Los que amamos tanto a Sabina

  Madrid era entonces, aproximadamente, un espejismo en el que se coló Sabina con su corazón armado hasta los dientes, con el alma en vena y la nariz centrífuga del soñador despierto que cree haber encontrado el secreto del éxito. Lo había encontrado, lo tuvo desde siempre, o desde algún momento indefinido de su adolescencia […]