Lo nuclear del “Padrenuestro”
Toda la oración del “Padrenuestro” tiene como autor al mismo Jesús; por lo tanto todo él es muy importante. Está compuesto de siete peticiones, después de comenzar llamando a Dios, “Padre nuestro”. Pero hay algo que quisiera resaltar, y es lo que yo llamo: lo nuclear, lo más importante. Y se concretaría en la palabra “Padre” y en la petición: “Venga a nosotros tu Reino”.
Que podamos llamar a Dios, “Padre nuestro”, es algo que no seriamos capaces de imaginar si no nos lo hubiera dicho el mismo Jesús con tanta claridad y autoridad. Es una de las enseñanzas más importantes y más gratificantes de Jesús. Padre, significa: amor, perdón generoso, confianza ilimitada, seguridad plena, filiación sin precedentes, misericordia infinita, y alegría desbordante.
“Venga a nosotros tu Reino”. Esto fue el gran deseo y el principal mensaje de la predicación de Jesús. Para eso, fundamentalmente, es para lo que el Padre envió a su Hijo al mundo. Esto es lo que predicó, sin tapujos ni equívocos. El “Reino” es lo que nos encomendó como tarea, a todos sus seguidores. Un Reino en el que la voluntad de Dios fuese la única ley a cumplir: reino de justicia, de amor y de paz.
Pero no se trata de la justicia humana (aunque está incluida); se refiere a la justicia de Dios; reconocer que Dios es justo y que nos justifica. En cuanto al amor, también hace referencia a ese amor de Dios que se derrama en nuestro corazones, para que amemos a los demás como él nos ama (“os doy un mandato nuevo). Hoy día se habla mucho del amor, sobre todo en las canciones modernas, pero muchas veces se confunde con el deseo de poseer, o de simples atractivos. El amor, como dice Pablo en la carta a los Corintios, es servicial, no tiene envidia, es paciente, es amable, no busca su propio interés, se alegra de la verdad, todo lo soporta….
Un Reino de Paz. Tampoco se trata de lo que en alguna época se ha llamado “coexistencia pacífica”, que nace del miedo a perder en el enfrentamiento. La paz verdadera, como la define Santo Tomás de Aquino, es “la tranquilidad producida por el orden” (el orden establecido por Dios). También se la define como “fruto de la justicia”. La Paz es ausencia de violencia, y es uno de los frutos del Espíritu santo. Podemos decir, no obstante, que, hoy día, la paz es “un fruto escaso”, como se dice del agua en épocas de sequía.
Pedir al Padre que venga su Reino, es ponerse en sintonía con su voluntad; es adherirse al “leimotiv” de la predicación evangélica; es fijarse en lo nuclear del Padrenuestro, sin que por eso se deje de dar importancia al resto de peticiones.
Félix González
“Venga a nosotros tu Reino”.
Nunca habríamos sido capaces de formularlo como algo fundante.
El Reino del anti-rey, del no poder, sin privilegios, con los pobres predilectos, precedidos por los marginales. El Reino, oculto en la sima del corazón y despertado constantemente por el Espíritu.
“Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño.” (Mt 26, 43)
Ojalá que nunca nos encuentre dormidos. Las palabras de Jesús:”Vigilad y orad para no caer en tentación” son una buena advertencia. La mayor tentación es la de dormirnos, cuando “el Reino de Dios espera nuestra colaboración”. ¡Venga a nosotros tu Reino!
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