Corazones en red

(Importancia de la oración)

Es importante que tengamos en cuenta cuál es el motivo por el que Jesús habla en esta parte del Evangelio, ¿por qué cuenta esa parábola?. Y nos decía el evangelio: “para explicar a los discípulos cómo tenían que orar siempre, sin desanimarse”. Ese es el motivo de la parábola de Jesús.

Este tema de la oración es muy importante. Sin oración, no hay vida cristiana. Y sin oración frecuente, nuestra vida cristiana será débil y poco convincente. Un cuerpo que no coma, o no coma lo suficiente, estará débil y sin fuerzas. La oración es el alimento del cristiano.

Tal vez, algunos piensen: ¿Para qué rezar si Dios no escucha? Mirad lo que dice Jesús: “Dios ¿no hará justicia (es decir, no escuchará) a sus elegidos que le gritan noche y día?¿O les dará largas?

Las palabras de Jesús no fallan, no nos engañan; él es la verdad. Pero en la parábola nos dice que aquel juez, al fin, atiende a la mujer, porque esta no cesa de importunarle y de pedírselo. Y la atiende para que no le moleste más. Este no es el caso de la oración a Dios. Jesús no nos atiende para que le dejemos en paz, para que no le molestemos constantemente. NO. Lo hace porque es nuestro Padre y nos quiere.

La oración es necesaria, porque necesitamos comunicarnos con Dios. ¿Qué pensaríamos de un hijo, que vive en la casa de su padre, y nunca o casi nunca se dirigiese a él; que nunca le hablase, que nunca le diese, ni siquiera los buenos días? O el hijo es un descastado, o algo ocurre en esa familia. Pues así nosotros con Dios. Necesitamos hablar con él. Unas veces para darle gracias por muchas cosas, otras veces para alabarle, para adorarle; y otras veces para pedirle. La oración de petición también es buena, cuando se hace con humildad y confianza; aunque sabiendo que no todo lo que pedimos entra dentro de lo que Dios quiere para nosotros, que siempre quiere lo mejor, aunque no lo entendamos.

El que es rico no necesita mendigar, el que está sano no necesita ir al médico, el que ya sabe lo necesario y más, no necesita acudir a un maestro, etc. Pero el pobre, el necesitado, en ignorante, el enfermo, esos sí que necesitan ayuda. Y nosotros somos todo eso.

Alguien definió la oración como la respiración del alma. Si no respiramos, acabamos muriendo por asfixia; si no oramos, nuestra vida de cristianos, al menos se debilitará, si es que no muere. A pesar de ello, creo que el mundo necesita más oración, más trato con Dios.

Félix González

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