Ética y estética del toreo

 

moranteandoLa de los toros es una fiesta antigua en la que un hombre se viste de lunares, se pasea con andares de bailarina clásica y se cita para bailar con un animal una pieza a veces deslumbrante. Siempre distinta, siempre igual, como la vida misma. El toreo ha tenido en España partidarios decididos y enemigos declarados, y eso está en su esencia y en su gracia. Unos y otros han hecho muy buena literatura. No estoy seguro de que se pueda seguir diciendo lo mismo. Las denuncias de buena parte de los antitaurinos conmueven por su falta de agudeza, por un empeño menesteroso de convertir la discusión en querella de matadero. Entre los incondicionales, el problema está en que la retórica taurina ha envejecido mal. Basta ver a José Tomás sobre la arena para entender que el arte sigue vivo, pero con frecuencia fallan las palabras para decirlo.

En tardes de extravío yo he soñado con que ganaba el premio Planeta o con que metía un gol decisivo en un estadio abarrotado, pero nunca he soñado, ni despierto ni dormido, con que se me rendía la plaza de las Ventas ante una faena gloriosa a un toro de Victorino. El arte de torear conlleva un grado de desvarío tan asombroso que sólo está al alcance de unos pocos tipos excéntricos, con un compromiso ético fuera de los cánones de una sociedad anestesiada como la nuestra. Se decía antaño que más cornás daba el hambre para explicar algo tan inexplicable como que un hombre se juegue la vida delante de una fiera, rodeado por una masa voluble y a menudo injusta, pero hoy no existe hambre que no sea la de la gloria y hay toreros de entrada millonarios, como Cayetano.

Los toreros encarnan una serie de valores en desuso en nuestra sociedad, lo que explicaría a mi juicio el declive de la fiesta. Basta ver la actitud de un matador, su manera de afrontar el riesgo, su sentido del sacrificio y del deber, su reacción tras recibir una cornada grave, y compararlos con lo que son formas de actuar corrientes en un campo de fútbol. El jugador se tira al suelo para simular una falta o mete un gol con la mano si el árbitro no lo ve, y en el caso de lesión su retirada aparatosa poco tiene que ver con la gallardía y el empaque con que el torero afronta la contrariedad. No hay que ser un lince para constatar que esta sociedad se mueve mejor en ese juego de trampas, grandes o pequeñas, metaforizadas por el fútbol que en el compromiso del héroe taurino. Eso sin olvidar que a la imparable fiebre laicista, que ahora encarna el pensamiento dominante, le molesta y perturba aquello que tenga connotaciones rituales. Es evidente que el toreo es una ceremonia en la que los matadores son los oficiantes. Me parece que es esa raíz religiosa la que casa mal con los nuevos vientos laizantes. Por lo demás, no seré yo quien encumbre los toros, que me gustan moderadamente. Reconozco que muchas corridas son aburridas, sin misterio al que agarrarse. Ahora bien, en las tardes de gracia e inspiración el dibujo de un diestro delante de los cuernos de un toro puede alcanzar cimas sólo traducibles al lenguaje poético.

Lorca puso música en el estruendo de las cinco de la tarde. Alberti se secó el llanto en un pañuelo torero y dulzón. Bergamín surcó las aguas de un océano de furia y dejó escrito un concierto de música callada. Sus versos siguen viviendo, pero hay que rescatarlos de los libros. Si desaparecen los toros no será por las manifestaciones hostiles de los anti, sino por falta de fe de los partidarios, porque se pierdan las palabras que sostienen la trama de lo inverosímil. El peligro no es sucumbir ante el coro de los corazones piadosos, sino ser incapaces de entender la naturaleza del mito. Un futuro taurino será posible si se sacude el polvo de los viejos tópicos y se abre camino una nueva retórica, en la que haya un sitio para los hombres que dibujan leones blancos en la arena del tiempo.

 

 

 

18 Responses to “Ética y estética del toreo”

  1. Muy buena entrada. Siempre me ha llamado la atención que a personas de sensibilidad extremas (Florencio Segura, mi señor padre, ambos fallecidos) les gustase tanto el toreo.
    A mí no me gusta, pero creo que no puede entenderse este país sin el arte de la tauromaquia.

  2. Muy loable -por lo bien trabado de las ideas- su elogio a la épica taurina del héroe digno, honesto y valiente a partes iguales, sobre todo en contraposición con lo futbolístico, pero ¿qué me dice usted de los toros afeitados, de los vetos de algunos toreros a según qué ganaderías y de la arbitrariedad de un negocio cuyo escalón de valores está muchas veces más en la prensa del corazón que en otro lado?

    No sigo mucho ese mundo, pero creo que la épica taurina, como la futbolística, como cualquier otra, hay que ponerla siempre en entredicho allí donde domina la palabra negocio… y como ya domina en todas partes, pues…

  3. A mí me gusta el toreo, no sabría decir a ciencia cierta el por qué, solo sé que me emociona hasta lo más profundo de mi alma. Besos a todos

  4. A mi no me gustan los toros porque no soporto el dolor que se inglinge a los pobres astados por mucho de liria que sean y que crien para la fiesta. Me gustaron, pero ya nó amo demasiado a los animales en general para verlos sufrir. Otra cosa es el arte de los toreros ante el toro, Y eso sí creo que España , la de siempre sin pensar en catalanismos y demás detractores debe de conservar per sé la fiesta llamada nacional porque forma parte de nuestra cultura, para bien y para mal.

  5. Al contrario que Juan Antonio Tirado, yo sí me he imaginado toreando en Las Ventas, y, sobre todo, en La Maestranza,dando capotazos a vida o muerte, llenos de arte, con el público puesto en pie aplaudiendo, y con las señoritas tapándose aterradas sus ojazos azules o negrazos. E incluso me he llegado a imaginar gravemente herido, después de haber sido terriblemente corneado por el toro, camino de la enfermería, con la sangre saliendo de mi femoral a cañonazos, que es como el crítico Carlos Abella describe las grandes cogidas. En fin, lo dejo por hoy, que ya es hora de ir al psicólogo. Los toros, efectivamente, son un espectáculo lamentable, en el que se tortura a un animal y, sobre todo, se pone en riesgo la vida de un hombre, el torero. Y constituyen una fiesta obsoleta. Pero, amigos y amigas, a mí los toros me gustan mucho.

  6. Falsos todos aquellos a los que les preocupa el sufrimiento de un animal en la plaza, pero tienen en su casa de campo cepos para los ratones, y en el armario de su piso, el zz paf para las pobres mosquitas o las cucarachitas, que también son hijas de Dios. O es que no se retuercen las mismas en vuelo circular agonizante.

    Falsos mas que falsos, aquellos a los que les molesta que el telediario le pondran a la hora de cenar imágenes del hambre, de desgracias naturales o de aquellos que rebuscan en las basuras, en nuestro propio país para poder comer algo.

    Todos estos defensores del sufrimiento de los animales, estoy convencido que en su tiempo libre se dedican a colaborar con un banco de alimentos o con Caritas Diocesana.

    Seamos consecuentes con nosotros mismos y preocupémonos de lo que realmente es importante, en vez de ser falsos, polemistas, hipócritas y mentirosos, que miramos la paja en el ojo ajeno.

    Pues yo amo a los toros, soy capaz de apreciar su belleza en el campo y en la plaza, y soy capaz de apreciar el ballet de la lidia.

    A lo mejor para algún falso, soy un salvaje, ¿y que?.

  7. Y no me refiero a ti Copos, por que he visto que sueles ser consecuente con tus ideas, esto va por los hipocritas que nos encontramos dia a dia, y que no se respetan ni a si mismos

  8. De acuerdo con Sin Reflejo. El amor a los animales que se esgrime es, en la mayoría de los casos, falso. Cuando no un burdo argumento de rechazo a lo español. Pamplinas al fin y al cabo.
    Pero la Fiesta está en una decadencia imparable. Falta afición. Y falta afición porque falta emoción. Cada vez nos cuesta más emocionarnos. Y lo de los toros es un poco eso. Emoción. Hay gente que llora ante un cuadro y la hay que vibra con media verónica.

    Hoy la Plaza de las Ventas es un escaparate para que “el todo Madrid” se vea y se reconozca entre la afición que todavía queda.
    Mañana puede que sea como el Teatro Real. Un lugar exclusivo (de abonos hereditarios), donde la peña se tragará (con la misma frialdad e ignorancia que lo hace ante una Opera) una corrida de toros. Serán los mismos, además, los que vayan a los dos sitios. Con las excepciones pertinentes.
    Aplaudo la entrada de Tirado. No hay necesidad de que me explique eso de “la retórica en la que haya un sitio para los hombres que dibujan leones blancos en la arena del tiempo”. Aunque no lo haya entendido, es bonito.

  9. ¿Que hay gente q no no le gusta los toros?
    “Ojú, hay gente pa to”

  10. Sin reflejo y sin gracia (ni humana ni divina). Cuenta la ciencia que el genoma de la mosca de la patata es parecido al nuestro en más del 70%. Vaya. Suele decirse del ser humano, para resaltar su valiosa vida, que es mortal. Nunca lo escuché referido a los animales. ¡Qué fatuidad la del hombre! Qué injusta suerte la del Gran Toro: por ser bello y poseer carácter es condenado a una muerte gratuita y ritualizada y cruenta. En fin. Por otro lado yo consideraba que el acto creativo es aquél donde el hombre desarrolla su más complejo y profundo acto de libertad. Ignoraba que el circo taurino generase tales pulsiones. Allá vosotros. De lo que es inútil hablar, mejor callar.

  11. Los toros siempre estarán ahí. Al menos una vez al día, a las cinco de la tarde, en la voz de Lorca y en la música callada de Bergamín a cualquier hora .

    La lidia es un arte, indudablemente. Pero sólo cuando hay un artista que sabe dominar, mandar, templar, bailar ante un toro y tratarlo con mimo hasta darle su muerte con rapidez. José Tomás conservará siempre la fiesta de los toros en Cataluña, en Francia y en el resto de España.. Y Enrique Ponce… Pero hacen falta más. Más toreros que nos hagan olvidar a Rafael de Paula, Curro Romero, Antonio Ordóñez o Bienvenida….

    Sólo la falta de artistas (no pega pases ni degüellatoros) puede acabar con la fiesta. O la desaparición del toro bravo (que corre peligro por culpa más de los ganaderos que por otra cosa). Los antiespañolismos catalanes no pueden contra esta tradición (hay demasiados aficionados) como no podrán contra las procesiones de Sevilla (que les parecen beatería inútil contra la laicidad del estado), ni contra las fallas de Valencia.(derroche de un dineral para quemarlo luego)… Y la corrupción política intenta tapar de mierda las tradiciones, en aras de una falsa progresía apolillada y ridícula.

    En fin, volvamos a la música callada de Bergamín y dejemos que aúllen los perros en la lejanía hasta que se queden roncos.

    Besos para Alicia.

  12. La arteria femoral es una de las más gruesas del organismo. No es ninguna exageración decir que si se perfora soltará sangre a cañonazos: cuando se canaliza la vena y se pincha accidentalmente la arteria con una aguja gruesa -no ya un pitón de toro, sólo una aguja de unas cuantes décimas de mm- lanza la sangre a varios metros de distancia en cada embolada cardiaca. Un hombre se exsanguinará -es decir, se quedará sin sangre- en unos pocos segundos o en unos cuantos latidos cardiacos.

  13. Pásate por mi blog salopimienta.blogspot.com que tengo un premio para tí. Bueno uno no, más. Besos.

  14. Comparto su punto de vista Maestro, a mí tampoco me gustan en exceso los toros pero soy capaz de encontrarles de tarde en tarde un punto de magia. Pero a la hora de degustar una faena artística la que nunca falla es la que usted dibuja con su prosa. Saco mi pañuelo y pido, cuando menos, una vuelta al ruedo.

  15. JMFM sin idea
    Drosophila melanogaster (también llamada mosca del vinagre o mosca de la fruta). Por su parecido en más del 70 % al genoma humano es empleada en todo tipo de experimentos científicos en las universidades y laboratorios de todo el mundo. En la actualidad se envía en tubos de ensayo tapados con algodón a msiones espaciales para el estudio del envejecimiento de las células, gracias a lo cual se ha avanzado mucho en la tecnica de trasplantes y otras aplicaciones. Pobrecitas
    La patata por muy útil que sea no llego a tener mosca sino escarabajo, puedes freírla o tomarla Ali-olí, va al gusto.

  16. JMFG, tío como se te ocurre meterte con un biólogo molecular, vuelve a por otra, por cierto, ¿eres capaz de apreciar la belleza del vuelo del moscardon?

  17. Gracias Juan Antonio por defender así la fiesta. Estoy totalmente de acuerdo contigo con que el “posible” declibe de la fiesta tenga algo que ver con la perdida de valores en la sociedad actual, y que es mas facil tirar el santo al cielo cuando un defensa frances del Olimpique de Marsella lesiona a Cristiano Ronaldo para tres meses que cuando un toro le abre los dos muslos a Perera en Madrid. Esto es lo que nos queda y quizas, el fruto de lo que hemos sembrado en la juventud de hoy en dia.
    Lo que si esta claro es que el verdadero cancer de la fiesta lo tenemos dentro de la misma. En las mismas ferias los mismos toreros con las mismas ganaderias. Eso si, no se obliga a nadie a ir. El que quiere ir va y el que no… siempre tendrá el futbol.
    Un saludo.

  18. Qué pena de mentalidad, la que sigue viendo belleza en la tortura.

    Aquí os dejo un poema tan bueno y mejor que los de Lorca, Alberti, Bergamín y todo el que escribió a favor de esto, ¡y con más garra!, porque le asiste una razón que no aporta el costo que se gastan en publicidad por el negocio que lo mantiene.

    ¡VA POR LA CORRIDA!

    Descansó al caer sobre la arena
    un clavel que tiré desde la grada,
    con el rojo de sangre derramada
    en la tarde de toros y faena.

    Graderías de gente que sin pena
    alentaron la “fiesta” a su llegada,
    ya se fueron, dejándose olvidada
    una plaza en silencio de condena.

    Y bendijo los trastos de matar,
    ese cura que está con la cuadrilla
    intentando con ello disfrazar

    la tortura y horror que los mancilla,
    porque olvida que Dios no suele dar
    bendición a un dolor de pesadilla.

    Ángeles Asensio

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