El hombre del traje gris
Tierno Galván, de cuya muerte se ha cumplido un cuarto de
Tierno y Susana Estrada
siglo, vestía el riguroso terno gris de profesor que había traducido del alemán el “Tractatus” de Wittgenstein. Era un viejo cínico que conectó con los jóvenes de Madrid; de aquel buen rollo surgió la “movida”, enfermedad juvenil de la que muchos cincuentones, y aun sesentones, todavía no se han curado del todo, y está bien que así sea. Se creía llamado para empeños más altos, pero cuando la rueda de la política le colocó en la alcaldía se inventó su Atenas particular, como un Pericles soriano y posmoderno. No lo echaron del ágora los votos, sino la muerte, que se lo llevó en carroza. Era un hombre de apenas 67 años, a quien desde los 30 le había acompañado el sobrenombre de viejo profesor. Madrid, el Madrid gris y antipático del franquismo, se despertó un día de primavera de 1979 con un alcalde ilustrado e irónico, el más singular de la historia capitalina. No hay precedentes en su género y, desgraciadamente, tampoco ha tenido herederos, ni se les espera.
Tierno lo mismo hablaba con Juan Pablo II en latín que irrumpía en un concierto para gritar: “Roqueros, el que no esté colocao que se coloque. Y al loro”. Naturalmente, esto era una impostura, y al genial alcalde le importaba una higa la música pop, pero tampoco tenía interés por la liturgia católica, más allá de la curiosidad intelectual. Víborilla con cataratas lo llamó Alfonso Guerra, retratándose a sí mismo; Tierno solía motejar al propio Guerra y a Felipe González como estos chicos, con un evidente desdén, más intelectual que político, porque no dejó de reconocer las cualidades de los dos sevillanos en el escenario público. “Dios no abandona al buen marxista” solía decir este político, que ya que no víbora con cataratas era encantador de serpientes y a quien le fascinaba epatar con cierta discreción, salvando la paradoja. Fueron muy célebres sus bandos, escritos en una prosa de pompa y circunstancia barroca, delicadamente arcaizante, en un estilo que a veces encuentra continuidad en la escritura tersa y vibrante de nuestro Macaón.
Tierno fue socialista de corazón, de manual y de ley, y demócrata de impecable trayectoria, que un día de 1965 fue apartado de la cátedra, en la misma “redada” que acabó con García Calvo y Aranguren. Como alcalde miró constantemente a la galería, pero sin olvidarse de construir una ciudad mejor, sobre todo para los más necesitados, que fueron los que más le quisieron y le lloraron. Yo lo recuerdo hoy con emoción y con gratitud, como millones de madrileños y españoles.
Y las gramáticas huyeron al subconsciente del infinitivo. Me derrota la idea de que todo es matemática, incluida la depresión. Cada vez no entiendo más cosas. Lo que no sé carece de fondo: incapaz de juntar lo abierto, incapaz de remediar lo roto, sólo alcanzo a cerrar un pestillo. Daría un dedo (o dos, si son de pies) por saber expresarme en latín. “Natura abhorret vacuum” (la naturaleza aborrece el vacío, Horacio), igual que el humano. Siempre queda alguna frasecita fácil de traducir. No, ya nadie sabe esperar otro Tierno.
Sorprende que Tierno fuera viejo profesor antes que viejo. Estos días me ha sorprendido saber que murió con sólo 67 años y también un error que cometió cuando inauguró una calle, como me descubrió Rafael Fraguas en El País: “En otra ocasión, inauguró en el barrio de La Estrella un pasaje dedicado al músico John Lennon, integrante de The Beatles; pero su erudición le jugó una mala pasada: ante las cámaras de televisión, Tierno lo definió con el apellido del reformador protestante Lennox”. Una anécdota casi tan buena como la que te he escuchado contar alguna vez sobre la conferencia de Tierno a un grupo de basureros en plena madrugada.
Sí sabemos esperar otro Tierno, señor Macaon. Pero ¿lo hay?.
Juan, tuve la ocurrencia de cerrar un DH de las 14H. de Radio1 (en el poco tiempo que dirigí este informativo) leyendo el bando de Tierno para el Carnaval. Fue inimitable y gocé todo lo gozable leyéndolo. Aún lo conservo. Ahí va un fragmento de aquel texto:
…con ocasión
del Carnaval se ofrecen, no faltan quienes, con más osadía que vergüenza, se dan a
roces, tientos, tocamientos y sobos a los que suelen ayudar con visajes, muecas,
meneos y aspavientos que van más allá de lo que es lícito y tolerable,
particularmente cuando con el desenfado propio del mucho atrevimiento hacen
burla de meritísimos hombres públicos, contrahaciendo su imagen, a la que
maltratan con vejigas y otros ridículos instrumentos, con daño grave para el
respeto y decoro de quienes ostentan públicas dignidades. Encarecemos, por
consiguiente, que se empleen estas y otras mañas y habilidades en más prudentes
quehaceres y honestos gozos que no dañen el crédito y reputación de Consejeros,
Regidores, Alguaciles, Privados, Ministros y otros cualesquiera de semejante lustre
y pujos.
No es raro, por último, que en estas fiestas de Carnaval, no ya el pueblo
llano, por lo común sufrido, sino currutacos, boquirrubios, lindos y pisaverdes,
unidos a destrozonas, jayanes, bravos de germanía, propicios a la pelea y al
destrozo, rompan sin razón bastante que, a juicio de esta Alcaldía, lo justifique,
enseres de uso público que el Concejo cuida, como respaldares de bancos,
papeleras, esportillas y cubos de la basura, ayudándose de los más insólitos
instrumentos, cuya finalidad propia no es, mírese como se mire, la de quebrar y
destrozar…”
Buen cierre el de aquel DH, sin falsa modestia, Vive Dios.
¿Tendría espacio, hoy día, Tierno en nuestra vida pública?
Un personaje sólo tiene sentido en su tiempo y cada tiempo crea sus personajes. Hitler en el siglo XIX o en 1960 no hubiera pasado de fantoche. A finales de los 70 triunfaban los intelectuales, recuerdo perfectamente que Aranguren era una vedette. A sus conferencias o mesas redondas asistían cientos de jóvenes que se sentaban en el suelo, en las escaleras, donde podían… Él hubiera podido ser otro Tierno de haberse metido directamente en política. Los noventa marcan ya la irrupción del financiero con brillantina, triunfador y arrogante o bien el político gris y oficialista de partido. Hoy hay lo que hay. ¿No dicen que Belén Esteban es la princesa del pueblo? ¿Quién es más reconocida y reconocible Belen Esteban o Agustín García Calvo? No sé si esto contesta la pregunta de mi colega mitológico.
Señores, ya no me cabe duda. El señor Tirado es un hombre de orden, y, a buen seguro, un gran lector de Don José María Pemán. El sábado vi su reportaje sobre Don Enrique Tierno, y el Domingo tuve la oportunidad de comentarlo con mi amigo Ricardo, en el almuerzo que, una vez al mes, celebramos en El Pardo. A nosotros nos gusta ir al El Pardo porque, pese a estar muy deteriorado el ambiente con tanto visitante, conserva cierta atmósfera del Caudillo. Mi amigo Ricardo, por supuesto, es un incondicional súbdito del Generalísimo, pero en alguna ocasión ha deslizado alguna leve crítica hacia Franco, del que dice que en los últimos años de su vida le sobró parchís y brazo de Santa Teresa, y le faltó fuerza para, efectivamente, dejarlo todo atado y bien atado. Ricardo, sin embargo, es un gran admirador del General Queipo de Llano, por sus arengas por la Radio, sus puñetazos en la mesa y por su par de cojones para tomar Sevilla casi por sí mismo, como él dice que hizo. Lo cierto es que cuando ambos trabajábamos en el Metro -Ricardo era jefe y yo un simple empleado-, Don Enrique concedió en su despacho una entrevista a mi amigo Ricardo, por un asunto que otro día contaré, Y Ricardo salió entusiasmado de aquella visita, me llamó para citarme de inmediato a tomar un café en el Lyón, que estaba en la calle de Alcalá, cerca de Cibeles, y en una de las mesas de la entrada, en la que siempre nos ponía el camarero, porque empezaron a llegar estudiantes y los colocaban al fondo del establecimiento, Ricardo me dijo que Don Enrique era un Obispo, o sea, uno de los nuestros, pero que se hacía pasar por socialista para que los rojos lo dejaran ser alcalde, pero que Don Enrique hablaba, se movía y gesticulaba como un cura. Era noviembre de 1979, más o menos. Ricardo asistió, de riguroso luto, al entierro de Don Enrique, con la misma marcialidad con la que yo lo vi en el entierro del Generalísimo. Así que Dios tenga en su gloria a Don Enrique Tierno Galván, uno de los míos, un hombre como tiene que ser, que seguro que se fabricó una biografía a su medida, como insinuaba el señor Tirado en su reportaje, para engañar a toda esa cohorte de rojos que tomaron los ayuntamientos en 1979 por las urnas. Y aprovecho para expresar mi indignación, una vez más, hacia el señor Maricomplejines, que ha dicho, y precisamente en Sevilla, la tierra del General Queipo de Llano, que España tiene sed de urnas. España nunca tiene sed de urnas, las urnas están para romperlas, este hombre no se entera. Señores, ¡¡¡Arriba España!!!
Ella se va. Y esta esta vez para siempre. Me lo ha dicho esta noche en el pub. Paso la noche despierto. Fumando. No me importa Tierno, ni la política, ni el fútbol, ni el trabajo. Nada. Tampoco es una sensación de vacío, sino de abismo. Lo escribió César González Ruano: El terror es blanco. La soledad es blanca.
Como analfabeto que me estoy quedando enn esta nueva era trato de Aprender estas primeras letras. Mi nombre es Ernesto Gil Sanchez y mi deseo en este medio es entrar en el blog de mi apreciado juanantonio tirado; si consigo verme dentro para mi sera un honor, estar a la altura de la sabiduria de ese nombre es toda una aventura y como Ulises se que me esperan innumerables obstaculos para llegar a esta Itaca, espero al menos que disfrute en el viaje pues para eso se aventura uno en este mar proceloso que es internet..
BAJITO pero fuerte. Feo pero atactivo, aunque solo me como un colin en las cenas de LA TERTULIA.y como leeis las minúsculas.
Republicano a fuer de conocedor de nuestra nefasta historia de bastardos monarcas a partir de PEDRO EL JUSTICIERO, nadie es mas que nadie en CASTILLA.
TRISTEMENTE SOY DEL ATLETI DE MADRID
Poeta por esencia. Actor por fundamento. Rapsoda cuando me raptan los dioses.Amo la palabra dicha mas que la escrita.PUES CREO EN SU PODER curativo y catartico.Amo por lo tanto a los poetas que escriben para ser declamados, o al menos que tengan un buen decir.
ADORO LA BELLEZA SOBRE Todas las cosas, de ahí mi complejo de inferioridad. Soy un apasionado del sexo femenino de acuerdo con la naturaleza que invita al coito de una manera continua y lo hace a traves de la belleza, del deseo de belleza .Tal vez DIOS SEA UNA MUJER hermosa. NATURA NATURANS
NATURA NATURATA. en fin como veis soy un proscrito. Personaje de la novela de Luis Landero JUEGOS DE LA EDAD TARDIA. En fin que soy un GIL, como dice el TANGO . (Mi gran frutracion es no tener oido para poder cantarlos,porque mi mi voz es en bruto, tangosa). En cuanto a Tierno Galván, que es el tema que os trae, se frotaba las manos como un judío sabio.
el viejo profesor supo proteger su imagen de intelectual hasta el final,y asi lo consagraron sus famosos bandos.Dio pabulo a la leyenda hasta el final .Hasta en su muerte levanto catedra de madrileño y sabio saliendo como los torer-os a hombros partiendo de la diosa cibeles.
Una larga cambiada ,si señor,esparando al toro del pub lico haciendo el don tancredo .y ASI se le recordara saliendo por la puerta grande de las VENTAS.
Apesar de lo que diga el insigne y nunca bienponderado Bruto, ¡cuándo tendremos otro como él!