Los mares de Agosto

fotolafotolafotoAgosto, ¡salve, viejo Augusto!, que se devora a sí mismo, corazón mareado, baúl sin corbatas, demasiado ruidoso para ignorarlo, hecho de demasía y cháchara. Hubo una época en que Agosto era para mí un río que rara vez conseguía cruzar a nado, un torbellino de angustia en el que quedaba varado, como una ballena triste, a la espera de que me rescatara algún amigo, alguna mujer, algún espejismo, algo de alguien. De entonces me ha quedado un cierto recelo hacia Agosto, aunque le tengo ley, por ser territorio sin mañanas obligatorias y dispensador de horas gratis. Por supuesto que amo a Agosto, cada vez más, más cuanto la adolescencia es una isla remota y en la península de mi biografía casi sesentada el sol suena con alegría de alondra de luz por la mañana y la felicidad es ancha como un mar de arena, aunque le falta, claro, la profundidad de la tristeza sin fondo, que finalmente es la vida. Agosto era para mí un fantasma, lo fue alguna vez, y ahora es una hermosa aventura, una road movie modesta y en familia por las autovías de la patria mía. Luego todo se acaba, como el porvenir que está por llegar, y estamos otra vez en la desembocadura de septiembre. Pero agosto es valioso en tanto que fugaz y fugitivo, como en la vida todo, y, confieso, además, que nunca sentí desdén por el otoño, mi estación favorita. El otoño que viene del verano, eso sí, pues que el otoño que va a dar al invierno es ya otra película.

En mi agosteo de este verano he tenido dos paisajes a los que soy adicto: Asturias y Málaga (colóquese por favor Cártama estación en el mapa) y luego un descubrimiento, que es también un deslumbramiento: Cádiz. Pero es tan grande Cádiz, tan bonito, tan superficial, tan encantador que lo dejaré para otro folio. Me quedo ahora con Málaga. Va para años que me inventé una manera de ver a los amigos que viven allí sin apenas ir a la capital, porque en mi singularidad y mi rareza me gusta pasar las vacaciones malagueñas en Cártama, con la familia, caminando, leyendo y pensando cuando se piensa. De manera que como también me gusta estar con los amigos me pareció que lo mejor era quedar con todos el mismo día, noche, quiero decir. Esa es la prehistoria de una tertulia, que en su versión actual y poderosa ha cumplido dos ediciones. Este año, María Viedma nos ha buscado un rincón inmejorable (la fotografía no hace justicia al esplendor nocturno del sitio) en el restaurante el Balneario de los baños del Carmen, en el corazón de Pedregalejo. Lo primero que piensa uno al llegar allí, a la mejor mesa de una terraza fantástica es: ¿qué he hecho yo para merecer tamaño regalo? Y un regalo fue, un obsequio que nos hicimos a nosotros mismos, un retablo ilusionista y antiguo como una inscripción decimonónica, una tertulia de verdad en la atosigante era en que las tertulias son fárrago y revoltijo de periolíticos y polidistas del montón.

Y como los otoños vuelan y las estaciones son un espejismo, entre campeonato de Liga y campeonato de Liga,  Agosto está otra vez llamando

secretamente a nuestra puerta y allí estaremos para abrirla de par en par, en la misma terraza, en el mismo tiempo sin tiempo, en otra noche que sea la misma repetida noche. Aquí estamos, retratados para el porvenir, que fue ayer, en el centro María Viedma, y siguiendo el orden del reloj (siempre el tiempo, nuestro amigo enemigo) Juan Ramón, Luis Santiago, Juan Jesús, Gracia, Antonio Sayago, yo mismo y José Manuel. En otra instantánea estoy con  María y mi querido primo, el muy filosófico Juan Ramón. Y en una postrer foto, María posa con Juan Jesús, otro primo y fibonacci genial. En fin,  la vida sigue como siguen las cosas que no tienen mucho sentido.

12 Responses to “Los mares de Agosto”

  1. Me alegra saber que habéis disfrutado de este agosto, aunque siento no haber contado con vuestra compañía como en anteriores agostos

  2. Qué preciosidad de texto,de tema y de tierra….Nuestra Málaga,nuestra Andalucía.

  3. Es muy lamentable que el señor Tirado, que últimamente se prodiga poco en estos artículos de pantalla, hable de Agosto de 2019 junto al mar, y no en el Metro, que en Madrid precisamente ahora cumple 100 años, y hay en las estaciones de la Línea 1 fotografías del ascensor de la estación de José Antonio, ese ascensor en el que, ya lo tengo escrito aquí, trabajé yo durante toda mi vida. El señor Tirado se va al mar en lugar de quedarse quieto en su habitación, pues una vez leí yo en el ABC que “todos los males del hombre moderno le vienen de no saber quedarse quieto en su habitación”. Y claro, el señor Tirado escribe: “La profundidad de la tristeza sin fondo que finalmente es la vida”. Esa tristeza viene del fondo del mar, que si hubiera estado cogiendo el Metro en Agosto, habría estado fresquito, sin bullas y sin emotividades. Emotividades que, por otra parte, el señor Tirado escribe como nadie. Qué maravilla de artículo. Lo mejor que he leído en todo el verano.

  4. Sí, guste o no, los agostos marcan. En mi playa lo marcan variados farolones y carcamanes, jayanes al peso y chocarrera multitud que lo impregna todo de diarreicos vapores. Bisutería de verano con sus excitaciones de la carne dura y la carne blanda: búdicos vientres, aburridas nalgas, tetillas de perra. Estamos ante la resurrección de la carne, con su olores y sabores y esplendores y detritus. Y mucha felicidad, como, o parecida, a la del Sr. Tirado. ¡Qué fácil felicidad tenemos algunos! Pero la felicidad no se piensa ni se elucubra, la felicidad se vive y cuando se vive no se piensa, se siente sin saber, se es mientras no se sabe que se es. Mis felicidades veraniegas, si acaso las tuve, se quedaron en mi adolescencia, pero ya no me acuerdo, ni ganas de acordarme. El reciente agosto, como otros muchos, tuvo momentos agradables y otros más desangelados, a pesar del calor. Pero siempre me río, eso siempre, aunque sea a solas y entre dientes. Como apunta el Sr. Pancracio, la verdadera vida no consiste en fabricar o inventar cosas, ni en aparearte como un roedor. La verdadera vida está en tumbarse fláccidamente y contemplar la textura de la pared de enfrente sin preocuparse de encontrar en ella orden o sentido, solo observar cómo la luz penetra por la ventana y una sombra va cayendo oblicuamente hacia el suelo. Siento que cada agosto aumenta mi nihilismo, pero lo definiría como un nihilismo alegre, pues lo pienso y me río. Nunca olvido que el amor es liviano, la amistad frágil y efímera la vida. Pero siempre sin perder la sonrisa.

  5. Spinoza dijo que la idea de círculo no es redonda y Althuser, siguiendo el juego, añadió que el concepto de perro no ladra. Un artículo tiene que ladrar mucho. Incluso debe llegar a morder. Este artículo del Sr. Tirado muerde. Al menos a mí me ha mordido. Como también lo que ha escrito el Sr. Macaón, siempre con un pie en la metáfora poética y otro en la realidad -que no suele ser nada poética-, como ya dije yo hace muchos años. Ocurre que cada vez hay menos espacio, menos lugares para artículos que muerdan -siguiendo el juego de Spinoza y Althuser-. Yo llevaba lustros escuchando el artículo de Josep Ramoneda que cerraba un informativo nocturno de la radio, y esta semana me he encontrado con que lo han quitado y lo han sustuido por una especie de comentario -entre improvisado y escrito- de un señor que dice llamarse Jabois. Y no creo que sea problema de los programadores. Sin duda es problema mío, que me he quedado definitivamente anticuado -más que viejo, que también lo soy-. En fin, que puestos a seguir con lo que dijo Spinoza, creo que podemos afirmar rotundamente que para el actual Real Madrid el concepto de balón no es redondo.

  6. ¿Tiene Vd. un Fibonacci como primo?

  7. Tiempo tiene don Pancracio para entretenerse con Spinoza y Althuser. Bravo, pareces un procaz jovencito. ,

  8. Abre uno este quiosco y se asombra de que el invento lleve diez años en la nube, con lo que ha llovido desde entonces. Pero me alegro, sobre todo, por reencontrarme con amigos que ha ido uno haciendo y deshaciendo, que la vida es un tejer y destejer, y esto creo que no es de Spinoza sino de Homero propiamente. Y lo peor son los que se han ido para siempre, arrastrados por la corriente del tiempo (Heráclito), como mi querido Pancracio Celdrán, quien tan buenas prosas dejó por aquí y al que quise y admiré. Y puestos a recordar, queda el eco, de Beatriz, alta, desgarbada, amable querible, ida tan pronto a los brazos de Caronte. Claro que en este recital de ausencias ninguna me duele tanto como la de mi amigo Teófilo, de cuyo adiós se han escrito hermosas páginas en esta libreta de aire.

    Saludo con verdadero gozo a Pancracio (qué ratos tan fantásticos dieron aquí los dos Pancracios), que me parece que sale poco ya a la calle y menos al metro. Mi querido y admirado amigo, usted vive en el metro como mitología, pero no en el metro como realidad en este Madrid que antes fue de Manuela y ahora de Martínez-Almeida. Si le digo la verdad antes que a Cádiz y Málaga había acariciado yo la idea de quedarme un par de semanas en Madrid (ya sabe, Madrid en agosto y con dinero, Baden Baden) y pasarme unos días fresquitos en el Metro, que hay que reconocer que el Metro de Madrid es estupendo, pero, caramba, resulta que está todo en obras, que no hay una línea en la que una pueda disfrutar de un paseo de cabo a rabo, y mire, Pancracio, me dije: me voy a Málaga y luego a Cádiz y que le vayan dando al metro de Madrid, con un respeto para usted y mi abrazo siempre cálido.

    A Macaón lo veo más que a Pancracio, aparte de estos delirios del blog, de manera que me limitaré a saludarlo, pues me ha salido un comentario que no se lo salta un galgo. Queridos amigos, aquí estamos, como toda la vida. Y doña Perfecta con sus zalamerías matemáticas. ¡Pues claro que tengo un primo Fibonacci: el 5!

  9. Me encanta que tengas recuerdos tan bonitos y más aun que podamos revivirlos a través de tu verbo prodigioso. Un post verdaderamente bello. Muchas gracias.

  10. Preciosa tu semblanza sobre nuestra tierra!! Nuestra Málaga la bella y su maravilloso Balneario!! Un gran beso y abrazo desde Archidona!!

  11. Y se paró el tiempo por un día, aquel Agosto, rodeado de virtudes con nombre, de mujer y de hombre, que de todo un poco hablaban.
    Y reían.

  12. Podemos sentirnos satisfechos porque, hasta el momento, agosto regresa a nosotros año tras año con un baúl de los recuerdos cada vez más nutrido de experiencias, entre las que no faltan algunos encuentros anuales. Y entre esos encuentros, hemos de destacar el de primos de este agosto en el que ha dominado, sin duda, Fibonacci. Y es que Fibonacci nos cautivó a todos desde el principio, primos y no primos.El entorno fascinante, la exquisita comida y la amena y deliciosa compañía también contribuyeron, admitámoslo.

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