BEATRIZ
Estas no son páginas pisadas por miles de lectores, sino una cosa hecha con prosas modestas para un puñado de amigos y algún curioso extraviado en la red infinita de las bitácoras. Tengo el blog medio muerto y esta tarde me he enterado de que se ha ido, de muerte completa, Beatriz. La mayoría de los lectores de El país de Alicia han sido antes amigos que lectores. Ella fue primero lectora, atenta, amable, aguda, y por eso me hizo siempre tanta ilusión que me siguiera. Escribía de vez en cuando, y cuando llevaba una temporada sin aparecer por aquí algún comentario suyo, le reprochaba que ya no me leyese. Pero sí, lo hacía, era su segundo blog favorito; el primero era el de Lamet, a quien adoraba.
Los obituarios tienen el problema de que a poco que uno se descuide se convierte en el muerto en el entierro, pero no sé cómo obviar esto, porque uno escribe desde su propio desconsuelo y el ido es una ausencia que pesa en el corazón de quien teclea. Una ausencia. Otro asunto son los muertos que quedan lejos, los muertos famosos, que esos, aunque sean admirados, se prestan a la caballería de las palabras y a la música hagiográfica y a la prosa con buena factura. Ahora escribo para mí, y para ella. Beatriz era muy alta, muy grande, algo torpe en el moverse, risueña, hecha más para la tristeza que para la alegría, melancólica, dulce, obsesiva. Tenía cuarenta años, estaba casada, era profesora, vocacional, entregada, cristiana, espléndida lectora, sobre todo de poesía. Nos conocimos gracias a Luis Rosales. Yo escribí algo sobre él, en las primeras semanas del blog, ella puso un comentario y ahí empezó nuestra amistad. Luego, en tres años, nos hemos visto media docena de veces, en Madrid o en Castellón, su ciudad. Un día, a través de Facebook le pregunté, rutinariamente: ¿Qué tal? Estoy muy malita, Juan, me contestó. Y me molestó, porque siempre decía que estaba fatal, no físicamente, sino psicológica, espiritualmente. Era muy aprensiva, muy pesimista, más tendente a sentirse desgraciada que dichosa. Estoy muy malita, Juan. Y ese día era verdad, porque a continuación escribió: Tengo un tumor cerebral. Debía ser junio, no sé, verano ya, y aquella declaración era un fogonazo irreal. Así han ido pasando los meses, la llamaba más al principio, luego de vez en cuando, la última vez hará un mes, algo menos quizá. Esta tarde he marcado su número, he oído el hola cuando ya iba a colgar y he dicho: ¿Qué tal Beatriz? Pero no era Beatriz, era su hermana Carolina, a quien no conozco, y que tiene un timbre de voz muy parecido al suyo. A Beatriz la enterramos el lunes. Eso me ha dicho, y la tarde de domingo me ha caído encima y me ha dejado tocado, pero, ay, la vida no se para nunca y mañana será otra vez lunes, un lunes después de aquel lunes, y ella no estará aquí para poner un comentario a pie de página.
Amiga Beatriz, graciosa muchacha naif y tantas veces desamparada, vámonos a ir durmiéndonos con Rosales. La muerte no interrumpe nada, y sin embargo, no puede haber un día que alumbre el mundo entero al mismo tiempo, no hay recuerdo que no pueda alumbrar la vida toda. Buenas noches, bonita, duerme. El blog estaba medio muerto, ya digo, y ahora se ha muerto del todo.
No soy un gran aficionado a los blogs. Me aficiono más a los amigos. Por eso estoy aquí, ahora. Por Tirado. Y por Beatriz.
A media tarde del domingo me ha llamado Juan Antonio. Sollozaba y no le entendía. Tardé más de un minuto en enterarme que se había muerto Beatriz. Le dije “luego te llamo”. Y colgué.
Un cuarto de hora más tarde, calmado, me lo explicó.
El blog, este blog, te invita a entrar y, en ocasiones, a irte. Yo me considero el primero en producir deserciones. Pero también se suscitan afinidades. Incomprensibles y fuertes, habida cuenta de que no conoces a la persona.
Yo no conocí a Beatriz pero me interesó, la admiré y la envidié. Y la quise. Por eso le pregunté a Juan Antonio por ella. Y estuve al tanto de su travesía.
Lo menos que se merecía es este artículo tuyo. Sentido y literario a la vez.
Adiós Beartriz.
Preciosa historia. Gracias por compartirla. Seguro que Beatriz te sigue leyendo allá donde esté. Un abrazo.
Muchas gracias por compartirlo con nosotros. Tu homenaje es vida más allá de la muerte.
La vida misma con muerte incluída y muy bellas palabras Juan Antonio. Este lunes, que se sucede al lunes anterior y que sucederá la próximo, tiene más sentido que otros gracias al recuerdo de Beatriz.
Gracias, Juan Antonio, por esta evocación tan atinada y literaria de Beatriz, que ha de encantarle seguro, porque yo no comparto con Gustavo Adolfo aquello de ” Dios mío, qué solos se quedan los muertos”.
Beatriz era una profunda insatisfecha, inquieta y viva al mismo tiempo, miedosa y buscadora, que iba en busca de plenitud. Un sexto sentido me dice que la alcanzado y que anda aquí de broma, de otra manera, más libre y gozosa con nosotros. Ya estaba mucho en parte así, serena y abierta, la última vez que fui a verla en el hospital de Castellón.
ELLA,Beatriz,hizo del blog ,del País de Alicia,del que tu eres el indudable padre,con su lectura atenta , una obra maestra,dónde ella aprehendió el fuego de las hojas .Y no la gustaría que fueras un ápatrida de la niñez.Ella ,ahora podrá, seguir tu lectura con los ojos de quien sabe, a través de ese otoño,que la muerte es tan hermosa como la vida,y que su muerte abrirá en el blog de ALICIA,(tu hija) a una hermosa primavera.
La muerte nos acecha. Y se empeña en recordárnoslo. Fíjense como la muerte se asoma a la cara de los ancianos. Para decirles, para decirnos, te he atrapado. Lo injusto es cuando se apodera de una persona de tan solo 40 años, como Beatriz, hermoso nombre, dulce Beatriz en los comentarios que recuerdo de ella en este blog: comedidos, prudentes. Usted, señor Tirado, la ha recordado con sus pañabras de manera tierna. No deje usted morir el blog. Ya ve que la muerte nos persigue. Enciendo una vela en casa por Beatriz.
JOHN DONNE (1572-1631) “Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”.
me ha dado un vuelco el corazón y aunque ya sabia por ti Tirado de la enfermedad de Beatriz, parece que te aferras al pensamiento de la superación que en otros casos se dan y te dices que porqué nó en Beatriz,,hermosas palabras las tuyas para recordarla en tu blog donde los que te seguimos la conocimos, y que me hace reflexionar además de lo gratificante que en vida es cultivar la amistad
Querido amigo:
Gran texto!! Escribimos para no morir.
Y todo lo que hacemos nos acerca a la Muerte
A veces me he planteado el organizar una “Quedada” para conoceros a muchos, por que la verdad, me pica la curiosidad. A veces la vagancia, otras la eterna excusa de “falta de tiempo”, pero a muchos de esos que no conozco, me unen una letras, unas opiniones encontradas o parecidas y en este momento me une un sentimiento, os aprecio y no os conozco, o a lo mejor si….
Va por vosotros y va por ella….
Muchas gracias por tus hermosas palabras recordando a mi querida y admirada hermana