CHOLO MÍO. COLABORACIÓN ESPECIAL DE PILAR PINEDA

CHOLEANDO 1¿Alguien se imagina a El Cholo entrenando al Real Madrid? Dan como calambres sólo de pensarlo. Y sin embargo, en 1994 se confesaba desesperado por jugar, en realidad por no jugar, en el equipo blanco. Dicen que su amigo y compatriota Fernando Redondo, que sí pertenecía a la plantilla del Madrid por entonces, le consolaba con teorías mágicas: Confíá en el destino ¿Y si te espera algo mucho mejor?

 

 

Es verdad, cada vez hay más mujeres que entienden el fútbol y de fútbol, pero servidora siempre se ha distinguido por entender más de hombres que de cualquier deporte. El fútbol, que no es cualquier deporte sino el FÚTBOL, es una inagotable, desbordante y sabrosísima exhibición de hombres en acción, en tensión, en estado de máxima alerta. Y ahí es donde brillan al máximo, con esplendor enorme, los mejores. Y no me refiero a los mejores futbolistas, ni a los mejores entrenadores, sino a esos hombres perfectos, hombres diez, y hasta veinte, que sólo de vez en cuando emergen sobre la vulgaridad, el endiosamiento, la torpeza, la doblez y no se cuántos vicios y deficiencias más . Él es uno de ellos.

 

 

Argentina, Sevilla, Italia, otra vez Argentina, otra vez Italia, creo (el orden, la verdad es que no me lo sé) pero el asunto es que el muchacho que soñaba con el Madrid acabó en el Atleti de Aragonés (según escribo esto, me pongo de pie y me quito el sombrero. Ya saben mis lectores qué otra prenda me quito, en sustitución del sombrero que no llevo, en circunstancias así). Aragonés, ¡casi nada! Yo podía haberme enamorado doscientas veces de D. Luis, si viviera, antes que de Mourinho (de quien, por cierto, no entiendo que pueda enamorarse nadie) o de Ronaldo (aquí ya sin comentarios, que hacer sangre está feo). Si viviera D. Luis…

 

 

El Cholo empezó a serlo muy pronto, a los catorce o quince años, así que ni siquiera en su casa creo que le llamen Diego, y menos Diego Pablo. Todavía jovencito empezó a cosechar fama (mala) decholo y torres intenso, que es como los periodistas afines llaman a sus protegidos. Los otros no se cortan y tiran de diccionario: duro, macarra, marrullero, provocador, sucio, violento, tramposo… (algunos blogueros del Madrid van más allá e ilustran el rapapolvo con la famosa patada-pisotón a Beckham, en el mundial del 98. Después de esto y de lo otro con el árbitro, Beckham se llevó una roja y el Cholo siguió en el campo tan a gustito. Eso no es ser sucio ni provocador, eso es ser un hijoputa muy listo).

 

Así pues, intenso, listo, levemente hijoputa y magnético como un ídolo del rock encima del escenario. Eso es lo que hubiera seguido siendo el resto de su vida deportiva, tanto de futbolista como de entrenador, de haber seguido trotando por clubes millonarios sin alma o por equipos de fantasía, con más alma que dinero. Pero le esperaba su destino, su antiguo equipo de Madrid, ¡ay!, el segundo equipo de siempre. El que había probado y saboreado sus esencias -y qué esencias, cuando ese gol al Albacete nos volvió literalmente locos- y ahora no quería ser el primero ni el ultimo, sino el único. Un equipo diferente. El Cholo dijo sí.

 

Y el Atleti fue suyo, y sobre todo nuestro, cuando por fin los años le sacaron del campo  -¡Chulooo, fantasmaaa, argentinoooo!- y le limaron esas zurraspas de peleón callejero.

 

 

Ser el líder del cole, del barrio, del equipo, eso vale a medias. Eres un verdadero líder cuando te pagan por eso, sólo por eso. La tensión de querer, inevitablemente, ser un líder, cuando aún es demasiado pronto, se acabó. “Vos sos ahora el líder absoluto, Diego. Hasé lo que haga falta”, le dijo alguien de entre los suyos. Más acá, y sin acento, le dijeron lo mismo los Cerezo, Gil y Cía. “Ahí la tienes, báilala”.

 

 

Bailó con tal entrega, que sólo el innombrable de Camas ha manchado, cosas del fútbol, su apabullante historial (innombrable y jugador cojonudo, dicho sea de paso).  Da igual. Simeone es el mismo jefe, noble, entregado, apasionado, frontal, decidido, responsable, carismático, apetente, jugoso, firme, lumínico, deseable, querible y solvente que el destino andaba buscando para el Atlético de Madrid, nuestro Atleti. Porque en nuestro Atleti hay mucha gente que no cabe, a pesar de la perfección, de la ambición o del pedigrí… Sólo caben los seres humanos exactos, héroes del liderazgo generoso y de la autocrítica justa, sin una gota de maquillaje que derrita a los aficionados y a la prensa. Sin más dolor ni más gloria que la que se necesita. Sin artilugios de venta. Sin censura. A veces sin perdón, pero muy pocas.

 

 

Las vueltas que has tenido que dar, Cholo querido, lo alto que has tenido que llegar, para ser lo más grande que le ha pasado al Atleti, ¿a que sí, Luis?

 

 

18 Responses to “CHOLO MÍO. COLABORACIÓN ESPECIAL DE PILAR PINEDA”

  1. Bueno, bueno, vaya colaboración ¡Que frescura! de estilo me refiero. Me ha encantado. Ya me contarás el fichaje.

  2. Precioso. Y estoy de acuerdo en todo. Hasta en lo del innombrable de Camas.

  3. ¡Ay, ésta es mi Pilar, mi Pineda de todos los demonios! Escribe usted que es una pasada, e incluso un madridista y anticholista (¡qué tío tan sobreactuado el Simeone) como yo se quita la gorra ante su prosa febril, caliente y neumática. (Quizá neumática no pegue en esta historia, de manera que cambiemos neumática por eléctrica). Me quito la gorra y si usted amenaza con que se quita eso en lo que yo estoy pensando, entonces yo me quito lo que usted piensa ahora mismo y para doble pivote el nuestro. Viva la sintaxis y la profilaxis, madre, qué ritmo cardiaco y qué gozada leerla. Ah, mi hermano Gerundio, don Gerundio, que es del Betis me manda recuerdos para usted y me dice que eso en lo que usted, él y yo pensamos le gustan negras. Así que ya sabe, para lo que quiera. Aquí un admirador, un esclavo, un siervo, un amigo.

  4. No deja de sorprenderme señorita Pilar. Su cultura futbolera me asombra. Y su nivel es de una altura que pocos profesionales del género logran alcanzar. Espero que no se prodigue también en asuntos tauromáquicos. No me agrada la llamada Fiesta Nacional. El fútbol me entretiene, pero sin muchas enjundias. Simpatizo con el Madrid, pero no soy anti atlético (creo que son muchos los atléticos que les da igual lo que haga su equipo con tal de que el Madrid pierda. Recuerdo que jugando en su campo se dejó meter 4 o 5 goles por el Barcelona para que el Madrid no ganase la Liga). Yo quiero que gane el Atlético, siempre y cuando esté por debajo del Madrid. Todo sea por dejar alto a nuestra acogedora ciudad. No conocía la trayectoria del Cholo. Supongo que parecida a la cualquier deportista que se hace rico y famoso por sus triunfos y demás cualidades (dicen que es el entrenador mejor pagado de Europa). Me cae bien porque no es vanidoso ni posee una plática enrevesada, y me parece una persona cercana con el que sería agradable tomarse una cerveza. Pero en el campo, durante un partido, se transforma: se vuelve un personajillo de guiñol. Esos aspavientos, esos gestos simiescos, agitando los brazos como los buitres mueven las alas para alejar a sus competidores de la carroña. Le encantaría poder volar hasta las gradas. La verdad que todo de negro parece un pajarraco de mal agüero. ¿A cuento de qué viene tal escenificación? Los jugadores van a su bola (nunca mejor dicho) ignorando las mímicas del entrenador. ¿Lo hace para calentar al público? Supongo que sí. Pero las grandes aficiones no necesitan ningún comparsa que los caliente, no necesitan claque para aplaudir. ¿Acaso las aficiones del Bilbao, del Sevilla, del Betis y de tantísimos equipos son menos animosas que las del Atlético? Y por supuesto que hay entrenadores que han ganado todos los títulos sin necesidad de indicar al público lo que deben hacer. Al personal hay que respetarlo. Y todas las aficiones, hasta las más humildes se sienten diferentes, únicas, verdaderas, y molesta esa falacia de unicidad que se inventa el Atlético de ser ellos los auténticamente diferentes, asunto que Simeone manipula para su provecho. Lo que busca el entrenador con sus payasadas es la peseta (y hace bien). Donde mira el Cholo no es a los asistentes, es a la directiva, a los que pagan. ¡Que se enteren lo que vale un peine! creo que piensa mientras gesticula. Intenta, y lo consigue, que los socios y los mandamases y el club en general, se sientan huérfanos si él falta. Ha conseguido que los destinos del club y su entrenador caminen juntos, tengan el mismo destino, al margen de resultados o rendimiento, por lo menos hasta que le llegue alguna provechosa oferta y se largue. En fin, considero al fútbol puro negocio, y a veces sucio, un puro entretenimiento, un juego, una diversión. No le adjudico en absoluto, como hace la señorita Pilar, F mayúscula. Un buen amigo periodista me contó que le había hecho una entrevista al entrañable Francisco Ayala y habían terminado discutiendo de fútbol. Mi amigo le dijo que algo debe tener el fútbol que atrae tanta gente. La respuesta fue que algo debe tener la gente que tanto gusta del fútbol.

  5. Yo soy cholista, cholista hasta la médula. Y si hubiera algún órgano o viscera más adentro aún, pues hasta ese órgano o víscera.
    El Cholo Simeone me ha devuelto la ilusión de ser del Atleti, la que casi perdí durante la infausta época de Jesís Gil (viví el doblete de 1996 con esquizofrenia, feliz porque mi equipo del alma volviese a ganar después de tanto tiempo la Liga, y asqueado por ver a la hinchada atlética identificada con el nefasto Gil y Gil de las narices) y que recuperé en parte, pero solo en parte, cuando el interfecto se fue para el otro mundo.
    Disfrutar, lo que se dice volvcer a disfritar como cuando era un niño (o casi), se lo debó a Simeone, hasta el punto de que organizo mis fines de semana en función de qué día y a qué hora juega el Atleti, Ttiene que haber una causa muy poderosa, de fuerza mayor y no programable, para que me pierda un partido.
    Sí al cine, sí al teatro, sí a un concierto, una exposición o una cena con amigos…. pero siempre que no coincida con el partido del Atleti. Lo primero es lo primero.
    Sé que este renacer de mi pasión atlética terminará por conducirme, ya lo está haciendo, por derroteros nada halagüeños, empezando porque mi mujer me tome por un forofo futbolereo (creo que no lo soy, pero cómo explicar que una cosa es el fúrbol, que me gusta pero no me enajena, y otra el Atleti, que me genera entusiasmo, felicidad, arrebato, tristeza, rabia y muchas cosas más) y pase de mí.
    ¿El divorcio? ¡Bienvenido sea si es por una buena causa!
    Y termino haciéndole 2 comentarios al Sr Macaón:
    1.- Simeone es el entrenador de fútbol mejopr pagado del mundo, es cierto. Pero se lo ha ganado a pulso.
    Hay un antes y un después desde la llegada de Simeone al Atlético. Gracias al Cholo, el club ha crecido en el terreno deportivo lo que nadie podía ni soñar (hasta el punto de codearse con todos los grandes de Europa) y, de rebote, en el económico, social e institucional.
    La paz que se vive hoy era inimaginable en un club que históricamente se había caracterizado por el desgarro y la división.
    2.- El rival del Atlético, por antonomasia, es y será siempre el R. Madrid. Es nuestro ADN.
    Pero hay una rivalidad sana, divertida y estimulante, y hay también otra rivalidad, amragada y obsesiva. Yo me apunto a la primera.
    Lo que nunca diré es eso de que “si no gana el Atleti, que gane el Madrid, que al fin y al cabo es también dew esta ciudad”
    ¡Y una leche!: si no gana el Atleti, que gane cualquier equipo excepto el Madrid o el Barça (este por culpa del independentismo).

  6. Mi vieja amiga Pineda se está quedando sin ideas, o tal parece cuando habla de quitarse lo que tantas veces me he quitado yo desde hace muchos años. Pilar Pineda estrena lengua larga y procacidad, ¡qué buena noticia!, pero no es procaz la que quiere sino la que puede. En relación con el objeto, quiero decir, sujeto, de este post (entrada, o como se llame) yo creo que la prioridad es decir que tiene un grandísimo revolcón, pero grandísimo, y luego ya hablamos de fútbol, de la vida o de la suerte que ha tenido el Atleti, con ese figurón, que no figurín, que levante pasiones. “Aspavientos, gestos simiescos, movimiento de brazos y manos que recuerdan a los buitres alejando a la competencia de la carroña…” Menos mal que le cae bien El Cholo a Macaón, mi muy estimado. Sabe Dios lo que diría si le cayera mal.

    A mi me cae de pecado mortal, entre otras cosas porque en el campo hace, precisamente, todo lo que Macaón dice que hace, o sea, lo que tiene que hacer: calentar, abrasar, si es necesario; abrir la espita, pisar el acelerador, subir el volúmen… Echarle pasión. Si no puedes hablar con tus jugadores durante noventa minutos, salvo a los que se te ponen cerca, y a gritos, tienes que llevar la pasión hasta los que no te oyen, y eso incluye también al público que se sienta en la grada. Al espectador hay que agitarlo, despertarlo, recordarle que cada minuto de resignación o de aburrimiento es una pedrada en el corazón del equipo, que cualquier resultado puede cambiar en pocos segundos, para bien o para mal. Hay que tener los ojos bien abiertos, la cabeza a mil y el corazón incandescente. El Cholo y el Atleti se merecen mutuamente, y yo espero disfrutar de ambos mucho tiempo, especialmente a él: de negro, con su ballet dislocado y frenético, con esa sonrisa instantánea (en el mundo del fútbol hay muchos hombres atractivos, pero pocos con una sonrisa tan poderosa), con esa voz que sube y baja con la modulación justa, que acaricia, que a veces mata cuando las cosas han ido mal. Si al menos supiera mentir ante un micrófono no sufriríamos, no sangraríamos con él. Yo me lo imagino en modo reposo, volviendo del triunfo, sacándose el jersey negro por la cabeza y tarareándome una milonga al oído poco después.

  7. Vivan los cuernos y sus utilidades. Viva el ganado argentino y el Cholo entre ellos. Las vacas locas nos acechan y el Cholo entre ellas.

  8. Escriben ustedes muy largo, señores comentaristas. Es una falta de respeto hacia la autora del post. Un comentario no debe ser jamás más largo que la obra comentada. De manera que en eso tengo que aplaudir en exclusiva a mi hermano Perfecto. Y también a Pepe, pero creo que este último peca de corto. No porque haya escrito un texto breve, sino porque da la impresión de no decir o tener que decir nada. Yo, como dice Perfecto, soy del Betis, pero mi segundo equipo es el Atlético, de manera que gocé anoche como un gorrino cuando el Madrid mordió el polvo con el City. Y Simeone, el mejor pagado del mundo y el más grande. A su lado Zidane un pipiolo, lo que pasa es que entrenar al Madrid no tiene mérito. Como dicen en mi pueblo: con buena p bien se jode.

  9. Sr. Gerundio, ¿vivimos en la nada o es la nada la que vive en nosotros? El Cholo es la nada en sí.

  10. ¡Larga vida al cholo en el Atleti! ¡Que no decaiga lo macarra!

    Y por favor, conteneos (dimensionalmente) al escribir. ¡Vaya ladrillazos que nos metéis! (Macarrón queda exculpado)

  11. Hombre, el amigo Seitaridis, atlético en un tiempo, se ve que deplora al Atlético de esta hora. Aquella alineación que yo declamaba con afectación: Leo Franco, SEITARIDIS, etc…En fin, puede que añore a Manzano y compañía y puede que sea un atlético infiltrado, un tremendo madridista. Sea lo que fuere, amigo Seitaridis, no desprecies al mejor entrenador del mundo, el simpar Diego Pablo Cholo Simeone. ¡Qué más hubieras querido tú que te entrenase!

  12. Cholo mío

  13. A mí no me gusta el fútbol, ni la pelota, pero daría cualquier cosa por encontrarme cualquier tarde en la esquina dorada de una calle con el Cholo. Adoro al Cholo, talismán de mis sueños húmedos, verde sobre el tapete verde del estadio, verderona que me vuelvo yo. No me gusta el fútbol, no, pero cuánto me gusta el Cholo.

  14. Ana R., un tópico verdadero: sobre gustos no hay nada prescrito.

  15. O sea, Seitaridis, que Macaón queda exculpado pero yo no… Muy bonito. Pues sepa Vd. que el único error que he cometido en ese “ladrillazo”, es no poner puntos y apartes, y sí, así del tirón un texto tan largo, se enladrilla

    Pero vea como, si lo desenladrillamos y puntoaparteamos, queda una prosa aromática y bien guisada, humeante, apetitosa… Y hablando de guisos, como me vuelva Vd. a llamar ladrilla le echaré disimuladamente ricino en la cerveza (o lo que Vd. beba, que ahora no lo recuerdo.

    LEA Y DISFRUTE

    “Mi vieja amiga Pineda se está quedando sin ideas, o tal parece cuando habla de quitarse lo que tantas veces me he quitado yo desde hace muchos años. Pilar Pineda estrena lengua larga y procacidad, ¡qué buena noticia!, pero no es procaz la que quiere sino la que puede.

    En relación con el objeto, quiero decir, sujeto, de este post (entrada, o como se llame) yo creo que la prioridad es decir que tiene un grandísimo revolcón, pero grandísimo, y luego ya hablamos de fútbol, de la vida o de la suerte que ha tenido el Atleti, con ese figurón, que no figurín, que levante pasiones.

    “Aspavientos, gestos simiescos, movimiento de brazos y manos que recuerdan a los buitres alejando a la competencia de la carroña…” Menos mal que le cae bien El Cholo a Macaón, mi muy estimado. Sabe Dios lo que diría si le cayera mal.

    A mi me cae de pecado mortal, entre otras cosas porque en el campo hace, precisamente, todo lo que Macaón dice que hace, o sea, lo que tiene que hacer: calentar, abrasar, si es necesario; abrir la espita, pisar el acelerador, subir el volúmen… Echarle pasión. Si no puedes hablar con tus jugadores durante noventa minutos, salvo a los que se te ponen cerca, y a gritos, tienes que llevar la pasión hasta los que no te oyen, y eso incluye también al público que se sienta en la grada. Al espectador hay que agitarlo, despertarlo, recordarle que cada minuto de resignación o de aburrimiento es una pedrada en el corazón del equipo, que cualquier resultado puede cambiar en pocos segundos, para bien o para mal. Hay que tener los ojos bien abiertos, la cabeza a mil y el corazón incandescente.

    El Cholo y el Atleti se merecen mutuamente, y yo espero disfrutar de ambos mucho tiempo, especialmente a él: de negro, con su ballet dislocado y frenético, con esa sonrisa instantánea (en el mundo del fútbol hay muchos hombres atractivos, pero pocos con una sonrisa tan poderosa), con esa voz que sube y baja con la modulación justa, que acaricia, que a veces mata cuando las cosas han ido mal.

    Si al menos supiera mentir ante un micrófono no sufriríamos, no sangraríamos con él. Yo me lo imagino en modo reposo, volviendo del triunfo, sacándose el jersey negro por la cabeza y tarareándome una milonga al oído poco después”.

  16. Seitaridis, por Dios, gusta de tocar las pelotas. Pero tocar las pelotas no es cosa de afear en futbolería. Seitaridis, ay, pues, toca la pelota, y a veces no sabe ni lo que toca. Que le den (la pelota, a ser posible).

  17. ¡Cholo mío!

  18. los (o las) macarras nunca se jubilan

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