Dan Brown que estás en el infierno

Dan Brown

Dan Brown

Motivos profesionales me han acercado estos días al “Inferno” de Dan Brown; subrayo lo de profesionales, no sea que alguien me tome por lo que soy: un vicioso de todo aquel papel impreso que se mueve. No sería ajustado decir que Dan Brown escribe mal, tampoco, obviamente, que escribe bien. Brown no escribe ni bien ni mal, escribe en Brown, y eso ya lo dirá todo para quien haya tenido la curiosidad de acercarse a “El código da Vinci” o a alguna otra de las novelas de este autor tocado por la varita mágica del éxito. Que un señor venda decenas de millones de ejemplares de un libro no es para tomárselo a broma. Al menos no es para tomarse a broma al autor. Algo tendrá el agua cuando la bendicen y algo tendrá “Inferno” cuando el mundo entero, o una parte pequeñita del mundo entero, se acerca a las librerías en busca de ese volumen. Voluminoso, por cierto. Yo he de confesar que en las 633 páginas del libro no he encontrado una sola línea que me haya producido un sobresalto, por ligero que fuere. No hay poeta -escribió Jorge Luis Borges- por mediocre que sea que no haya escrito el mejor verso de la literatura. En fin, Dan Brown no es poeta, ni creo que tenga el menor interés en Borges, ni siquiera en la literatura. Dicen que un crítico es un escritor frustrado, esto es, un escritor envidioso por el éxito ajeno. Yo no soy crítico, ni ganas, tampoco escritor, pero sí degustador literario de un cierto tipo de invenciones, ensayos y pesares.

No suelo frecuentar los bestsellers, tal vez por prejuicio, quizá por falta de curiosidad hacia su temática, aunque algunos, como “El invierno del siglo”, de Ken Follet me han gustado. “El alquimista”, de Paulo Coelho, me resultó un libro lleno de encanto y “La sombra del viento” lo leí en un crucero fluvial San Petersburgo- Moscú, con verdadera fruición. Quiero decir con esto que no soy, de principio, contrario a los bestsellers, ni un exquisito ni un tiquismiquis y me molestan, incluso, los que miran a los lectores de libros muy vendidos con una petulante superioridad intelectual. Ahora bien, todo tiene un límite; y para mí el límite como lector está en Dan Brown. Aquí me planto, lo siento. El “Inferno” de Brown está inspirado, según su autor, en “La divina comedia”, obra que asegura que está entre sus libros favoritos. Él sabrá por qué. A mí con “La divina comedia” me pasa justo lo contrario de lo que me ha sucedido con “Inferno”. Si esta me resulta difícil de digerir de puro  fácil, la obra de Dante se me atraganta por su carácter prolijo. Una comprensión cabal de la “comedia” de Dante es complicada para un lector culto medio de hoy. Sin embargo, a Dan Brown no se le ha resistido la obra de Dante, escrita en tercetos de versos endecasílabos con rima encadenada, hasta el punto de servirle de inspiración para su novela. Para mí es un misterio. Indudablemente un misterio mayor que el que presuntamente encierra su novela.

23 Responses to “Dan Brown que estás en el infierno”

  1. Me resulta sospechosa toda aproximación de un autor de habla inglesa a las grandes obras de clásicos medievales, o de ambientación en los severos muros de los viejos monasterios europeos. No sé cómo pueden percibir la marchita belleza de los escenarios y es olor a santidad con tufillos sacrílegos que del sitio emanan. El éxito editorial del Códice ha llevado a Brown al infierno dantesco. La curiosidad me lleva a ojear y hojear la novedosa obra: haré cuanto me sea posible para leer lo necesario a fin de elaborar una idea acerca de su trascendencia. Si, como constata Tirado, no hay momentos de convulsión interna a lo largo de tan extensa novela…la cosa no barrunta nada bueno. La novela (ahora le llaman narrativa) que no tiene entre sus pliegues algo de poesía, acaso no merezca mucho la pena. No se escribe para entretener sino para emocionar, para levantar de la silla espiritual el alma del lector sorprendiéndolo. A lo largo de miles de palabras, de cientos de páginas…el sembrador de historias e ideas debe colocar en el horizonte de la criatura lectora una estrella.

  2. 50 libras a que Dan Brown se mira encantado en todos los espejos. Un abrazo, amigo

  3. ¿Grandes obras de clásicos medievales? ¿Severos muros de clásicos europeos? Es justo lo que me temía. Y lo que me consta les sucede Brown y a muchos otros/as de menor alcance: con mejor o peor fortuna, han ido detrás de la primera, esa gran revolucionaria que fue “El nombre de la rosa”. Misterio, kábala, códices envenenados, mensajes ocultos, asesinos imbuidos de razones divinas para justificar sus delirios… Eco dió primero y los demás dieron después, una y otra vez y con muy buena puntería algunos.

    Sospecho que yo no necesito a Brown ni una mijita así y sé, no sólo lo soshecho, que no siento la menor curiosidad ni por su obra ni por su persona. No lo digo con orgullo sino casi con tristeza, porque cada vez que algo, lo que sea y por la razón que sea, me aleja de la corriente donde chapotean y disfrutan mis contemporáneos, me invade un sentimiento de irregularidad, de orfandad no elegida. Una vez más, me quedo fuera del pensamiento y el deseo colectivo, una vez más, me quedo aparte y apartada, incomprendida, impar, algo ridícula fuera de la conga. Porque al que se confunde y cambia el paso la multitud le protege, pero al que se queda fuera se le ven las manchas, los descosidos… Cualquier torpeza pasa especialmente apercibida.

    Recomiendo al bueno de Tirado que no vuelva a decir, o a escribir: “Yo no soy crítico, ni ganas, y tampoco escritor”. Siempre me ha parecido sospechoso expresar lo que no somos, pero en su caso me parece imperdonable.

  4. Perdón, quería decir: “Severos muros de MONASTERIOS europeos” parafraseando a P. Celdrán.

  5. ¡Hola! Soy Carmen Bayón y soy bibliofaga. Lo confieso.Hay a quien le engancha echar monedas a las maquinitas y a mi me pone o me relaja leer. Además,estoy convencida que siempre se aprende algo ,aunque sea del más tonto del mundo o del escritor más Brown del universo literario. Asumo que me he leído todo lo publicado por este escribidor que como ejemplo de cultura deja bastante que desear(en una de sus novelas puso escaleras a la Giralda y a la catedral de Sevilla una sola puerta ¡Gensanta!) pero domina como nadie lo que yo denomino “enganche capitulero” . No puedes dejar de leer para saber que pasa a continuación ,es como un culebrón televisivo ,que a fin de cuentas y salvando las distancias era lo que hacían Cervantes y Dickens. Hay cosas mucho,muchísimo mejores pero para “despejarte” entre una obra buena y otra densa viene bien un folletín de D. Brown. Lo. que no soporto son las Sombras de Grey que le voy a hacer

  6. ¿Te das cuenta de que con el comentario que has hecho sobre el libro de Dan-Brown no sólo se va a vender mas, sino que la gente que ya lo ha comprado lo volverá a comprar?, pero, ¿cómo se puede decir que escribe a lo Brown o que eres un degustador de libros? Dios mío, creo que en cada libro que lea en adelante estará presente tu alma…

  7. Por cierto Pancracio, no se mucho de literatura medieval, aparte del Dante (Vd. habla de grandes obras de clásicos medievales). Si pudiera Vd. echarme una mano y darme algunos nombres. Mil gracias.

  8. Hola a todos,

    ¿En serio creéis que Brown se ha inspirado en La Divina Comedia? ¿Pensáis acaso que siquiera la ha leído?

  9. Señor Tirado. Lo felicito por su vuelta a los escritos reflexivos y por haberse alejado del exhibicionismo emocional de su última entrega. Además, este artículo, señor Tirado, me ha recordado lo que usted antes denominaba ‘Sábados Literarios’, en los que reflexionaba sobre escritores y a mi me gustaban mucho. Debería incidir en ello. Aunque nunca le dedicó ningún espacio a Don José María Pemán. Y bien, señor Tirado. Encuentro cierto parecido entre usted y el señor Macaón en cierto gusto extraño por complicarse la vida. Macaón nos explicaba hace semanas el tormento que le provocaba caminar con un pie en la cuneta y el otro en la calzada de una carretera. Podía ir -le dije con los dos pies en la calzada o los dos en la cuneta y dejarse de lamentos. Y usted, Tirado, se ha comprado el libro de este señor con nombre de maquinilla de afeitar y ahora nos describe que ni le gustaba nada antes, y menos ahora, después de haber leído las casi 700 páginas del libro. Pues no haberlo comprado. Más aún estando la Feria del Libro de Madrid abierta, en la que usted tiene mucho para elegir. En fin, señor Tirado, le recomiendo a los clásicos, a los escritores de la Falange que tan buena prosa nos dejaron, al señor Pemán, y déjese de tipos con nombre de maquinilla de afeitar, ya sea Brwon o Filomatic. Un cordial saludo para usted y para todos sus comentaristas. Buenas tardes.

  10. No he leído la obra del Divino pero he leído a un señor que la ha leído y explicaba en su libro que el sr. Alighieri comenzó su Comedia impulsado por el desprecio al Papa Celestino V, que renunció a su papado. Dante, indignado, le construyó como castigo perpetuo un edificio eterno de estrofas al dicho renunciante, que primero vivió en una cueva y tras dimitir del incienso murió en una mazmorra. En resumen, el infierno en vida. No he leído el de Dan Brown.

  11. Pancracio, Tirado ya explicó al principio que no tuvo más remedio que leer el libro por razones profesionales, y deja entrever que de no ser por eso probablemente nunca lo hubiera leído. Y otra cosa, disculpeme, pero que pesadez con Pemán. De los “escritores de la Falange” Dios me libre de opinar, porque ni siquiera sabía que hubiera escritores de la Falange ¿Eran buenos?

  12. Estimada Pilar, yo me temo, que los dos Pancracios que iluminan este blog, criaturas de edad, leen a Tirado, escriben sus comentarios, y se olvidan hasta la próxima. A Don Pancracio, aprovechando que no nos lee, lo vamos a llamar Dan Pancracio, por estar al día del post sobre Dan Brown. Una pena que no haya usted leido a los escritores de la Falange. Y que ni siquiera sepa de su existencia. Le recomiendo fervientemente la lectura de Agustín de Foxá, su prosa excelsa, llena de palabras y barroquismo contenido; y en poesía, naturalmente, Luis Rosales: su libro ‘La casa encendida’ es de cabecera. Además, naturalmente, de Dionisio Ridruejo o de Vivanco. Además de Ríos Capapé, autor de novelas muy cinematográficas; Eliseo Álvarez Arenas, Laín o García Valiño. Son sólo unos ejemplos. Alguno fue colaborador del ‘Arriba’, periódico maravillosamente escrito pero que vendía muy poco. Espero que estos ejemplos le basten. Por supuesto he tenido el único propósito de ilustrarla, nunca de entrar en discusión con usted, porque imagino que sí conoce lo que dijo Kafka: “Toda discusión con una mujer acaba en la cama”. Y no me creo que Tirado haya leído a Dan Brown sólo por motivos profesionales. Saludos.

  13. Nadie, ni siquiera Dan Brown, es yo.

  14. En el programa ‘Futboleros’ del martes tuve ocasión de ver una intreesante entrevista con Pepe Mel, entrenador del Betis, que acaba de publicar su segunda novela, titulada ‘Camino del Más Allá’, una historia de intrigas vaticanas, misterio, con ritmo y acción. La protagonista es Verónica Lograft, que también fue la heroína del primer libro de Mel, titulado ‘El Mentiroso’, que consiguió poner en las librerías cinco ediciones. En medio del ruido del fútbol, de los sobresaltos del balón, Mel encuentra cada día silencio y sosiego para escribir. Se está convirtiendo en un novelista de éxito. Y tiene un duscurso muy interesante. Me parece decididamente admirable.

  15. Nadie, ni siquiera Dan Brown, es yo. Esto es: Nadie, ni siquiera Dan Brown, es perfecto. Nadie es perfecto, ni siquiera Pepe Mel. El Cebolla Madriles no es perfecto, pero parece que admira la perfección. La perfección que ni siquiera alcanza Pepe Mel. Nadie es perfecto, ni doña Pefecta, que dolorosamente no comparece por aquí. Digo dolorosamente porque a mí me gusta doña Perfecta, que es como un talgo con destino a Murcia. No sé si me estoy haciendo un lío, pero nadie es perfecto. Ni siquera Seitaridis, ni Pilar Pineda, ni los Pancracios, que son dos. Nadie es perfecto salvo yo, que soy Gerundio, esto es, que soy don Perfecto. Ah, y el post me importa un rábano. Al infierno.

  16. Don Gerundio, por sus palabras deduzco que ha bebido usted. No se preocupe. Beber es muy literario. Con Mourinho, para bien y para mal, los futbolistas del Madrid no saben lo que es una copa. Estamos en un blog muy literario. Pero usted, don Gerundio, váyase a dormir. Y por favor, no sueñe con Dan Brown ni intente volver a escribir nada hasta mañana. Parece usted, en vez de Don Gerundio, Dani Güiza. El infierno son los otros.

  17. Disculpe Cebolla, no estamos en un blog muy literario, estamos en un blog de cristianos admirables que se preocupan por el próximo y dicen cosas sensatas y sencillas. Y luego está el garbanzo gris, que se quedó así desde que aprobó una oposición difícil, pero que era negro de origen. Y ese es el que nos tiene aquí revolucionaos. Muy poco cristianamente, esa es la verdad.

    Aprovecho para agradecer a Gerundio su campechanía conmigo, pero nunca he sido un Talgo sino un expreso con asientos de tablillas de los que se clavan en el culo. Un expreso de la medianoche a Murcia, tan conocida por sus vicios y su ensalada de la huerta. De no haber sido ese modesto tren me habría gustado ser el barco del amor (ya sabe “The loooove boaat”). Espero Cebolla, que entre tanta lectura de falangistas tuviera Vd. tiempo para ver de vez en cuando Vacaciones en el Mar.

  18. Y añado: si todas las veces que he discutido con hombres hubiera acabado en la cama con ellos sería mi vida sexual el directorio de Linked-in. Y no, yo tampoco me creo que el interés de Tirado por Brown fuera solo profesional, pero en los intereses de Tirado no puede respirara nadie, ni Tirado. El quiere ser Pepe Mel, Dan Brown, Beckenbauer, Talavante, Madame Bovary y Madame Butterfly, que encima me parece que era un tío. No está muy bien, el muchacho, y la prueba es que esa familia cristiana tan valerosa le tiene aquí, recogido, para que no se desparrame. No por otra cosa. Pero mala persona no es.

  19. Mi inapreciada Doña Perfecta, como usted verá yo no sólo leo a los escritores falangistas, sino a todos los escritores. Incluso a Pepe Mel. O a Tirado, que he leído todos sus libros. Nunca vi Vacacines en el mar, pero no me perdí ningún capítulo de Verano Azul, y fui buen amigo de Antonio Ferrandis, y más lejanamente de Antonio Mercero. Y como no paro de leer y de jugar al fútbol, ahora estoy con el libro ‘Manu’, de Manuel Jabois, que escribe: “Ninguno tenía una buena opinión del otro, ya que nos estábamos acostando, porque al fin y al cabo en la cama no intreesan detalles superficiales como el carácter, y ninguna mujer llega al orgasmo porque su pareja tenga buen humor: todo se reduce a una cuestión fe temperatura”. Cuando acabe empezaré con el Marca.

  20. ¿Inapreciada? Poco más y me llama Vd. “despreciada” (aunque no se por qué, son paranoias…)

    Entraba en este lugar para despedirme, a la manera de Macaón, ese sabio. Despedirme temporalmente de la nube, ese es mi deseo ahora.

  21. Doña Perfecta, inapreciada quiere decir para mí el máximo valor: lo que es tan alto que no puede ser siquiera apreciado: como su prosa. Si se retira por algún tiempo se le echará de menos, no le quepa duda.

  22. ¿Y por qué decide retirarse doña Perfecta? ¿Tirado ha decidido no pagerle sus colaboraciones? ¿Ha amenazado con rebajarle un 20%? Como verá usted ha creado un estilo en este blog: El de decir las cosas por capítulos. Ha provocado una situación inflacionista, pero no como la de la moneda argentina, sino lúdica.

  23. Ay, que pensé que “inapreciada” era un desdoro, y resulta que es un piropooo…

    Mire, no tengo nada de argentina (¡qué buena me resulta la actriz aque hace de Evita Perón, a todo esto… fantástica), ni me preocupa que me pague Vd. las colaboraciones tarde, mal y nunca, porque eso lo han hecho antes otros muchos. Venga, no me voy, nooooomevoooy, pero esta semanita que entra la dedicaré a unos amigos ricos que me visitan. Avioneta, pesca de altura, coleccionismo privado… ¡Qué pasa, no tiene vd.amigos ricos? Tanto leer, pa ná

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