Domingo XXV del Tiempo Ordinario
(¿Qué discutíais por el camino?)
Cualquiera que reuna un grupo de personas para llevar adelante un negocio, una empresa, o cualquier cosa que quiera conseguir, lo primero que hace es preparar bien a las personas que le van a ayudar a llevar adelante su programa. Y si las personas son gente poco preparada, aunque tengan muy buena voluntad, necesitan más formación.
Jesús había escogido a sus discípulos. No eran ni los más preparados, ni los más inteligentes. Solamente los más dispuestos a seguirle en su misión. Por tanto, necesitaban ponerse al día, necesitaban formación. Y Jesús dedicaba mucho tiempo a ello. No olvidemos que tenían que continuar la obra de Jesús, cuando éste ya no estuviese.
Pues bien, el evangelio de hoy nos habla de eso; de cómo Jesús empleaba tiempo,(y no era tiempo perdido) en preparar e instruir a sus discípulos.
Les costaba asimilar las enseñanzas de Jesús. Nos dice el evangelio de hoy, que cuando ya llegaron a casa, en Cafarnaún (la casa de Pedro), Jesús les pregunta qué discutían tan acaloradamente, por el camino. Y vemos que lo que les preocupaba era quién iba a ser el más importante en ese Reino del que Jesús hablaba, y del que no acababan de comprender en que consistía. Y la enseñanza de Jesús es esta: “El que quiera ser el primero, que sea el ultimo y el servidor de todos”. ¡Difícil lección, que ellos todavía no habían compendido!
Nosotros somos discípulos de Jesús, sus seguidores. Necesitamos una buena formación. Y yo me pregunto: ¿Cuántos cristianos tienen verdadero interés en formarse mejor? Más bien pocos. Concretamente, la parroquia, ofrece grupos de formación a todos aquellos que tengan interés, en distintos días y a distintas horas, para mayor facilidad. Y, aunque son bastantes los que forman estos grupos, son una minoria pensando en tantos cristianos, con tan poca formación cristiana y religiosa.
Cualquier professional, trata de estar bien fomado y al día, para ejercer su profesión con garantía. Sin embargo, los cristianos, una gran parte, no se preocupan de su formación. Se quedan con lo que aprendieron de niños o de jóvenes en las catequesis. No es mucho. Y posiblemente desfasado, ya.
¿Cuántos conocen, a fondo, el Evangelio? ¿Qué saben de la Biblia, la Palabra de Dios? ¿Qué conocimiento tienen de la Iglesia y del Reino de Dios?
Félix González
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