le ocurriría en Francia reinstaurarla.
Me sumo a la postura de Tirado. Creo que lo único que él sabe es que no sabe, o sea tiene las cosas tan claras que quisiera tener claro lo que es más correcto.
NO sé si es más positiva la cadena perpetua o no. Pero con la legislación actual, nunca sabemos si el cumplimiento de los 30 años de pena máxima que hay en este país reinserta o, al menos, castiga lo suficiente a De Juana, un asesino de 20 y tantas personas en un atentado, que brinda por cada víctima que matan los suyos, o a un hipócrita como el Rafita que se hace la víctima por acoso, ahora, después de haber torturado y asesinado a una niña medio deficiente. Y que tan sólo ha estado encerrado cuánto ¿seis años?… Resulta demasiado barato matar en este país.
Pero si De Juana cumpliera sus 30 años y saliera con 70 y pico de la cárcel, no creo que tuviera ya muchas energías para seguir organizando matanzas. O el Rafita saliera con 50 años (mala edad para salir y buena para seguir violando y deliquiendo) y al que yo tendría otros 10 en libertad supervigilada, no como la que se impone en España.
En este debate ¿cuándo sabremos el efecto que tienen sobre el delincuente los 30 años de sentencia. Y en caso de barbaridades como la de Juana o Rafita, 30 años por ensañamiento y por cada muerte provocada. O sea… 60 años mínimo. Eso sí es cadena perpetua, sin tener que implantarla. Sólo hay que reformar algunos artículos del código penal (¿antes era un agravante cometer un delito beb ido o drogado, y hoy es atenuante, por ej.), restringir al máximo la redención de penas y aplicar las penas íntegras.
Pero el debate es largo… suma y sigue…