Telefónica tiene un plan
Karl Marx
Telefónica tiene un plan. Un plan en dos partes. Una mala y otra buena. La mala es muy mala y la buena es muy buena. Telefónica tiene un plan consistente en despedir al 20 por ciento de la plantilla. Seis mil trabajadores se verán afectados por esa reestructuración. Esta es la parte mala de remate. Luego está la parte buena: Telefónica va a destinar 450 millones de euros (75.000 millones de las antiguas, ¡remotas!, pesetas) en incentivos para sus directivos. A estos señores les ha tocado el gordo, y eso mueve a la alegría de cualquier persona de bien. Yo soy persona de bien, luego yo estoy contento porque estos señores resuelvan jubilosamente su vida. La otra parte del plan, la primera, no da para risas. Si pusiéramos en relación una parte con otra tendríamos motivos para explotar de ira, pero eso sería poco razonable. ¿Qué tiene que ver el regalo sabroso a los directivos con el despido de los trabajadores? Es de suponer que los recortes de personal se producen porque Telefónica no es viable con la plantilla que tiene ahora, pero sería injusto que eso obligara a los directivos a quedarse sin premio. Son cosas distintas.
Un joven trastornado pasea desnudo por una calle de Puerto Príncipe (Haití)
Yo suelo ser más amigo de la imaginación que de la realidad y soy poco dado a mirar fríamente las cosas. Pero es lo que estamos necesitando. Que el mundo fue y será una porquería ya lo sabíamos, incluso sin la letra del tango. Que en esta aurora digital, en este siglo de la fascinación y el consumo exquisitos vayamos de cabeza a un XIX laboral es como para no dejarlo pasar de rositas. Aunque el fin de semana nos espere el primer clásico, aunque tengamos cuatro clásicos en puertas. “Indignaos” se llama el libro que se ha convertido en un bestseller en Francia y que aquí tira mucho. Yo todavía no lo he leído: es demasiado breve para mi vocación de lector de largo recorrido. Pero lo he comprado y lo voy a devorar pronto. Claro que, me está tentando todavía más una relectura, la de otro panfleto, firmado hace más de 150 por el señor de la barba. “El manifiesto comunista” de Marx. El filósofo alemán trazó un diagnóstico muy fino y muy certero del mundo de su época. Los que intentaron llevar sus teorías a la práctica llenaron el mundo de cadáveres. Pero cada cosa en su sitio: el comunismo es una tiranía que mueve a espanto, al menos a mí, pero la obra de Karl Marx es una lectura sobre la que conviene volver en estos tiempos donde los grandes capitalistas, los directivos de las multinacionales, los financieros sin alma amenazan con llevarnos al abismo. Se ríen de nosotros, podríamos decir. Y no exageraríamos. Algo habrá que hacer. Indignarse, primero. Después, ya veremos. Las redes sociales son armas poderosas al alcance de los ciudadanos, no solo lugar de recreo y ligue en escala. La foto del hombre desnudo en una calle de Haití, premio Ortega y Gasset de este año, es estéticamente hermosa. Y poderosa como una metáfora- bomba.
Qué razón tiene Vd. señor Tirado. El corpúsculo “Indignaos” se lee de un tirón. Y tiene argumentos para indignar a los franceses, pero no tanto como a los españoles, que estamos hasta el gorro de tanto ZP, de tanto error chino, de tantas mentiras, de tantos cuentos chinos, de tanto faisán con trufa, de tanto Camps y sus trajes y de tanto ERE falso…
Y ahora viene Telefónica y aplica el suyo, dejando a 6000 trabajadores en la calle… Y sus directivos cubriéndose las espaldas…. País de inútiles…y locos…
Este joven lúcido, y lucido es la “luz desmedida que temen los ricos detrás de sus lupas, con la doble vertiente de lis y de rata.
Asi lo expresa profeticamente Federico,en el PAISAJE DE LA MULTITUD QUE ORINA.
Maestro Tirado. Me ha fascinado lo que has escrito. Coincido plenamente con lo expuesto y la forma irónica en que está escrito; hasta lo bien elegidas las fotos.
Está claro que la “crisis” que estamos viviendo está enriqueciendo aún más a los ricos de siempre (que además tienen a buen recaudo sus fortunas en paraísos fiscales) y premiando a los especuladores sin escrúpulos, en detrimento de las clases medias, a las que se las engañó con el espejismo del “estado del bienestar” y la consecución de dinero fácil. En cambio, para los pobres de toda la vida su situación vital habrá variado poco.
Sin duda, todos los indignaos debemos además de leernos el libro, actuar. Paso a paso se va haciendo camino.
Telefonica declaró en 2010 un beneficio de 10.167 millones de euros, el mayor de las empresas españolas, con un incremento del 30,8% respecto a 2009. Es vomitivo e indecente que ahora anuncie el despido de miles de sus trabajadores en España. ¿Qué otra reforma laboral están demandando hasta la saciedad los representantes del capital? ¿Acaso no existe ya el despido libre? ¿Pretenden que los obreros trabajen gratis y agradecidos? El problema es que no hay un gobierno (ni lo va a haber) que impida estas tropelías. ¿Se atrevería Telefonica a plantear estos despidos canalla en Francia? Me temo que no.
Ya hemos dejado que los derechos laborales se esfumen. El siguiente objetivo del capital será el logro de la supresión paulatina de los derechos humanos.
Da pena ver a un presidente de un gobierno socialista mendigar en China (un país que ejecuta a más de 6.000 presos cada año y donde los trabajadores apenas tienen derecho a nada) la compra de deuda española. Entretanto, el “Panem et circenses”está asegurado con los cuatro choques Barça-Madrid.
En cuanto a la fotografía que ilustra tu espléndido artículo, amigo Tirado, más que una metáfora puede que sea la representación de un futuro cercano.
Señor Tirado, Telefónica, cuando iba bien, era con el Generalísimo. Fíjese la hora en la que le escribo. Resulta que me volvió a llamar mi amiga Lidia y volví a salir a cenar con ella. Una vez más se volvió a tomar una botella de Rioja, y empezó decir: “Pancracio, cómo me gustaría haber sido en esta vida pregonera de Semana Santa. Que hoy es Viernes de Dolores y hay pregones por todos sitios. Y muy pocas mujeres son pregoneras, pero tú, que tienes influencia, hubieras conseguido que yo diera un pregón, y yo te hubiera dado las gracias públicamente, y habría dicho que eres una persona grande, en todo, en cuerpo y en alma, en bondad, y habría dicho también que era Viernes de Dolores, pero que la Semana Santa termina en el Domingo de Resurrección, que siempre hay una Resurrección, para dar ánimo a la gente en estos tiempos tristes de crisis, y luego, las autoridades nos hubieran llevado a cenar, el alcalde y los concejales, y tú y yo presidiendo la mesa, con mucho boato, y todos muy contentos porque a mí me había felicitado mucha gente por el pregón, sobre todo mujeres, y tú un poco celoso porque lo habías pronunciado el año antes y no habías tenido tanto éxito, porque el alcalde me habría dicho, ‘mire usted Lidia, en este pueblo no se aplaude a ningún forastero, aquí sólo se ha apludido de verdad a Felipe González y a usted, y tú un poco hasta las narices de tanto elogio y lamentando no haber recomendado al alcalde para el pregón a un tartamudo en vez de a mí”. En fin señor Tirado, fíjese qué perorata. Lo que hace el Rioja y la cercanía de la Semana Santa. Y usted hablando de Telefónica. ¿No se acuerda usted de cuando Gila anunciaba las acciones de Telefónica por televisión? “María, compra telefónicas”, decía. En fin, siento cierta pena de no ser más joven, y de que el sueño del pregón de mii amiga fuese realidad…Ya amanece. Bajo a comprar el ABC.
Nunca ha conocido números rojos la Compañía de Teléfonos, y cuando la orgía de despidos parecía estabilizada, el dinosaurio estaba ahí, Ere que ere. Ahora toca el momento de los grandes, del ibex, cajas y bancos.
Alguien cree que a la CT le sobra gente? Dejará por tanto de prestar servicios? Los subcontratará. Incluso creará esas nuevas empresas. Cambiarán el color de sus facturas, bolis y su ropa de trabajo. Y subirá la productividad, y subirá la bolsa, y subirán los Bonus.
Todo sea por el contrato de obra o servicio, el verdadero soporte de flexibilidad económica y comodín de nuestro mercado laboral por su parte de abajo, que como los autónomos, lo soporta todo. Por la globalización, externalización.
Pero eso ya no es problema de la compañía de teléfonos, simplemente los que se van están fuera de cobertura.
Apunto un dato que creo interesante. César Alierta, el presidente de Telefónica que se repartirá con otros dos directivos 50 millones de euros en acciones, es también el presidente del Consejo Empresarial para la Competitividad, un lobby que reúne a los empresarios más poderosos de este país y que el propio Alierta definió como “un ejercicio de responsabilidad social corporativa total”. Menuda broma.
Un fantasma recorre el mundo, sí, pero no aquél con el que soñaba Marx, sino el del neoliberalismo, que se retroalimenta a sí mismo “con tendencia al infinito”, pero que si nada ni nadie lo remedia antes o después puede terminar muriendo de éxito. Pero mientras tanto, sólo nos queda hacer nuestro el deseo marxiano: “Proletarios del mundo, uníos”, con el que concluye su citado “Manifiesto”. Deseo que quizás hoy más que nunca es posible hacer realidad gracias a las citadas redes sociales, aunque está claro que no será tarea fácil, pues el neoliberalismo ha hecho bien los deberes: ha conseguido reducir nuestras máximas aspiraciones e intereses a la intimidad, lo privado y la iniciativa individual, logrando que nos desentendamos de lo público y el bien común que ya se encargan ellos de administrar (¡Y podemos ver que con notable éxito! –para ellos, claro). Mientras tanto, el lavado de cerebros continúa para que sigamos pensando que lo más importante es hacer nuestro es slogan publicitario de Ikea, que reduce nuestros intereses a “la república independiente” de la casa de cada cual, así, atomizados, divididos, entrando en competencia unos contra otros, yendo cada cual a lo suyo,… es fácil manejarnos a su antojo.
Esta vez leo con agrado que ni un solo comentario tiene desperdicio. Recuerdo una canción que decía: “Sueño con serpientes, con serpientes de mar, largas, transparentes; oh, oh, la mato y aparece una mayor; oh, oh, con mucho más infierno en su interior”. Coincido con Juan Ra en que el actual opio del pueblo es el individualismo y el aislamiento. No nos damos cuenta de que las serpientes están en nuestro entorno más próximo; o tal vez lo pasamos por alto porque no queremos verlo (todo un ensayo sobre la ceguera). Me pregunto qué van a hacer los “eretizados” de Telefónica ante la patada en el trasero que les van a propinar: se van a unir para hacer fuerza común?; se van a echar a la calle?. Y los que queden en la empresa: van a intentar librar a sus compañeros de la quema, o tal vez seguirán el lema del “sálvese quien pueda?”. Tal vez no nos damos cuenta de que el Presidente y altos directivos de Telefónica no tienen más hacer más un par de llamadas de teléfono y supongo que otro par de reuniones con el Comité de empresa para que sus órdenes sean cumplidas. Y por cierto, quién defiende actualmente a los trabajadores?. Dentro de la estructura piramidal, unos ordenan y otros ejecutan. Entre los verdugos están mandos intermedios, los Departamentos de Recursos Inhumanos (o “killers” contratados expresamente para hacer “limpieza”), y los propios iguales, que incluso pueden que vean con satisfación cómo ellos se quedan en la empresa mientras otros salen. Esta viene siendo la realidad desde hace meses en infinidad de empresas españolas y multinacionales. Me resisto a creer en la letra de aquella canción que decía: “No hay libertad sin cadenas; puede que la tenga Dios, puedes tú mismo tenerla; da lo mismo, a fin de cuentas es la libertad rodeo que va dando la cadena”. El caminar unidos puede hacernos romper las cadenas y exterminar a las serpientes (no a las ballenas).
Si nos enfadamos todos los días, estaremos todos los días de mal humor. Quien dijo que este mundo que nos ha tocado vivir, es justo. Siempre desde más allá de los tiempos, ha habido quien pisotea y quien era pisoteado.
El tiempo no puede cambiar las cosas, es “utopia ” y por su propia definición idealizado. ¿Se puede luchar contra la corriente? Hace tiempo, (parecen siglos) recién llegado Zapatero a la Moncloa, un funcionario me dijo que era un Iluminado, y que realmente creía que podría arreglar el mundo, “Iluso”. Así que nos damos nuestro ratito de cabreo por las injusticias del mundo, que no nos pongan a los niños con hambre y mosquitas en el telediario del medio día, y todos felices.
¡Si¡ nos queda el recurso del pataleo, pero un ratito no nos cansemos.
No se equivoque, SIN REFLEJO, aquí nadie ha hecho referencia al buen o mal humor, aunque estará de acuerdo conmigo en que siendo preferible el primero, a veces es inevitable el segundo. En cualquier caso, lo que realmente no quiero dejar de comentar es su afirmación: “El tiempo no puede cambiar las cosas, es “utopia ” y por su propia definición idealizado”. Es cierto, el tiempo por sí mismo no va a cambiar nuestra forma de vida. Como mucho, si acaso, es una condición a priori de la sensibilidad, por decirlo en términos kantianos. Pero creo que estará de acuerdo conmigo en que no cambiando nada el tiempo por sí mismo, es mucho lo que podemos y de hecho hemos cambiado los seres humanos en el tiempo: hemos conseguido que las hogueras no se alimenten de “brujas”; ni que el derecho al voto de la mujer o su acceso a una formación sean utopía; tampoco son utopía hoy en día la condena –son delito en países como el nuestro- del racismo, la homofobia,… y tantas otras cosas comúnmente aceptadas hasta antes de ayer. Imagino, por tanto, que ayudados del tiempo, la voluntad y las ideas aún veremos –como humanidad- algunos cambios más.
Estoy plenamente de acuerdo de nuevo con Juan Ra. Además añadiría algo más a lo dicho por Sin Reflejo, que parece ser de los que opinan que al papá de turno (en este caso Zapatero) le tocaba salvar España. Los cambios pasan por el individuo, y por la suma de individuos, y por los actos colectivos de solidaridad, valentía, progreso y dignidad. El cambio no sólo es posible sino también es visible. Es cierto, como decía Serrat en su canción que “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”; pero la aceptación de la verdad es el primer paso para ir haciendo realidad la utopía.
¡Touche!.
Vuestra es la razón Juan Ra y Salus Populi, hemos evolucionado como todo evoluciona a través de los tiempos. Pero no me negareis que vivimos en una época en la que lejos de irnos perfeccionando, se sigue matando por ideas y convicciones religiosas. Donde el supremo hacedor es el dinero y por motivos puramente económicos se siguen dando golpes de estado. Donde si un país es pobre no importa a la comunidad internacional y si por casualidad mostramos un efímero interés el mismo cae rápidamente en el olvido, en cuanto nos mandan otro “globo sonda” o aparece otro tema.
Como decía Khalil Gibran: “Vuestro alma es, a menudo, un campo de batalla donde vuestra razón y vuestro juicio combaten contra vuestras pasiones y vuestros apetitos…
¿No será que vivimos tiempos de neoliberalismo galopante y triunfante, que hace que el capitalismo termine fagocitando y/o contaminando –en mayor o menor medida- hasta el más noble de los ideales?
Al margen de lo que diga el famoso tango citado sobre lo que fue y es el mundo, es probable que parte de nuestros problemas estén en que en el dominio Occidental sobre el mundo la racionalidad que triunfa es la estratégica, unidimensional e instrumental, por decirlo con Habermas. Una racionalidad obsesionada por una eficiencia que se traduzca en rentabilidad económica a corto plazo y que pierde de vista objetivos más nobles. Por tanto, es difícil, sin duda, muy difícil, ver progresar a la humanidad más allá de cifras sobre renta per capita o PIB, pero difícil no es sinónimo de imposible.
¡Ufffffff…..