El verano

Vladigir Volegov, "Viento de verano".

Vladigir Volegov, “Viento de verano”.

Siempre que escribo del verano acabo escribiendo de mujeres. En plural. Se me abren las compuertas de la memoria, no en una regresión, sino que todo se vuelve desembocadura y presente. Aquí convoco fantasmas y presencias, pero nada tan poderoso como el subibaja de la calle, la geometría hecha de sugestión y tacón alto, la minifalda como la patria perfecta del mirón amateur que podría conmoverse tanto con una chica como con un árbol, aunque acaba quedándose con la gracia del movimiento. Nietzsche decía desconfiar de cualquier pensamiento que no le surgiera mientras caminaba. A mí me encanta pasear, más con buen tiempo, aunque sea sin pensar o pensando poco, y muy atento a las piernas de las chicas. Me gusta el verano cuando es todavía incipiente como una primavera un poco madura (este año no hay forma de  acertar con las estaciones ni con el armario y parece que el invierno no se atreve a irse del todo); después, el verano a chorros de sudor y arena ardiente me gusta relativamente y me disgusta relativamente, porque también tiene su gracia (y su mala sombra) vivir en el puro atontamiento, que no mira en derredor en busca de chicas, ni siquiera en bikini, sino que se vuelve hacia adentro como en un monólogo interior, cual si uno fuera un Joyce perdido en la Manga. Escribir de estas cosas menudas, pura piel y deseos diluidos en el alcohol de la realidad, es minucia o primor vulgar en la que no se detienen nuestros columnistas machos, bregados todos en metáforas políticas y coyundas económicas, pero sí Carmen Rigalt, princesa eterna del columneo desde aquellos tiempos remotos en que yo era un joven universitario con pretensiones de negritas y ella le ponía ya comas y puntos suspensivos a la vida. Le he leído estos días a Carmen en El Mundo: “Me gusta el calor, no lo puedo remediar (…) Las personas que amamos el calor somos un poco ordinarias. Sudamos, nos corren chorretones por la nuca, adoptamos poses desparramadas y obscenas, se nos pegan los muslos al rozarse entre sí y cuando nos quitamos la ropa es como si nos quitáramos la piel”. A mí no me gusta exactamente ese calor, sino el calor a la sombra y con cerveza, pero me gusta la prosa suelta y lucida (también con tilde) de Carmen Rigalt, una de las pocas que se atreven a ponerle una postal al verano. Los otros y las Prego andan ensimismados en querellas de caballería.

15 Responses to “El verano”

  1. Todas las estaciones están llenas de melancolía, pero de melancolías distintas unas de otras. La del verano es amarilla y blanca, colores que se avienen con la siega del trigo y las paredes encaladas de los pueblos de mi memoria. El sol no se pone nunca y uno no sabe qué hacer con tanto tiempo. Apetece leer…, pero aún atrae más mirar el saltar minúsculo de los pájaros entre los naranjos de la Ribera y el manso discurrir de las aguas del Júcar desde Alcira hacia Cullera. El corazón saca de su baúl el libro prontuario de aquellos días en que las nubes iban y venían sin destino viajeras hacia ninguna parte. El verano era un tiempo suspendido, una especie de columpio colgado de las ramas Uno lee entre las páginas una vieja nota: ‘Hoy he visto a Violeta con su madre en la huerta de su chalecito, vestía de amarillo y blanco y me miró un momento; es preciosa’. Siempre hay una cosa que no cambia en el fluir del tiempo: una mujer niña, niña porque las mujeres del recuerdo siempre tienen esa edad dulcísima, la miel con que la memoria salva los cuerpos luminosos de nuestros amores infantiles, de la condición mortal y corruptible. El verano es el mejor aliado de la vida, del recuerdo de los amigos y del amorlejano.

  2. Sólo un verano me interesa: el que empieza sobre las nueve de la tarde-noche y muere con la luz nueva. Verano azul oscuro, verano adulto. Sin helados. Sin espetos de sardinas ni pelotas de Nivea. Las horas muertas, la piel dsnuda y abandonada. La luz que amenaza. Insomnio, insectos, sed… El frío es inocente. El calor culpable.

  3. Un verano perfecto: un verano con doña Perfecta. Un verano, que es estío: mi tío, con cremalleras interiores y la luz cenital de Linda Ceing, cremallera arriba, cremallera abajo. Recuerdos hermosos de cadáveres sin muerto y mujeres desombligadas vueltas del revés. Una sarten en la península de Écija y las bragas verdes de una prima de Lucena. Perfecto todo, ya digo. Y luego doña Perfecta en el zaguán de Utrera.

  4. Doña Perfecta no resiste la luz, ni el calor, ni los movimientos bruscos, ni los pensamiento bellos, ni las distancias cortas, ni las segundas lecturas… no resiste nada salvo la tentación. La tentación es urgente, pero Doña Perfecta no tiene ninguna prisa.

  5. Señor Tirado, observo que la lascivia ha vuelto a usted con el verano como excusa. Sin embargo ha escrito un texto brillante, muy bueno. Yo creo que el frío va a volver de un momento a otro. Hemos tenido el invierno más largo de los útimos tiempos. Y a mi, señor Tirado, en lugar de pensar en tanto escote, se me ocurre pensar en un agosto a un grado de temperatura en Madrid, con todo el mundo refugiado en sus casas, las estufas echando humo, porque así es la España de la crisis, un invierno que dura y dura, que no se va, como la crisis. Unos días grises y lluviosos, como en el Macondo de García Márquez. Yo estoy seguro de que todo esto terminará ocurriendo, este año o el próximo. Un invierno largo y frío, oscuro, interminable. Una España triste, fracasado el quinto rescate de la Unión Europea, como en la última película de Isabel Coixet. Estos días de calor son una simple farsa.

  6. Detesto el verano, mi estación es el otoño. Quizá dicho así sea un poco exagerado, pero me quedo con las estaciones intermedias. La primavera y el otoño, sobre todo el otoño, son mis predilectas. El verano cabrón que achicharra en las esquinas del mediodía es casi tan invivible como el invierno de nieves y fríos glaciales. Saludo su prosa, señor Tirado y el lujo de leer a los Pancracios. Felicidades.

  7. Mi familia, desgraciada a su manera, era feliz en verano. Todas las familias desgraciadas éramos parecidamente felices en verano. Recuerdo haber ido de excursión a los aledaños del Jarama con bronceador casero (aceite y vinagre), aunque también recuerdo haber hecho el amor en la piscina privada de las Sanur Pavillion Villas (de piedra volcánica) en el oriente balinés. Sin luna, sin amor, en realidad ¿Para qué?

    Podría escribir los versos más alegres esta noche de Mascletá, versos y prosa en idioma “cuéntame”, que era el idioma oficial de los pobres agradecidos. Del Jarama a Bali en cómodas lecciones, así ha sido mi vida.

  8. Si al menos volviera Macaón…

  9. El verano sólo lo concibo en la playa ,pensando y disfrutando del veraneo que se decía antaño,y las vacaciones que se dicen ahora,y que mucho más cortas debido a la tan manida crisis, al menos a algunos para despejarnos nos sirve. La arena blanca,el mar claro y de un color verdi-azul y, los inolvidables atardeceres llenos de nostalgia de Palma, su luz,calma y lo que conlleva un puerto de mar,me hacen viviry sentir lo que es el verano.Pero,el estío tampoco es amable,,sino achicharrante y confuso en sus altas temperaturas,pero también su luz nos contagia su alegria y nos carga de energia, Sólo si es de verdad,que llega,que hasta ahora se duda.

  10. Tomen nota de mi consejo: “En invierno, junto al fuego. A la sombra en el estío”

  11. Cierto

  12. Caramba, que me he puesto romántico y a mirar para ambos lados buscando a la chica de la minifalda.
    Yo que voy en moto, una de esas de chico Malote, se que no se debe mirar a la chica de la minifalda, por que frena el taxista que también esta mirando y te lo meriendas.
    Que buenas descripciones…
    Bien Tirado, bien compañeros.

  13. Buenas noches Don Pancracio. No es lascivia, siempre se ha dicho la primavera la sangre altera. Y si, Sr. Juan Antonio, los que amamos el calor somos un poco ordinarios, cuando llega el verano sacamos las minis vaporosas de fondo de armario y las blusas que insinuen con un boton mas desabrochado, como decía un ligue americanode hace ya unos veranos, “Dress to kill”.
    Una terracita al anochecer y buena compañía, que mañana volveremos a la fregona, y el otoño ya volverá, cada otoño un ano mas…

  14. Vengo del Sur, sin Internet, pasado mañana, regresaré al Sur, sin Internet. Hoy aprovecho el Centro con Internet. Es que el texto me lleva de nuevo al Sur.
    Me gusta el sol. La mar y el viento suelen engañar, pero el sol nunca, a veces desmaya o enloquece pero siempre está ahí, fiel, alimentándolo todo. La luna es quimera aparte. Como el bloguero mayor suelo pasear sin mucha estima (siempre mirando donde no debo) balbuciendo la idea que no sirve para nada. Suelo buscar la gran parada en el techo de los instantes donde no ofendan los cuatro vientos y acaricie el amistoso sol haciéndote pensar que hay que dar gracias por estar mansamente vivo, pero creo que la vida no merece demasiado respeto. Prefiero juguetear con las gaviotas excavadoras de nubes especie de zopilotes marinos de entrañas de plomo que como chachalacas pardas devoran peces (vivos o muertos) sin piedad: la venganza de los que poseen bárbaro el corazón. Gavias trapaceras de ojos cavilosos y vigilantes, grandes cazadoras de aguas de carne que con el pico-tenedor proclaman sus genes de excitación. Inalcanzables, incomestibles. Malos seres sin saberlo (como tantos humanos). No les escasea la hiel. Bien aprovechan hasta el compás del viento. Pienso que debería chantajearlas y quedarme con algo de su botín pero seguro que en el intento aún me quitan algo de lo mío. Jamás las gaviotas han devuelto lo habilitado, son naturales hijas de la mar (y la basura). Las envidio. Pero sus alaridos absorben mi paz. Así que lo mejor que hago es aliarme con la alegre brisa que no sólo levanta pesares también cándidas faldas playeras (undívagas faldas) descubriendo corazones con forma de bragas. Las miro con ojos ávidos de sabores. ¡Amargosos cuerpos de las muchachas bajo las faldas! Buenas comedoras de legumbres de toda la vida ya enseñan muslos como palancas que hacen rotar el mundo. Despiden un insolente aroma a picante perejil (no creo olerlas pero me parece olerlas). ¡Cielos (o infierno) de bragas! Estas chicas de pueblo de mar no miran el mar pues lo llevan en las bragas como sorpresa marinera. Siempre he creído que las bragas tienen ojos que inquieren, ojos que lloran o silban o repudian. Bragas de todos los sabores, algunas se protegen con sombrilla para resguardar la savia, otras son agónicas casi a punto de desaparecer, bragas con abalorios que tintinean, bragas de un luctuoso negro donde resbala alguna lágrima, como imanes que no puedes despegar los ojos de ellas, bragas cantoras en son rumbero, también las hay bailonas, flotantes como salvavidas, bragas embusteras que no son lo que aparentan, hasta alguna de tela de araña. Bragas como si fueran un velo humeral. No veo ninguna de organdí, ni de corista. Lo que ocultan, protegen, atesoran, disimulan las bragas es algo de tan complicada explicación como la misma historia del Universo. Lo dejaré para otro momento.

  15. Imagínese el lector que te encuentras con Macaón y le preguntas, ¿qué tal, de dónde vienes? Y te contesta: “Vengo del sur, sin internet, pasado mañana regresaré al sur… ” etc. etc. Así hasta que, llegando a lahistoria del universo, y en un rasgo de piedad, dice: “lo dejaré para otro momento”.

    Me alegra mucho, no obstante, volver a verle por aquí. Excelente inventario de bragas.

Discussion area - Dejar un comentario






He leído y acepto las condiciones generales y la política de privacidad


Información básica sobre protección de datos
Responsable: REVISTA REINADO SOCIAL 21RS (más info)
Finalidad: • Gestión de la adquisición del producto, suscripción o donativo, así como la tramitación de los mismos.
• Envío de comunicaciones relacionadas con el proceso de compra, las suscripciones o los donativos.
• Envío de comunicaciones y ofertas comerciales, por diferentes medios, incluidos los medios electrónicos (email, SMS, entre otros). (más info)
Legitimación: Ejecución de una compra online, suscripción o donativo. (más info)
Destinatarios: No se cederán datos a terceros, salvo obligación legal. (más info)
Derechos: Acceso, rectificación, supresión, cancelación, y oposición. En determinados casos derecho a la limitación del tratamiento de sus datos. (más info)
Información adicional: Puede consultar toda la información completa sobre protección de datos a través del siguiente enlace (más info)
Los enlaces de (más info)