La escuela de Rubalcaba

Lo confieso: llevo en mi equipaje un cierto sentimiento de clase. Resentimiento, quizá, como un colesterol bueno de las emociones. Vengo de donde vengo, de una familia humilde. En el cortijo de Archidona donde vivíamos no teníamos luz eléctrica. Leí primero con un candil y luego con una bombona de camping gas, pese a lo […]