La Cruz del Papa
Vivimos, con frecuencia, de emociones. Necesitamos novedades para interesarnos, de alguna manera, por ciertas cosas. Lo normal y cotidiano, acaba por no llamarnos la atención, e, incluso, por olvidarlo. Ha llegado “la Cruz del Papa” a nuestra ciudad, y ha despertado la natural curiosidad para muchos, y despertado la devoción para algunos. La cruz del Papa no tiene Cristo; sólo el palo horizontal y el trasversal. Puede representar la cruz de Cristo, y también la cruz de la humanidad. La cruz del hambre, de la marginación, de la pobreza, de los hospitales, de los niños no queridos, de los ancianos medio abandonados, de los que no cuentan porque no producen o producen a base de explotación laboral.
La cruz del Papa es bonita, bien barnizada, bien cuidada, hecha con mimo. La de Cristo, fueron simplemente dos tablones toscos, o dos maderos nudosos y sin pulir. Una cruz fea. La cruz de la humanidad sufriente, también es fea, muy fea.
Un grupo relativamente grande de personas, la han acompañado en su traslado de unos templos a otros, en el Via-Crucis, en la procesión. Y otros la han velado durante toda la noche, acompañándola con oraciones. No ha faltado la celebración penitencial y la reconciliación. Detrás iba el icono de la Virgen que Juan Pablo II regaló a los jóvenes, juntamente con la cruz. Era normal que así fuera… porque como dice el conocido himno:”Estaba la Madre dolorosa, junto a la cruz, llorando” (Stabat Mater dolorosa, juxta crucem lacrimosa). La permanencia de la Cruz en esta ciudad de San Fernando, ha sido, según el comentario de algunos:”todo un éxito de público. La gente ha respondido”. No me gusta la expresión de “éxito”, Aplicada a esta efeméride. La verdad es que la Cruz de Jesús, o mejor el Jesús de la Cruz, fue un éxito total y absoluto, a pesar de su aparente fracaso. “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1 Cor.15, 55). Ese es el verdadero “éxito”.
El Papa Juan Pablo II, tan dado a signos espectaculares, hasta convertirse en un gran ídolo (acaso mejor: líder) de miles de jóvenes de todo el mundo, les hizo este regalo, que ahora va recorriendo el mundo: la Cruz y un icono de la Virgen.
He visto llenarse la iglesia donde estuvo instalada la cruz, rebosando de niños y jóvenes de los colegios, tanto religiosos como públicos. ¡Bello espectáculo! Todos esos personajes y personajillos (los había de todas las edades) estaban felices; al fin y al cabo se zafaban de unas cuantas clases. Pero espero que hayan ido por otro tipo de razones más altruistas. Tal vez los profesores y responsables sí lo tendrían más claro y lo daban su verdadero sentido. Mi preocupación, después de este tipo de manifestaciones está en la pregunta que me hago: Y después ¿qué? Mi otra pregunta es esta: ¿Hubieran ido voluntariamente tantos jóvenes a venerar la Cruz, si hubiera sido fuera del horario escolar? ¿Qué les queda de valioso en su vida de fe, después? No quisiera ser pesimista ni “aguafiestas”, pero estas concentraciones, como la que se espera para el verano, ¿dejan poso cristiano en tantos jóvenes, o es “flor de un día, que se marchita con el final del acto multitudinario?”.
Félix González
Felix, a esa pregunta que dejas en el aire, te diría que tengamos esperanza y , unámonos fuertemente en la oración para que así sea…., que les deje poso en su corazón y les ayudemos todos con nuestra oración para que Ntro.Señor les llene con su gracia!!!!
Un abrazo/Pilar
Por cierto yo, he tenido el honor de llevar esa Cruz sobre mis hombros!!!!
Pilar!!!
Aquí la cruz llegó una tarde. No había clase, y acudieron muchos adolescentes y unos pocos jóvenes a recibirla en la calle y a acompañarla en procesión. Fueron muchos menos los que participaron en los actos litúrgicos en torno a la cruz que se celebraron en varios templos. Han pasado varios meses desde entonces, y me atrevería a decir (teniendo en cuenta lo que veo y lo que hablo con unos y otros) que de aquella visita de la cruz -salvo contadas excepciones de personas entusiasmadas por todo lo que tenga que ver con el Papa- no queda nada.
No hay otra Cruz que el repliegue silencioso y doloroso de nuestro ‘yo’, en aras del despliegue de la voluntad de Dios.
Todo lo que excita, entusiasma, coloca, produce euforia…será la estela que nos siga, después de que nosotros sigamos a tientas, dudando o disimulando, lo que vino Jesús a proponernos.
La estela no va por delante.
que bonito y lucido quedo la llegada de la Cruz . Pero y despues cuantos cristianos hacemos de cirineo , el dia a dia cada Cruz pesa y hay pocos que queremos cogerla y cargarla , mas si todo esto lo convertimos en fiesta y pasamos del dolor que Cristo siente hoy por el mundo que vive a espalda suya . No crees que hay de maciados Cristiamos de calle .